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Reencuentro

Carolina Castellanos
07 de agosto, 2020

La Real Academia Española define Reencuentro como: “dicho de una persona, recobrar cualidades, facultades, hábitos, etc., que había perdido”. Como un gran atrevimiento a esta definición, lo aplicaré al país, aunque éste no es más que la suma de toda la población y las acciones que toman gobernantes y gobernados en un límite territorial establecido en su Constitución.

Esta pandemia nos ha hecho perder el rumbo de muchas cosas.  La primera y más  obvia es la planificación formal e informal que todos hicimos personal y profesionalmente, así como también el gobierno. El Presidente dijo ayer que en cuanto a la pandemia, que es responsabilidad individual cuidarse y prevenir el contagio y que ahora podría empezar a gobernar. Hubo críticas, como siempre, pero analizando con más detenimiento el mensaje, me parece que su intención es retomar los planes que tenía cuando asumió la Presidencia en enero de este año.

Estoy segura que a todos nos está pasando lo mismo.  De una forma u otra, hemos estado retomando los planes que habíamos hecho a principios de año. Es difícil pues el mundo cambió radicalmente y esto conlleva la necesidad de hacer ajustes.

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Como ciudadanos, debemos reencontrar la esencia de lo que eso significa.  Define la RAE: “ciudadano es toda persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes”. Estos cinco meses de crisis se han resaltado los “derechos” pero se ha olvidado que la libertad implica responsabilidades, como es evitar contagiar a otros. Los reclamos han sido abundantes en cuanto a las limitaciones, pero la irresponsabilidad de muchos (demasiados) nos mantiene en riesgo constante del contagio. Mi libertad de usar o no mascarilla termina donde empieza la libertad del otro a estar saludable.  

Ahora que ya hay restaurantes abiertos, nos toca reencontrarnos con amigos y tomar el añorado cafecito, aunque sin abrazo.  La socialización ha estado limitada al contacto electrónico. Si bien ha sido algo excelente pues las opciones abundan y hemos podido vernos las caras a través de una pantalla, hace falta lo otro. Los chapines padecemos de “reunionitis”. Creo que esto ayudará al reencuentro con amistades, familiares, socios de negocios, a la vez que ayudará a reactivar un poco nuestra apachurrada economía.

A los políticos también les toca reencontrarse con sus responsabilidades, estén o no en el gobierno. Como suele suceder, quienes están fuera critican y atacan todo. Si fueran positivos y se olvidaran de sus rivalidades, en vez de criticar podrían contribuir significativamente a mejorar todo aquello que critican. Pero, me temo que esto no lo veremos nunca, lamentablemente.

El reencuentro más importante debe ser con los principios y valores que pareciera quedaron contagiados por el coronavirus. El respeto a las opiniones de otros es uno de ellos. Siguen habiendo ataques a quienes opinan diferente. El respeto hacia las autoridades se perdió hace muchos años, al ver fracaso tras robo tras irresponsabilidad. Pero tal parece que el aire de superioridad de muchos al creerse expertos en el manejo de pandemias, ha ocasionado que abunden  las condenas públicas y haya una total ausencia de propuestas viables. Salvo algunas excepciones de sugerencias hechas por académicos y algunos empresarios, todo lo demás han sido ataques e insultos.

Esto conduce a la necesidad imperante de reencontrarse con nuestros valores y obligaciones cívicas, que van más allá de pagar impuestos y de exigir el cumplimiento de las funciones para las que fueron electos los gobernantes.  Guatemala nos necesita dando lo mejor que tenemos.  Si nos ocupamos en mejorar nuestro metro cuadrado, estoy más que segura que la recuperación post pandemia será rápida, eficiente y positiva.

Reencuentro

Carolina Castellanos
07 de agosto, 2020

La Real Academia Española define Reencuentro como: “dicho de una persona, recobrar cualidades, facultades, hábitos, etc., que había perdido”. Como un gran atrevimiento a esta definición, lo aplicaré al país, aunque éste no es más que la suma de toda la población y las acciones que toman gobernantes y gobernados en un límite territorial establecido en su Constitución.

Esta pandemia nos ha hecho perder el rumbo de muchas cosas.  La primera y más  obvia es la planificación formal e informal que todos hicimos personal y profesionalmente, así como también el gobierno. El Presidente dijo ayer que en cuanto a la pandemia, que es responsabilidad individual cuidarse y prevenir el contagio y que ahora podría empezar a gobernar. Hubo críticas, como siempre, pero analizando con más detenimiento el mensaje, me parece que su intención es retomar los planes que tenía cuando asumió la Presidencia en enero de este año.

Estoy segura que a todos nos está pasando lo mismo.  De una forma u otra, hemos estado retomando los planes que habíamos hecho a principios de año. Es difícil pues el mundo cambió radicalmente y esto conlleva la necesidad de hacer ajustes.

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Ahora que ya hay restaurantes abiertos, nos toca reencontrarnos con amigos y tomar el añorado cafecito, aunque sin abrazo.  La socialización ha estado limitada al contacto electrónico. Si bien ha sido algo excelente pues las opciones abundan y hemos podido vernos las caras a través de una pantalla, hace falta lo otro. Los chapines padecemos de “reunionitis”. Creo que esto ayudará al reencuentro con amistades, familiares, socios de negocios, a la vez que ayudará a reactivar un poco nuestra apachurrada economía.

A los políticos también les toca reencontrarse con sus responsabilidades, estén o no en el gobierno. Como suele suceder, quienes están fuera critican y atacan todo. Si fueran positivos y se olvidaran de sus rivalidades, en vez de criticar podrían contribuir significativamente a mejorar todo aquello que critican. Pero, me temo que esto no lo veremos nunca, lamentablemente.

El reencuentro más importante debe ser con los principios y valores que pareciera quedaron contagiados por el coronavirus. El respeto a las opiniones de otros es uno de ellos. Siguen habiendo ataques a quienes opinan diferente. El respeto hacia las autoridades se perdió hace muchos años, al ver fracaso tras robo tras irresponsabilidad. Pero tal parece que el aire de superioridad de muchos al creerse expertos en el manejo de pandemias, ha ocasionado que abunden  las condenas públicas y haya una total ausencia de propuestas viables. Salvo algunas excepciones de sugerencias hechas por académicos y algunos empresarios, todo lo demás han sido ataques e insultos.

Esto conduce a la necesidad imperante de reencontrarse con nuestros valores y obligaciones cívicas, que van más allá de pagar impuestos y de exigir el cumplimiento de las funciones para las que fueron electos los gobernantes.  Guatemala nos necesita dando lo mejor que tenemos.  Si nos ocupamos en mejorar nuestro metro cuadrado, estoy más que segura que la recuperación post pandemia será rápida, eficiente y positiva.

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