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Y dale con vernos cara de idiota

Betty Marroquin
20 de noviembre, 2018

Sólo que uno esté muy cegado por el odio derivado de un profundo resentimiento social, que uno sea pariente de ex guerrillero o de marero, o simplemente esté convencido que con el socialismo es la única forma de salir adelante, puede uno no cuestionar lo que estamos viendo. Sólo siendo uno de esas opciones, puede a uno no importarle que se violen las garantías constitucionales del individuo, que se viole el debido proceso, que se anule la presunción de inocencia, y que valga madres la Ley. Sólo así puede uno aplaudir que se use la persecución judicial como arma política, ideológica. Eso es lo que estamos viviendo, y no hay peor ciego que el que no quiere ver.

En nombre de la lucha contra la corrupción se persiguen cosas que nada tienen que ver con corrupción. Se concluye que alguien es culpable, y se fabrican pruebas y testimonios para probar esa culpabilidad. La Ley dice que la persona es inocente, hasta prueba contraria. La Ley no dice que alguien es culpable y deba demostrar su inocencia.

Ahora vemos que quienes debieran defender y liderar la aplicación de Justicia honrando el principio mismo del concepto de justicia, el respeto irrestricto de la Ley, la aplicación de la misma con igualdad de condiciones, el máximo apego al ordenamiento jurídico nacional e internacional, hoy usan todo eso como carta higiénica y se limpian, cuasi literalmente, en el imperio de la Ley. Hoy día, el individuo es culpable, la palabra del colaborador eficaz está cuasi “escrita en piedra”, venga de quien venga. Hoy día, la fabricación de testimonios incluye ofrecer libertad a asesinos seriales, a criminales vencidos en juicios con testimonios claros de sus víctimas, a quienes se les pide confesar lo que no existe, todo con tal de salir los verdugos victoriosos de sus propias telarañas plagadas de excremento ilegal, demostradas con audios donde claramente se identifica quien habla y se escucha todo lo anterior.

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A estas “autoridades” les importan un pepino las leyes internacionales, y cuando les conviene, hasta los acuerdos en materia de derechos humanos. La Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconoce en su artículo 14, numeral 7 que “Nadie puede ser retenido culpable para ser juzgado o castigado nuevamente por una ofensa por la que ya ha sido condenado o exonerado según las leyes penales procesales de un país”. (“No one shall be liable to be tried or punished again for an offence for which he has already been finally convicted or acquitted in accordance with the law and penal procedure of each country.”) “Non bis in idem, (No dos veces por lo mismo), oautrefois acquitté (“ya absuelto o ya saldado” o double jeopardy (“doble riesgo”), es un principio general del derecho, y más concretamente un principio informador del derecho penal. En la legislación nacional, se encuentra regulado en el artículo 17 del Código Procesal Penal (Decreto Número 51-92 del Congreso de la República de Guatemala) que indica que “Nadie debe ser perseguido penalmente más de una vez por el mismo hecho. Sin embargo, será admisible nueva persecución penal: 1) Cuando la primera fue intentada ante un tribunal incompetente. 2) Cuando la no prosecución proviene de defectos en la promoción o en el ejercicio de la misma. 3) Cuando un mismo hecho debe ser juzgado por tribunales o procedimientos diferentes, que no puedan ser unificados, según las reglas respectivas.”

El tribunal español que juzgó a Carlos Vielmann, luego de casi 8 años de proceso penal, absolvió al ex Ministro de Gobernación de todas las acusaciones que fueron promovidas por la Cicig y el MP ante ese tribunal. Es decir, la Cicig y el MP consideraron el tribunal español como competente para ejercer un juicio, en el que se unificaron los procesos y se le juzgó por lo mismo que hoy se le quiere volver a jugar en Guatemala. El principio es el mismo, no existió aparato clandestino de seguridad como quedó plenamente demostrado en España, y en Viena.

