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OBJETIVISMO: OBJETIVIDAD

Redacción
22 de julio, 2015

La objetividad es la actitud de construir nuestro conocimiento, no en base a sentimientos o deseos, sino en base a la evidencia y por el método del razonamiento lógico. La aplicación deliberada del razonamiento lógico a la interpretación de la evidencia da como resultado un producto mental cuya característica es ser objetivo. El conocimiento objetivo como proceso deliberado y guiado por la lógica es fundamentalmente distinto a aquel que no lo es. La objetividad se basa primero, en el reconocimiento de la primacía de la existencia, es decir, de que la existencia existe con independencia de la consciencia, y que la consciencia es darse cuenta de aquello que existe. Segundo, en el reconocimiento de la Ley de No Contradicción, corolario de la Ley de Identidad, es decir, que las cosas son lo que son y que las contradicciones no existen en la realidad, y por tanto, el método para adquirir conocimiento de ésta es la identificación no contradictoria, o sea, el razonamiento lógico. Tercero, en el reconocimiento de que la adquisición de conocimiento es un proceso volitivo, es decir, que el humano puede elegir regular sus actividades cognitivas, aplicando su conocimiento de la lógica para guiarse y para verificar sus conclusiones. Sólo si uno sabe y aplica conscientemente la lógica, puede uno garantizar que tiene conocimiento y no una mera creencia. Y sólo gracias a esta referencia lógica es que puede uno tener un estándar de certeza.

La objetividad garantiza, mediante la aplicación deliberada del razonamiento lógico a la interpretación de la evidencia, que el resultado es un producto mental que si es verdadero, es en efecto conocimiento. Requiere poder distinguir entre el razonamiento válido y el razonamiento falaz, entre que constituye evidencia, y que tipo o cantidad de razones constituyen prueba.

Ser objetivo es poder distanciarse de nuestro proceso mental, y verlo como si fuera una actividad externa, convirtiéndolo así, tanto en cuanto a método y forma, en el objeto de nuestro examen.

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Un proceso de razonamiento objetivo es aquel que se observa, inspecciona, examina y juzga tal como se hace con los objetos de nuestro conocimiento perceptual. En el nivel perceptual uno convierte una cosa, digamos un auto rojo, en objeto de nuestra percepción al fijar nuestra atención en él; en el nivel conceptual, uno convierte un proceso de razonamiento en un objeto de juicio al fijar nuestra atención en él. Adoptando este proceso de introspección, distanciándose del propio proceso de razonamiento, uno puede someter a éste último a un examen crítico, juzgando su validez según los cánones de la lógica. A menos que uno use lógica para evaluar críticamente el razonamiento propio, no puede uno evitar ser absorbido por el contenido del razonamiento, en cuyo caso no se alcanza la objetividad. Al reflexionar en el razonamiento, uno se convierte en juez del mismo y no en su defensor. Uno establece cierta distancia entre uno y el razonamiento, una separación que facilita evitar factores distorsionantes, como un punto de vista demasiado estrecho, o mecanismos de defensa psicológicos como la racionalización.

Así como para ser “científico”, se requiere conocimiento explícito del método científico, así, para ser “objetivo” se requiere tener conocimiento explícito de lógica. En cambio, ser “racional” sólo requiere el ejercicio de la facultad de la razón, algo que todo humano hace al conceptualizar, identificar e inferir. Alcanzar la objetividad es más que sólo razonar, incluso más que razonar bien; la objetividad llega cuando uno aplica conscientemente las reglas lógicas para guiar y evaluar el propio proceso cognitivo. Eso es un fenómeno de alto grado que requiere un conocimiento explícito de lógica. Para determinar, en razonamientos de cualquier grado de complejidad, que es lo que uno sabe y que es lo que uno simplemente cree o asume, uno debe evaluar su razonamiento según los estándares y métodos lógicos. La metodología lógica se vuelve, con la educación apropiada, segunda naturaleza. Pero para ser objetivo, uno debe poder, si es necesario, establecerlas razones para sus conclusiones, el significado de sus términos, y lo que hace que su razonamiento sea válido y completo.

