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GUATEMALA es UNA

Betty Marroquin
01 de junio, 2016

Con el riesgo de ser repetitivos, toca repetir una y otra vez que si queremos que nuestra frágil democracia funcione, la Ley debe ser igual para todos. Venimos diciendo muchos que queremos una Guatemala en paz, unida y próspera, y lo único que hacemos es seguir dividiéndola, aumentando el antagonismo, el odio, el resentimiento. ¿Cómo pretendemos ser iguales ante la Ley si ahora para rematarla queremos crear diferencias legales fundamentales dentro de nuestra única e indivisible Guatemala?

Si hiciéramos un censo se vería, estoy segura, que la gran mayoría de Guatemaltecos queremos que la Ley sea aplicada de igual forma para todos sin discriminación de ningún tipo. Sin embargo, algunos guatemaltecos, me atrevería a especular influenciados por gente del exterior, apoyan que se aprueben varias Guatemalas dentro de nuestras fronteras para diferenciarnos, distanciarnos y polarizarnos. Como bien dice el analista político Giovanni Fratti, en su artículo del 24 de mayo del 2016, titulado “¿Derecho con restricciones raciales? ¿De verdad?”, publicado en Publinews, “con la cantidad de pueblos indígenas que conforman Guatemala, ¿cuántas cuasi Constituciones pretenden crear?”

La gran mayoría de la población es indígena, así que si a proteger minorías se refiriera, la minoría es la no indígena, y cada grupo debiera entonces tener sus leyes específicas. Pero eso sería visto como un insulto, y la idea abatida en cinco segundos y a grito pelado. Ah, pero que quieran crear leyes específicas para los indígenas les parece una brillante idea. Es decir, decirles “como ustedes son diferentes, debemos legislar aparte” o “ustedes no son guatemaltecos de verdad, y por eso tienen que tener sus leyes particulares”. ¿Por qué en lugar de pensar así no insistimos en que la Ley se aplique debidamente, igual para todos, y en educar a la población para que haya tolerancia y respeto mutuo? Creo más inteligente mejorar y modernizar las leyes que necesitan ser actualizadas, estimulando todo lo positivo que nos podría llevar a construir una sola Guatemala, fuerte y democrática.

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Protestamos sobre el nepotismo, y queremos que el empleo sea basado en género o raza, y no en mérito. Ese racismo que aún existe no se combate imponiendo la obligación de contratar un trabajador que al final será marginado dentro del grupo de trabajadores si éstos son mentes cerradas racistas, ignorantes, o si el individuo que la empresa se ha visto obligada a contratar es un inútil. La inteligencia de una persona no tiene nexo con el color de su piel. Tiene nexo con la alimentación que ha tenido la oportunidad de dar a su materia gris. Conozco infinidad de canchitos mentes de chorlito, y algunos indígenas que han tenido la oportunidad de alimentarse mejor desde niños, en todo sentido, y por ende son adultos inteligentes y productivos.

¿Queremos una mejor Guatemala? Debemos aprender a tratar a todos con respeto, independientemente de raza, clase social, género o edad. Todos iguales ante la Ley, libres de hacer de nuestras vidas lo que queramos, de producir o servir a la sociedad, ordenadamente. Respetando el derecho ajeno, para que respeten el nuestro, y respetando una misma Ley. Suena bonito, y no es una utopía.

Yo amo mi Guatemala. Multicultural y pluricultural, nuestro propio “melting pot” hace de nuestra Guatemala una nación rica, exótica, única. El día que comprendamos que esta diversidad nos hace fuertes y atractivos al extranjero, tendremos más armonía social y por ende, más respeto. No sólo el “Made in Italy” es sinónimo de calidad (especialmente hoy día, que le ponen la etiqueta a cosas hechas en la China). El “Made in Guatemala” también merece ser apreciado, y debiéramos apreciarlo nosotros mismos en primer plano. Qué tal si invertimos en Guate, en todo sentido. Eso nos hará luchar con más ahínco para preservar nuestra soberanía, nuestra libertad y nuestra democracia. Yo creo en mí país, ¿y usted?

GUATEMALA es UNA

Betty Marroquin
01 de junio, 2016

Con el riesgo de ser repetitivos, toca repetir una y otra vez que si queremos que nuestra frágil democracia funcione, la Ley debe ser igual para todos. Venimos diciendo muchos que queremos una Guatemala en paz, unida y próspera, y lo único que hacemos es seguir dividiéndola, aumentando el antagonismo, el odio, el resentimiento. ¿Cómo pretendemos ser iguales ante la Ley si ahora para rematarla queremos crear diferencias legales fundamentales dentro de nuestra única e indivisible Guatemala?

Si hiciéramos un censo se vería, estoy segura, que la gran mayoría de Guatemaltecos queremos que la Ley sea aplicada de igual forma para todos sin discriminación de ningún tipo. Sin embargo, algunos guatemaltecos, me atrevería a especular influenciados por gente del exterior, apoyan que se aprueben varias Guatemalas dentro de nuestras fronteras para diferenciarnos, distanciarnos y polarizarnos. Como bien dice el analista político Giovanni Fratti, en su artículo del 24 de mayo del 2016, titulado “¿Derecho con restricciones raciales? ¿De verdad?”, publicado en Publinews, “con la cantidad de pueblos indígenas que conforman Guatemala, ¿cuántas cuasi Constituciones pretenden crear?”

La gran mayoría de la población es indígena, así que si a proteger minorías se refiriera, la minoría es la no indígena, y cada grupo debiera entonces tener sus leyes específicas. Pero eso sería visto como un insulto, y la idea abatida en cinco segundos y a grito pelado. Ah, pero que quieran crear leyes específicas para los indígenas les parece una brillante idea. Es decir, decirles “como ustedes son diferentes, debemos legislar aparte” o “ustedes no son guatemaltecos de verdad, y por eso tienen que tener sus leyes particulares”. ¿Por qué en lugar de pensar así no insistimos en que la Ley se aplique debidamente, igual para todos, y en educar a la población para que haya tolerancia y respeto mutuo? Creo más inteligente mejorar y modernizar las leyes que necesitan ser actualizadas, estimulando todo lo positivo que nos podría llevar a construir una sola Guatemala, fuerte y democrática.

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¿Queremos una mejor Guatemala? Debemos aprender a tratar a todos con respeto, independientemente de raza, clase social, género o edad. Todos iguales ante la Ley, libres de hacer de nuestras vidas lo que queramos, de producir o servir a la sociedad, ordenadamente. Respetando el derecho ajeno, para que respeten el nuestro, y respetando una misma Ley. Suena bonito, y no es una utopía.

Yo amo mi Guatemala. Multicultural y pluricultural, nuestro propio “melting pot” hace de nuestra Guatemala una nación rica, exótica, única. El día que comprendamos que esta diversidad nos hace fuertes y atractivos al extranjero, tendremos más armonía social y por ende, más respeto. No sólo el “Made in Italy” es sinónimo de calidad (especialmente hoy día, que le ponen la etiqueta a cosas hechas en la China). El “Made in Guatemala” también merece ser apreciado, y debiéramos apreciarlo nosotros mismos en primer plano. Qué tal si invertimos en Guate, en todo sentido. Eso nos hará luchar con más ahínco para preservar nuestra soberanía, nuestra libertad y nuestra democracia. Yo creo en mí país, ¿y usted?

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