Y se le da por culpable, como se da por culpable a tantos otros imputados antes de ser vencidos en juicio, a priori, porqué sí. Esta semana Erika Aifán deberá decidir que hacer con Rodrigo Arenas y Andrés Botrán, que también están siendo declarados culpables sin pruebas, y sólo porque las autoridades son incapaces de reconocer que metieron las cuatro patas en esto. Declaraciones que se basan en mentiras, como que estaban en una reunión en Guatemala cuando tienen pruebas que van desde la Dirección General de Migración que certifica que no estaban en Guatemala, hasta boletos aéreos, fotografías, recibos etc. que demuestran que ni estaban aquí como señala la embustera de la Paulina Paiz, colaboradora eficaz de Cicig. Vergonzoso. Mentir de semejante manera y que nos quieran ver las caras de idiotas a los guatemaltecos vendiéndonos algo por verdad absoluta cuando es tan fácil demostrar que es mentira. En este último caso para meter miedo de financiamiento de campaña. La ley dice claramente que financiamiento ilícito es punible, pero ilícito significa de origen ilícito. Esta invención de Cicig de que quien quiera que done a un partido incurre en el “pecado capital” del financiamiento ilícito, es un abuso que pretende confundir al ciudadano para que “condene” toda donación a partidos políticos.

Violaciones y abusos que se repiten de un caso al otro. Declaraciones de testigos falsos en el caso Sperisen, en el caso Vielmann, en el caso Valdez Paiz, en el caso Musa, en el caso Igss Pisa, en el caso del Bantrab, en el caso del financiamiento de campaña con fondos más que lícitos, y en tantos otros dónde Cicig sólo busca “trofeos” y justificar su ya tan gastada existencia, y el MP sólo asiente como autómatas. Pero los tiempos de tener miedo han pasado, hay que alzar la cabeza y defenderse con la Ley en la mano. Mientras que otros siguen sin entregar cuentas de nada, aunque los narcos pongan pancartas anunciando sus cuentas pendientes. Le pregunto al Presidente ¿dónde quedó su discurso de la soberanía?

¿Qué gana Cicig con todo esto? Justificar su existencia. O, decir “aquí estamos fuertes y poderosos a pesar de todo”, o limpiar el panorama político para favorecer a su candidata… O todas las anteriores.

República es ajena a opinión expresada en este artículo

Y dale con vernos cara de idiota

Betty Marroquin
20 de noviembre, 2018

Sólo que uno esté muy cegado por el odio derivado de un profundo resentimiento social, que uno sea pariente de ex guerrillero o de marero, o simplemente esté convencido que con el socialismo es la única forma de salir adelante, puede uno no cuestionar lo que estamos viendo. Sólo siendo uno de esas opciones, puede a uno no importarle que se violen las garantías constitucionales del individuo, que se viole el debido proceso, que se anule la presunción de inocencia, y que valga madres la Ley. Sólo así puede uno aplaudir que se use la persecución judicial como arma política, ideológica. Eso es lo que estamos viviendo, y no hay peor ciego que el que no quiere ver.

En nombre de la lucha contra la corrupción se persiguen cosas que nada tienen que ver con corrupción. Se concluye que alguien es culpable, y se fabrican pruebas y testimonios para probar esa culpabilidad. La Ley dice que la persona es inocente, hasta prueba contraria. La Ley no dice que alguien es culpable y deba demostrar su inocencia.

Ahora vemos que quienes debieran defender y liderar la aplicación de Justicia honrando el principio mismo del concepto de justicia, el respeto irrestricto de la Ley, la aplicación de la misma con igualdad de condiciones, el máximo apego al ordenamiento jurídico nacional e internacional, hoy usan todo eso como carta higiénica y se limpian, cuasi literalmente, en el imperio de la Ley. Hoy día, el individuo es culpable, la palabra del colaborador eficaz está cuasi “escrita en piedra”, venga de quien venga. Hoy día, la fabricación de testimonios incluye ofrecer libertad a asesinos seriales, a criminales vencidos en juicios con testimonios claros de sus víctimas, a quienes se les pide confesar lo que no existe, todo con tal de salir los verdugos victoriosos de sus propias telarañas plagadas de excremento ilegal, demostradas con audios donde claramente se identifica quien habla y se escucha todo lo anterior.