Leonard Peikoff define “Objetividad” como:

“La adherencia voluntaria a la realidad por el método de la lógica.” [OPAR, 116]

Y explica que es ser “Objetivo” de la siguiente manera:

“Ser “objetivo” en las actividades conceptuales es adherirse voluntariamente a la realidad por medio de seguir ciertas reglas de método, un método basado en hechos y apropiado a la forma de cognición del hombre.” [OPAR, 117]

Ser objetivo pues, es examinar la evidencia sin prejuicios, considerar los hechos, y no poner ninguna consideración por encima de la verdad. Lo contrario es ser subjetivo o arbitrario, que consiste en derivar las conclusiones de deseos, esperanzas, miedos, o de cualquier cosa que nos pase por la mente sin identificar el mundo extra-mental fáctico. Por eso, el medio para asegurarnos que nuestro procedimiento se basa en la realidad, en lo fáctico y no en la fantasía, es la lógica. Esto quiere decir, desde el punto de vista Objetivista, aplicar reglas lógicas derivadas de la naturaleza de la facultad conceptual humana.

En todo momento y asunto, uno enfrenta la alternativa de hacer el esfuerzo de embarcarse en procesar lógicamente los hechos observados, integrando nuestras ideas en el contexto total y comprobando si hay o no contradicciones –o en dejarse llevar por la autoridad, pretensiones, impulsos, suposiciones, conjeturas, o fe. El proceso objetivo tiene como fin llegar a conclusiones verdaderas, y normalmente ese es el resultado. Pero el ser objetivo no garantiza que nuestra conclusión sea verdadera. La verdad, como el conocimiento, tiene tanto un componente metafísico como uno epistemológico. Una conclusión verdadera debe establecer un hecho y reflejar conocimiento de ese hecho. “Verdad” y “conocimiento” son términos que indican que se ha alcanzado el éxito cognitivo. “Objetivo” en cambio, indica la naturaleza del proceso y la cualidad de su producto, ya sea que haya sido exitoso o no en conocer un hecho. La objetividad, como la certeza, es compatible con el error; no obstante, la objetividad es la mejor protección contra cualquier error. La objetividad consiste en un proceso metódico, deliberado y honesto de búsqueda de la verdad, a diferencia de entregar el control de la mente a los impulsos emocionales y a asociaciones aleatorias, o a evadir los hechos.

Un producto mental, tal como una conclusión o teoría, tiene la condición de “objetiva” cuando se ha alcanzado por, y comprobado por, un proceso objetivo, un proceso de someter deliberadamente el razonamiento a las reglas de la lógica.

OBJETIVISMO: OBJETIVIDAD

Redacción
22 de julio, 2015

La objetividad es la actitud de construir nuestro conocimiento, no en base a sentimientos o deseos, sino en base a la evidencia y por el método del razonamiento lógico. La aplicación deliberada del razonamiento lógico a la interpretación de la evidencia da como resultado un producto mental cuya característica es ser objetivo. El conocimiento objetivo como proceso deliberado y guiado por la lógica es fundamentalmente distinto a aquel que no lo es. La objetividad se basa primero, en el reconocimiento de la primacía de la existencia, es decir, de que la existencia existe con independencia de la consciencia, y que la consciencia es darse cuenta de aquello que existe. Segundo, en el reconocimiento de la Ley de No Contradicción, corolario de la Ley de Identidad, es decir, que las cosas son lo que son y que las contradicciones no existen en la realidad, y por tanto, el método para adquirir conocimiento de ésta es la identificación no contradictoria, o sea, el razonamiento lógico. Tercero, en el reconocimiento de que la adquisición de conocimiento es un proceso volitivo, es decir, que el humano puede elegir regular sus actividades cognitivas, aplicando su conocimiento de la lógica para guiarse y para verificar sus conclusiones. Sólo si uno sabe y aplica conscientemente la lógica, puede uno garantizar que tiene conocimiento y no una mera creencia. Y sólo gracias a esta referencia lógica es que puede uno tener un estándar de certeza.

La objetividad garantiza, mediante la aplicación deliberada del razonamiento lógico a la interpretación de la evidencia, que el resultado es un producto mental que si es verdadero, es en efecto conocimiento. Requiere poder distinguir entre el razonamiento válido y el razonamiento falaz, entre que constituye evidencia, y que tipo o cantidad de razones constituyen prueba.

Ser objetivo es poder distanciarse de nuestro proceso mental, y verlo como si fuera una actividad externa, convirtiéndolo así, tanto en cuanto a método y forma, en el objeto de nuestro examen.

