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¡Usted es un desigual!

Carolina Castellanos
09 de octubre, 2020


Pareciera una afirmación más que obvia y trivial. Es una condición natural, incluso entre gemelos idénticos, o trillizos. Físicamente parecieran idénticos pero resultan ser más diferentes que iguales en todo lo demás.

Recientemente el medio digital Panam Post publicó una columna de opinión escrita por Marcelo Duelos, quien manifestó que “la desigualdad no es un problema y el mérito es fundamental”.

Sin embargo, una de las llamadas “luchas” de las oenegés que dicen “defender al pueblo” lo han utilizado como bandera política además de fuente de ingresos. Es más que obvio que esa igualdad que dicen buscar nunca se logrará. Dios nos hizo diferentes y, ante eso, no hay nada que se pueda hacer.

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Escribió Duelos: “la desigualdad es la condición natural e inevitable del hombre y sus preferencias. El problema sí es la pobreza. Mientras sigamos equivocando el blanco, la clase media desaparece, la pobreza se multiplica y los únicos ricos que quedan son los acomodados de la política y los empresarios prebendarios” (a éstos yo los llamo mercantilistas).

¿Cuál es el problema? El divisionismo que causa, la lucha de clases, el odio, el resentimiento y la interminable “lucha” por lograr eso que, de entrada, se sabe inalcanzable. La semana pasada escribí respecto a los privilegios. Éstos agravan la situación pues, de forma muchas veces prepotente, genera más división y eso no conduce a nada bueno ni positivo. En buen chapín: es echarle sal a esa herida antinatural creada a propósito.

Hoy tenemos un grupo de diputados, encabezados por uno muy mediático, que se dedica a señalar las diferencias, no entre ellos mismos sino entre los que tienen más que ellos, económicamente hablando. Esto impulsa a proponer leyes que buscan poner más impuestos a “los ricos” y dar más privilegios a “los pobres”, como la iniciativa de ley de vivienda social, donde todos tendríamos que pagar por las casas de los demás a través de nuestros impuestos. En busca de la igualdad, todos tienen que tener vivienda y la tiene que pagar aquél que tiene más. No hay necesidad de hablar de la irracionalidad e injusticia de esto.

Mientras estamos tratando de sobrevivir en esta pandemia, obviamos estos temas fundamentales y arraigados en las mentes de muchos, en especial de los políticos, que usan “la lucha contra la desigualdad” como bandera para lograr sus propósitos que, en la mayoría de los casos, son poder y dinero. Esto es aquí y en todo el mundo, en mayor o menor grado.

La población indígena ha sido la más manipulada. Como consecuencia, tenemos leyes que buscan protegerlos como si fueran seres extraterrestres, inútiles o incapaces, lo que absolutamente NO son. Los oenegeros y politiqueros los hacen “diferentes” y depredan en esas desventajas que ellos mismos crean y profundizan.

Reafirmando lo que escribió Duelos, el verdadero problema es la pobreza. Agrandar las diferencias agrava la situación.  Uno de los discursos favoritos de los oenegeroses que “los indígenas son pobres”. La realidad es que, a lo largo de los años, los gobiernos han sido deficientes en generar desarrollo en las áreas rurales del país. Es allí donde se concentra una buena parte de la población indígena, pero también hay no indígenas y viven en pobreza.

Usted es un desigual, y yo también, y todos en este mundo. Es importante no caer en esas trampas que buscan privilegios para quienes las crean. La igualdad ante la ley es la única por la que sí debemos luchar todos los días, por siempre y para siempre.

¡Usted es un desigual!

Carolina Castellanos
09 de octubre, 2020


Pareciera una afirmación más que obvia y trivial. Es una condición natural, incluso entre gemelos idénticos, o trillizos. Físicamente parecieran idénticos pero resultan ser más diferentes que iguales en todo lo demás.

Recientemente el medio digital Panam Post publicó una columna de opinión escrita por Marcelo Duelos, quien manifestó que “la desigualdad no es un problema y el mérito es fundamental”.

Sin embargo, una de las llamadas “luchas” de las oenegés que dicen “defender al pueblo” lo han utilizado como bandera política además de fuente de ingresos. Es más que obvio que esa igualdad que dicen buscar nunca se logrará. Dios nos hizo diferentes y, ante eso, no hay nada que se pueda hacer.

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Escribió Duelos: “la desigualdad es la condición natural e inevitable del hombre y sus preferencias. El problema sí es la pobreza. Mientras sigamos equivocando el blanco, la clase media desaparece, la pobreza se multiplica y los únicos ricos que quedan son los acomodados de la política y los empresarios prebendarios” (a éstos yo los llamo mercantilistas).

¿Cuál es el problema? El divisionismo que causa, la lucha de clases, el odio, el resentimiento y la interminable “lucha” por lograr eso que, de entrada, se sabe inalcanzable. La semana pasada escribí respecto a los privilegios. Éstos agravan la situación pues, de forma muchas veces prepotente, genera más división y eso no conduce a nada bueno ni positivo. En buen chapín: es echarle sal a esa herida antinatural creada a propósito.

Hoy tenemos un grupo de diputados, encabezados por uno muy mediático, que se dedica a señalar las diferencias, no entre ellos mismos sino entre los que tienen más que ellos, económicamente hablando. Esto impulsa a proponer leyes que buscan poner más impuestos a “los ricos” y dar más privilegios a “los pobres”, como la iniciativa de ley de vivienda social, donde todos tendríamos que pagar por las casas de los demás a través de nuestros impuestos. En busca de la igualdad, todos tienen que tener vivienda y la tiene que pagar aquél que tiene más. No hay necesidad de hablar de la irracionalidad e injusticia de esto.

Mientras estamos tratando de sobrevivir en esta pandemia, obviamos estos temas fundamentales y arraigados en las mentes de muchos, en especial de los políticos, que usan “la lucha contra la desigualdad” como bandera para lograr sus propósitos que, en la mayoría de los casos, son poder y dinero. Esto es aquí y en todo el mundo, en mayor o menor grado.

La población indígena ha sido la más manipulada. Como consecuencia, tenemos leyes que buscan protegerlos como si fueran seres extraterrestres, inútiles o incapaces, lo que absolutamente NO son. Los oenegeros y politiqueros los hacen “diferentes” y depredan en esas desventajas que ellos mismos crean y profundizan.

Reafirmando lo que escribió Duelos, el verdadero problema es la pobreza. Agrandar las diferencias agrava la situación.  Uno de los discursos favoritos de los oenegeroses que “los indígenas son pobres”. La realidad es que, a lo largo de los años, los gobiernos han sido deficientes en generar desarrollo en las áreas rurales del país. Es allí donde se concentra una buena parte de la población indígena, pero también hay no indígenas y viven en pobreza.

Usted es un desigual, y yo también, y todos en este mundo. Es importante no caer en esas trampas que buscan privilegios para quienes las crean. La igualdad ante la ley es la única por la que sí debemos luchar todos los días, por siempre y para siempre.

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