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Otro jinete del Apocalipsis

Warren Orbaugh
25 de mayo, 2020

Desde mediados de marzo nos asola el cuarto jinete del apocalipsis, el que monta un caballo gris ceniciento pálido.  Sí, ese, al que llaman «peste».  Hasta hoy según cuenta oficial, ha cobrado 58 muertos y 3424 infectados.  Esto está bastante mal.  No obstante, estamos mejor que muchas otras naciones.  Sin embargo, la cosa se avista peor.  Espera pacientemente su turno el tercer jinete.  

Pero parece que los señores diputados se han impacientado y hacen lo posible para acelerar su venida.  Así que han puesto en vigencia el Decreto 15-2020 para darle entrada inmediata al jinete del caballo negro.  Ese que porta un par de balanzas y dice: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino». Ese jinete que representa la «hambruna».

El susodicho Decreto 15-2020 prohíbe suspender los servicios de agua, luz, telefonía e internet, y prohíbe cobrar a los usuarios la mora, interés o gastos administrativos mientras dure la crisis que ha generado el nuevo coronavirus o sea durante de la vigencia del estado de calamidad pública y sus posibles prorrogas.  Además, dice el Decreto 15-2020, que los usuarios que no estén en capacidad de realizar los correspondientes pagos por consumo a las empresas o prestadoras de servicios podrán suscribir convenios de pago hasta de 12 cuotas, sin recargo alguno al mes posterior de haber cesado el estado de calamidad pública.

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¿Y cuánto durará el estado de calamidad pública y sus prorrogas?  Tiempo indefinido.

¿Y cuánto tiempo esperan los señores diputados que puedan funcionar las empresas que prestan los mencionados servicios sin obtener ingresos?  No hay respuesta.  ¿Tiempo indefinido? ¿Cómo?

Porque según este Decreto, el Crédito Hipotecario Nacional pondrá a disposición para otorgar crédito a las entidades prestadoras de servicios, un fondo específico por el monto similar a la cantidad que sume la totalidad de los convenios de pago que celebre con sus respectivos usuarios.  Pero esos convenios se celebrarán al mes posterior de haber cesado el estado de calamidad pública.  ¿Y mientras tanto, de donde sacan las empresas involucradas para pagar sus planillas, para pagar sus costos de operación?

Este Decreto es una receta segura para quebrar a las empresas que prestan dichos servicios, y por consiguiente, aumentar los despidos.  ¡El hambre se ve venir!

Los señores diputados parecen no haber estudiado la historia económica de los países.  Porque si lo hubieran hecho sabrían que cuando se fijan precios topes, se produce escasez de los productos afectados.  Sabrían que lo que destruyó las empresas lecheras de Guatemala fue la imposición de un precio tope.  Los políticos querían que hubiese leche barata para el pueblo.  Lo que consiguieron fue que no hubiera leche.  

Este error lo han cometido los políticos de muchas naciones.  La caída del Imperio Romano se debió a este tipo de medidas antieconómicas.  Cuando Dioclesiano llegó al poder, Roma ya tenía problemas económicos.  Dioclesiano, tratando de resolverlos, creó un gasto deficitario que condujo a una hiperinflación en Roma, al crear moneda sin respaldo para pagar sus obras monumentales que servirían para dar empleo a los romanos.  Cuando los precios se dispararon para tratar de ajustarse a la inflación, publicó su nefasto Edicto de Precios.  Éste es un volumen masivo con listas de los precios y salarios que se debían pagar por todos los bienes y servicios.  Y se castigaba a quién no la seguía con la pena de muerte.  Así que lo que pasó fue que en lugar de arriesgar la vida vendiendo a precios que permitieran mantener los negocios, los ciudadanos simplemente cerraron sus tiendas.  La consecuencia fue la escasez de todo.

Las consecuencias del Decreto 15-2020 van a ser la falta de energía eléctrica, de agua, de telefonía e internet en Guatemala.  Tendremos apagones como los tienen en Venezuela.  Y más cierres de empresas.  Y más despidos.  Y más hambre.  Y más desesperación.  Y menos defensas inmunológicas para combatir el Covid-19.  Y más muertes.  Los jinetes del apocalipsis asolaran nuestra tierra.

Pero si los señores diputados de verdad quieren ayudar a la población, deben concentrarse en ver como se vuelve a la actividad económica con protocolos de seguridad.  Deben ayudar a las empresas que ya han sido afectadas a reconstruirse.  Deben ayudar a crear empleos.  Y eso sí lo pueden hacer, quitando impuestos irrazonables como el ISO (Impuesto de Solidaridad) y el Impuesto Sobre la Renta.  Al no mermar el capital de las empresas incentivarán la inversión y creación de empleos.  Porque no tiene ningún sentido, si se desea crear más empresas y empleos, poner trabas a éstas y descapitalizarlas.  Al haber más empresas y más actividad comercial, la recaudación del IVA compensará con creces la ausencia de los gravámenes al capital suprimidos.

Y si quieren ayudar a los consumidores de los servicios mencionados en el Decreto 15-2020, el Crédito Hipotecario Nacional podrá otorgar crédito a aquellos consumidores que lo necesiten a partir del momento en que no puedan pagar a las empresas por sus servicios.

