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¿Quién inventó todo?

Carolina Castellanos
08 de mayo, 2020


Desde el agua azucarada hasta los cohetes espaciales, hay alguien que tuvo la idea inicial, se le ocurrió cómo hacerlo o buscó a una o más personas con conocimientos necesarios para contribuir con el objetivo y juntos crearon algo nuevo. Naturalmente, esta es una visión muy simplista de los procesos que conducen a inventar algo innovador, revolucionario o simplemente un instrumento o herramienta que facilite una tarea, como lo puede ser un tenedor o una bolsa plástica.

El que podamos tener acceso a tantos inventos, creaciones artísticas o lo que sea, se deriva del involucramiento de alguien con visión empresarial. Esto significa que buscó la forma de hacer llegar eso nuevo a todas las personas que pudieran quererlo o necesitarlo.  Este empresario pudo ser el mismo inventor, un amigo o un desconocido que tenía la visión y los medios (dinero) para lograr tan ansiada distribución.

Así las cosas, nadie tiene acceso a algo sin que haya habido uno o varios empresarios involucrados. Es gracias a los miles de millones de quienes llamamos emprendedores, que podemos disfrutar de un mejor nivel de vida del que tuvieron, digamos, los cavernícolas o los indígenas hace miles de años. 

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¿A qué viene todo esto? En esta pandemia que nos tiene a todos consternados, preocupados, acongojados, en penas económicas, con temor a contagiarnos o que algún ser querido enferme, los nefastos de siempre, sí, esos, los chairos, no dejan de atacar a los empresarios y a culparlos de todos los males. Es gracias a ellos que hay acceso a insumos médicos, alimentos (los agricultores que llevan sus verduras al mercado para venderlas, también son empresarios), y todo lo que se ha necesitado.

Es gracias a los impuestos que pagamos que ha habido dinero para pagar todo esto.  Sin embargo, los gastos son tan enormes que el gobierno ha tenido que prestar dinero de otro lado. Somos los empresarios, nuevamente, con nuestros impuestos a quienes nos tocará pagar esos miles de millones de quetzales, que incluyen la tradicional y desastrosa “tajada” a los sindicatos de educación y salud.

Nos toca generar empleos pero no podemos pues las empresas, de todos tamaños, no han tenido ventas, o han sido muy bajas, por lo que no hay ingresos. Aún así, el gobierno insiste en que debemos pagar impuestos, sin retraso. A pesar del ofrecimiento inicial de diferir el pago, el 31 de marzo la SAT estaba cobrando, muy puntualmente, lo correspondiente a los resultados del primer trimestre.

Ah, pero somos los empresarios el enemigo a vencer, según los chairos, que se las arreglan para permanecermetidos, gobierno tras gobierno, para seguir destruyendo, odiando, dividiendo.

Como vivimos en una democracia, el Congreso no es la excepción.  Ahora tenemos a los diputados de “semilla” proponiendo que “los ultra ricos” paguen más impuestos.  El odio y el resentimiento salen a relucir y se engalanan porque quieren destruir a su enemigo. Es gracias a los empresarios, grandes y pequeños, que tienen un teléfono celular en sus manos, un carro para trasladarse al Congreso, ropa con qué vestirse y salario en el Congreso, pagado con los impuestos de los empresarios, incluyendo a quienes quieren destruir.

Es momento para que el gobierno ayude también a los empresarios eliminando de tajo el Impuesto de Solidaridad, ISO.  El Congreso debe aprobar la Ley de Empleo a tiempo Parcial y la Ley de Infraestructura vial, por lo menos, para que se genere desarrollo y se fomenten los tan necesarios empleos.

Y de paso, el gobierno central puede liberarse de los chairos vividores que están incrustados a lo largo y ancho de las instituciones del Estado para que los empresarios sepamos que nuestro esfuerzo, que se traducirá en impuestos, será bien utilizado.

¿Quién inventó todo?

Carolina Castellanos
08 de mayo, 2020


Desde el agua azucarada hasta los cohetes espaciales, hay alguien que tuvo la idea inicial, se le ocurrió cómo hacerlo o buscó a una o más personas con conocimientos necesarios para contribuir con el objetivo y juntos crearon algo nuevo. Naturalmente, esta es una visión muy simplista de los procesos que conducen a inventar algo innovador, revolucionario o simplemente un instrumento o herramienta que facilite una tarea, como lo puede ser un tenedor o una bolsa plástica.

El que podamos tener acceso a tantos inventos, creaciones artísticas o lo que sea, se deriva del involucramiento de alguien con visión empresarial. Esto significa que buscó la forma de hacer llegar eso nuevo a todas las personas que pudieran quererlo o necesitarlo.  Este empresario pudo ser el mismo inventor, un amigo o un desconocido que tenía la visión y los medios (dinero) para lograr tan ansiada distribución.

Así las cosas, nadie tiene acceso a algo sin que haya habido uno o varios empresarios involucrados. Es gracias a los miles de millones de quienes llamamos emprendedores, que podemos disfrutar de un mejor nivel de vida del que tuvieron, digamos, los cavernícolas o los indígenas hace miles de años. 

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Es gracias a los impuestos que pagamos que ha habido dinero para pagar todo esto.  Sin embargo, los gastos son tan enormes que el gobierno ha tenido que prestar dinero de otro lado. Somos los empresarios, nuevamente, con nuestros impuestos a quienes nos tocará pagar esos miles de millones de quetzales, que incluyen la tradicional y desastrosa “tajada” a los sindicatos de educación y salud.

Nos toca generar empleos pero no podemos pues las empresas, de todos tamaños, no han tenido ventas, o han sido muy bajas, por lo que no hay ingresos. Aún así, el gobierno insiste en que debemos pagar impuestos, sin retraso. A pesar del ofrecimiento inicial de diferir el pago, el 31 de marzo la SAT estaba cobrando, muy puntualmente, lo correspondiente a los resultados del primer trimestre.

Ah, pero somos los empresarios el enemigo a vencer, según los chairos, que se las arreglan para permanecermetidos, gobierno tras gobierno, para seguir destruyendo, odiando, dividiendo.

Como vivimos en una democracia, el Congreso no es la excepción.  Ahora tenemos a los diputados de “semilla” proponiendo que “los ultra ricos” paguen más impuestos.  El odio y el resentimiento salen a relucir y se engalanan porque quieren destruir a su enemigo. Es gracias a los empresarios, grandes y pequeños, que tienen un teléfono celular en sus manos, un carro para trasladarse al Congreso, ropa con qué vestirse y salario en el Congreso, pagado con los impuestos de los empresarios, incluyendo a quienes quieren destruir.

Es momento para que el gobierno ayude también a los empresarios eliminando de tajo el Impuesto de Solidaridad, ISO.  El Congreso debe aprobar la Ley de Empleo a tiempo Parcial y la Ley de Infraestructura vial, por lo menos, para que se genere desarrollo y se fomenten los tan necesarios empleos.

Y de paso, el gobierno central puede liberarse de los chairos vividores que están incrustados a lo largo y ancho de las instituciones del Estado para que los empresarios sepamos que nuestro esfuerzo, que se traducirá en impuestos, será bien utilizado.

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