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¡Fraude! ¡Fraude!… ¿de veras?

Warren Orbaugh
21 de junio, 2019

Hay quienes ven una inconsistencia entre un número en un acta y uno remitido digitalmente e inmediatamente gritan: ¡fraude!

Este es un ejemplo de generalización defectuosa.  Concluir a partir de la no coincidencia de unos pocos datos de las actas con los datos digitalizados –cuya función es aportar información preliminar y no definitiva– que de forma consciente se perpetró un engaño tergiversando todos los datos, con el propósito de beneficiar a alguien, es por demás, absurdo y mal intencionado.  

¿A quién beneficiaría este supuesto fraude?  ¿A FCN o a la UNE? Si fuera a FCN, sí que serían unos ineptos.  Si fuera a la UNE, entonces, ¿cómo lo habrían hecho?

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¿Tiene el supuesto beneficiado los medios para controlar los resultados de la votación?

¿Acaso no tuvieron todos los partidos que compitieron, fiscales en todas las mesas?

¿Es posible que todos los fiscales se durmieran y no fiscalizaran?

¿O tal vez, será que todos los fiscales son corruptos y fueron comprados por el supuesto beneficiado?

¿Cómo pudo saber el supuesto beneficiado quienes serían los fiscales por cada partido y a cual hora los compró con tanta facilidad?

¿Y si los partidos no pueden confiar en sus propios fiscales, podemos entonces nosotros confiar en los partidos?  

¿Y qué diría eso de los partidos, que no pueden elegir entre sus allegados a alguien confiable que no sea corrupto?

¿Además, corrompieron a 20990 Juntas Receptoras de Votos?

Obviamente, la respuesta a esas preguntas es que es imposible que se diera el caso de que el supuesto beneficiado pudiera influir de esas maneras a su favor.  Por ser nuestro sistema uno de participación voluntaria de ciudadanos que reciben, cuentan y fiscalizan los votos, de forma totalmente transparente, el fraude es imposible.  Errores pueden darse, pues nadie es infalible. Pero también es cierto que los errores pueden corregirse y el TSE ya anunció que revisará acta por acta y que puede que haya sanciones para los responsables del fracaso del sistema informático del tribunal.  Y esto hace aún más fiable el sistema.

Es cierto que estas elecciones se vieron afectadas por la aprobación de unas pésimas modificaciones a la Ley Electoral.  Consecuencia de ello fueron las limitaciones para hacer campaña electoral, el poco tiempo para darse a conocer, la ausencia de financiamiento y la percepción de posturas improvisadas y triviales, sin sustancia.  También es cierto que esto benefició a la UNE por ser un partido disciplinado con una candidata bien conocida en todo el país y con amplios recursos financieros. Pero acusarlos de fraude porque dichas modificaciones a la ley (que benefició a la UNE) fue propuesta e impulsada por el diputado Mario Taracena de la UNE y apoyada por su bancada es, realmente, una confesión de ineptitud.  Las modificaciones fueron aprobadas por la mayoría de diputados. Si estos no leyeron las propuestas, no las analizaron para identificar las consecuencias a corto y largo plazo de las mismas y aun así votaron su aprobación, ¿qué derecho tienen a quejarse ahora? Ciertamente la aprobación de esas modificaciones fue para la mayoría como disparase en el pie. Pero supuestamente son adultos responsables y no unos tarados ignorantes a los que cualquier vivo puede babosear.  Ahora les toca como personas responsables afrontar las consecuencias de su indolencia. No vale, cual malos perdedores, gritar “fraude” para de forma mañosa tratar de ver como sacan su metida de pata.


¡Fraude! ¡Fraude!… ¿de veras?

Warren Orbaugh
21 de junio, 2019

Hay quienes ven una inconsistencia entre un número en un acta y uno remitido digitalmente e inmediatamente gritan: ¡fraude!

Este es un ejemplo de generalización defectuosa.  Concluir a partir de la no coincidencia de unos pocos datos de las actas con los datos digitalizados –cuya función es aportar información preliminar y no definitiva– que de forma consciente se perpetró un engaño tergiversando todos los datos, con el propósito de beneficiar a alguien, es por demás, absurdo y mal intencionado.  

¿A quién beneficiaría este supuesto fraude?  ¿A FCN o a la UNE? Si fuera a FCN, sí que serían unos ineptos.  Si fuera a la UNE, entonces, ¿cómo lo habrían hecho?

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¿Acaso no tuvieron todos los partidos que compitieron, fiscales en todas las mesas?

¿Es posible que todos los fiscales se durmieran y no fiscalizaran?

¿O tal vez, será que todos los fiscales son corruptos y fueron comprados por el supuesto beneficiado?

¿Cómo pudo saber el supuesto beneficiado quienes serían los fiscales por cada partido y a cual hora los compró con tanta facilidad?

¿Y si los partidos no pueden confiar en sus propios fiscales, podemos entonces nosotros confiar en los partidos?  

¿Y qué diría eso de los partidos, que no pueden elegir entre sus allegados a alguien confiable que no sea corrupto?

¿Además, corrompieron a 20990 Juntas Receptoras de Votos?

Obviamente, la respuesta a esas preguntas es que es imposible que se diera el caso de que el supuesto beneficiado pudiera influir de esas maneras a su favor.  Por ser nuestro sistema uno de participación voluntaria de ciudadanos que reciben, cuentan y fiscalizan los votos, de forma totalmente transparente, el fraude es imposible.  Errores pueden darse, pues nadie es infalible. Pero también es cierto que los errores pueden corregirse y el TSE ya anunció que revisará acta por acta y que puede que haya sanciones para los responsables del fracaso del sistema informático del tribunal.  Y esto hace aún más fiable el sistema.

Es cierto que estas elecciones se vieron afectadas por la aprobación de unas pésimas modificaciones a la Ley Electoral.  Consecuencia de ello fueron las limitaciones para hacer campaña electoral, el poco tiempo para darse a conocer, la ausencia de financiamiento y la percepción de posturas improvisadas y triviales, sin sustancia.  También es cierto que esto benefició a la UNE por ser un partido disciplinado con una candidata bien conocida en todo el país y con amplios recursos financieros. Pero acusarlos de fraude porque dichas modificaciones a la ley (que benefició a la UNE) fue propuesta e impulsada por el diputado Mario Taracena de la UNE y apoyada por su bancada es, realmente, una confesión de ineptitud.  Las modificaciones fueron aprobadas por la mayoría de diputados. Si estos no leyeron las propuestas, no las analizaron para identificar las consecuencias a corto y largo plazo de las mismas y aun así votaron su aprobación, ¿qué derecho tienen a quejarse ahora? Ciertamente la aprobación de esas modificaciones fue para la mayoría como disparase en el pie. Pero supuestamente son adultos responsables y no unos tarados ignorantes a los que cualquier vivo puede babosear.  Ahora les toca como personas responsables afrontar las consecuencias de su indolencia. No vale, cual malos perdedores, gritar “fraude” para de forma mañosa tratar de ver como sacan su metida de pata.


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