No hay que dejar que entre el tercer jinete del apocalipsis.

Otro jinete del Apocalipsis

Warren Orbaugh
25 de mayo, 2020

Desde mediados de marzo nos asola el cuarto jinete del apocalipsis, el que monta un caballo gris ceniciento pálido.  Sí, ese, al que llaman «peste».  Hasta hoy según cuenta oficial, ha cobrado 58 muertos y 3424 infectados.  Esto está bastante mal.  No obstante, estamos mejor que muchas otras naciones.  Sin embargo, la cosa se avista peor.  Espera pacientemente su turno el tercer jinete.  

Pero parece que los señores diputados se han impacientado y hacen lo posible para acelerar su venida.  Así que han puesto en vigencia el Decreto 15-2020 para darle entrada inmediata al jinete del caballo negro.  Ese que porta un par de balanzas y dice: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino». Ese jinete que representa la «hambruna».

El susodicho Decreto 15-2020 prohíbe suspender los servicios de agua, luz, telefonía e internet, y prohíbe cobrar a los usuarios la mora, interés o gastos administrativos mientras dure la crisis que ha generado el nuevo coronavirus o sea durante de la vigencia del estado de calamidad pública y sus posibles prorrogas.  Además, dice el Decreto 15-2020, que los usuarios que no estén en capacidad de realizar los correspondientes pagos por consumo a las empresas o prestadoras de servicios podrán suscribir convenios de pago hasta de 12 cuotas, sin recargo alguno al mes posterior de haber cesado el estado de calamidad pública.

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¿Y cuánto tiempo esperan los señores diputados que puedan funcionar las empresas que prestan los mencionados servicios sin obtener ingresos?  No hay respuesta.  ¿Tiempo indefinido? ¿Cómo?

Porque según este Decreto, el Crédito Hipotecario Nacional pondrá a disposición para otorgar crédito a las entidades prestadoras de servicios, un fondo específico por el monto similar a la cantidad que sume la totalidad de los convenios de pago que celebre con sus respectivos usuarios.  Pero esos convenios se celebrarán al mes posterior de haber cesado el estado de calamidad pública.  ¿Y mientras tanto, de donde sacan las empresas involucradas para pagar sus planillas, para pagar sus costos de operación?

Este Decreto es una receta segura para quebrar a las empresas que prestan dichos servicios, y por consiguiente, aumentar los despidos.  ¡El hambre se ve venir!

Los señores diputados parecen no haber estudiado la historia económica de los países.  Porque si lo hubieran hecho sabrían que cuando se fijan precios topes, se produce escasez de los productos afectados.  Sabrían que lo que destruyó las empresas lecheras de Guatemala fue la imposición de un precio tope.  Los políticos querían que hubiese leche barata para el pueblo.  Lo que consiguieron fue que no hubiera leche.  

Este error lo han cometido los políticos de muchas naciones.  La caída del Imperio Romano se debió a este tipo de medidas antieconómicas.  Cuando Dioclesiano llegó al poder, Roma ya tenía problemas económicos.  Dioclesiano, tratando de resolverlos, creó un gasto deficitario que condujo a una hiperinflación en Roma, al crear moneda sin respaldo para pagar sus obras monumentales que servirían para dar empleo a los romanos.  Cuando los precios se dispararon para tratar de ajustarse a la inflación, publicó su nefasto Edicto de Precios.  Éste es un volumen masivo con listas de los precios y salarios que se debían pagar por todos los bienes y servicios.  Y se castigaba a quién no la seguía con la pena de muerte.  Así que lo que pasó fue que en lugar de arriesgar la vida vendiendo a precios que permitieran mantener los negocios, los ciudadanos simplemente cerraron sus tiendas.  La consecuencia fue la escasez de todo.

Las consecuencias del Decreto 15-2020 van a ser la falta de energía eléctrica, de agua, de telefonía e internet en Guatemala.  Tendremos apagones como los tienen en Venezuela.  Y más cierres de empresas.  Y más despidos.  Y más hambre.  Y más desesperación.  Y menos defensas inmunológicas para combatir el Covid-19.  Y más muertes.  Los jinetes del apocalipsis asolaran nuestra tierra.

Pero si los señores diputados de verdad quieren ayudar a la población, deben concentrarse en ver como se vuelve a la actividad económica con protocolos de seguridad.  Deben ayudar a las empresas que ya han sido afectadas a reconstruirse.  Deben ayudar a crear empleos.  Y eso sí lo pueden hacer, quitando impuestos irrazonables como el ISO (Impuesto de Solidaridad) y el Impuesto Sobre la Renta.  Al no mermar el capital de las empresas incentivarán la inversión y creación de empleos.  Porque no tiene ningún sentido, si se desea crear más empresas y empleos, poner trabas a éstas y descapitalizarlas.  Al haber más empresas y más actividad comercial, la recaudación del IVA compensará con creces la ausencia de los gravámenes al capital suprimidos.

Y si quieren ayudar a los consumidores de los servicios mencionados en el Decreto 15-2020, el Crédito Hipotecario Nacional podrá otorgar crédito a aquellos consumidores que lo necesiten a partir del momento en que no puedan pagar a las empresas por sus servicios.

No hay que dejar que entre el tercer jinete del apocalipsis.

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