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A estas “autoridades” les importan un pepino las leyes internacionales, y cuando les conviene, hasta los acuerdos en materia de derechos humanos. La Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconoce en su artículo 14, numeral 7 que “Nadie puede ser retenido culpable para ser juzgado o castigado nuevamente por una ofensa por la que ya ha sido condenado o exonerado según las leyes penales procesales de un país”. (“No one shall be liable to be tried or punished again for an offence for which he has already been finally convicted or acquitted in accordance with the law and penal procedure of each country.”) “Non bis in idem, (No dos veces por lo mismo), oautrefois acquitté (“ya absuelto o ya saldado” o double jeopardy (“doble riesgo”), es un principio general del derecho, y más concretamente un principio informador del derecho penal. En la legislación nacional, se encuentra regulado en el artículo 17 del Código Procesal Penal (Decreto Número 51-92 del Congreso de la República de Guatemala) que indica que “Nadie debe ser perseguido penalmente más de una vez por el mismo hecho. Sin embargo, será admisible nueva persecución penal: 1) Cuando la primera fue intentada ante un tribunal incompetente. 2) Cuando la no prosecución proviene de defectos en la promoción o en el ejercicio de la misma. 3) Cuando un mismo hecho debe ser juzgado por tribunales o procedimientos diferentes, que no puedan ser unificados, según las reglas respectivas.”

El tribunal español que juzgó a Carlos Vielmann, luego de casi 8 años de proceso penal, absolvió al ex Ministro de Gobernación de todas las acusaciones que fueron promovidas por la Cicig y el MP ante ese tribunal. Es decir, la Cicig y el MP consideraron el tribunal español como competente para ejercer un juicio, en el que se unificaron los procesos y se le juzgó por lo mismo que hoy se le quiere volver a jugar en Guatemala. El principio es el mismo, no existió aparato clandestino de seguridad como quedó plenamente demostrado en España, y en Viena.

Y se le da por culpable, como se da por culpable a tantos otros imputados antes de ser vencidos en juicio, a priori, porqué sí. Esta semana Erika Aifán deberá decidir que hacer con Rodrigo Arenas y Andrés Botrán, que también están siendo declarados culpables sin pruebas, y sólo porque las autoridades son incapaces de reconocer que metieron las cuatro patas en esto. Declaraciones que se basan en mentiras, como que estaban en una reunión en Guatemala cuando tienen pruebas que van desde la Dirección General de Migración que certifica que no estaban en Guatemala, hasta boletos aéreos, fotografías, recibos etc. que demuestran que ni estaban aquí como señala la embustera de la Paulina Paiz, colaboradora eficaz de Cicig. Vergonzoso. Mentir de semejante manera y que nos quieran ver las caras de idiotas a los guatemaltecos vendiéndonos algo por verdad absoluta cuando es tan fácil demostrar que es mentira. En este último caso para meter miedo de financiamiento de campaña. La ley dice claramente que financiamiento ilícito es punible, pero ilícito significa de origen ilícito. Esta invención de Cicig de que quien quiera que done a un partido incurre en el “pecado capital” del financiamiento ilícito, es un abuso que pretende confundir al ciudadano para que “condene” toda donación a partidos políticos.

Violaciones y abusos que se repiten de un caso al otro. Declaraciones de testigos falsos en el caso Sperisen, en el caso Vielmann, en el caso Valdez Paiz, en el caso Musa, en el caso Igss Pisa, en el caso del Bantrab, en el caso del financiamiento de campaña con fondos más que lícitos, y en tantos otros dónde Cicig sólo busca “trofeos” y justificar su ya tan gastada existencia, y el MP sólo asiente como autómatas. Pero los tiempos de tener miedo han pasado, hay que alzar la cabeza y defenderse con la Ley en la mano. Mientras que otros siguen sin entregar cuentas de nada, aunque los narcos pongan pancartas anunciando sus cuentas pendientes. Le pregunto al Presidente ¿dónde quedó su discurso de la soberanía?

¿Qué gana Cicig con todo esto? Justificar su existencia. O, decir “aquí estamos fuertes y poderosos a pesar de todo”, o limpiar el panorama político para favorecer a su candidata… O todas las anteriores.

República es ajena a opinión expresada en este artículo

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