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Un proceso de razonamiento objetivo es aquel que se observa, inspecciona, examina y juzga tal como se hace con los objetos de nuestro conocimiento perceptual. En el nivel perceptual uno convierte una cosa, digamos un auto rojo, en objeto de nuestra percepción al fijar nuestra atención en él; en el nivel conceptual, uno convierte un proceso de razonamiento en un objeto de juicio al fijar nuestra atención en él. Adoptando este proceso de introspección, distanciándose del propio proceso de razonamiento, uno puede someter a éste último a un examen crítico, juzgando su validez según los cánones de la lógica. A menos que uno use lógica para evaluar críticamente el razonamiento propio, no puede uno evitar ser absorbido por el contenido del razonamiento, en cuyo caso no se alcanza la objetividad. Al reflexionar en el razonamiento, uno se convierte en juez del mismo y no en su defensor. Uno establece cierta distancia entre uno y el razonamiento, una separación que facilita evitar factores distorsionantes, como un punto de vista demasiado estrecho, o mecanismos de defensa psicológicos como la racionalización.

Así como para ser “científico”, se requiere conocimiento explícito del método científico, así, para ser “objetivo” se requiere tener conocimiento explícito de lógica. En cambio, ser “racional” sólo requiere el ejercicio de la facultad de la razón, algo que todo humano hace al conceptualizar, identificar e inferir. Alcanzar la objetividad es más que sólo razonar, incluso más que razonar bien; la objetividad llega cuando uno aplica conscientemente las reglas lógicas para guiar y evaluar el propio proceso cognitivo. Eso es un fenómeno de alto grado que requiere un conocimiento explícito de lógica. Para determinar, en razonamientos de cualquier grado de complejidad, que es lo que uno sabe y que es lo que uno simplemente cree o asume, uno debe evaluar su razonamiento según los estándares y métodos lógicos. La metodología lógica se vuelve, con la educación apropiada, segunda naturaleza. Pero para ser objetivo, uno debe poder, si es necesario, establecerlas razones para sus conclusiones, el significado de sus términos, y lo que hace que su razonamiento sea válido y completo.

Leonard Peikoff define “Objetividad” como:

“La adherencia voluntaria a la realidad por el método de la lógica.” [OPAR, 116]

Y explica que es ser “Objetivo” de la siguiente manera:

“Ser “objetivo” en las actividades conceptuales es adherirse voluntariamente a la realidad por medio de seguir ciertas reglas de método, un método basado en hechos y apropiado a la forma de cognición del hombre.” [OPAR, 117]

Ser objetivo pues, es examinar la evidencia sin prejuicios, considerar los hechos, y no poner ninguna consideración por encima de la verdad. Lo contrario es ser subjetivo o arbitrario, que consiste en derivar las conclusiones de deseos, esperanzas, miedos, o de cualquier cosa que nos pase por la mente sin identificar el mundo extra-mental fáctico. Por eso, el medio para asegurarnos que nuestro procedimiento se basa en la realidad, en lo fáctico y no en la fantasía, es la lógica. Esto quiere decir, desde el punto de vista Objetivista, aplicar reglas lógicas derivadas de la naturaleza de la facultad conceptual humana.

En todo momento y asunto, uno enfrenta la alternativa de hacer el esfuerzo de embarcarse en procesar lógicamente los hechos observados, integrando nuestras ideas en el contexto total y comprobando si hay o no contradicciones –o en dejarse llevar por la autoridad, pretensiones, impulsos, suposiciones, conjeturas, o fe. El proceso objetivo tiene como fin llegar a conclusiones verdaderas, y normalmente ese es el resultado. Pero el ser objetivo no garantiza que nuestra conclusión sea verdadera. La verdad, como el conocimiento, tiene tanto un componente metafísico como uno epistemológico. Una conclusión verdadera debe establecer un hecho y reflejar conocimiento de ese hecho. “Verdad” y “conocimiento” son términos que indican que se ha alcanzado el éxito cognitivo. “Objetivo” en cambio, indica la naturaleza del proceso y la cualidad de su producto, ya sea que haya sido exitoso o no en conocer un hecho. La objetividad, como la certeza, es compatible con el error; no obstante, la objetividad es la mejor protección contra cualquier error. La objetividad consiste en un proceso metódico, deliberado y honesto de búsqueda de la verdad, a diferencia de entregar el control de la mente a los impulsos emocionales y a asociaciones aleatorias, o a evadir los hechos.

Un producto mental, tal como una conclusión o teoría, tiene la condición de “objetiva” cuando se ha alcanzado por, y comprobado por, un proceso objetivo, un proceso de someter deliberadamente el razonamiento a las reglas de la lógica.

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