¿Qué es la Diplomacia? Para algunos, el arte de decir lo peor haciéndolo parecer lo mejor. O como dijo Winston Churchill, “la diplomacia es el arte de mandar a alguien al infierno de tal forma, que pida indicaciones de cómo llegar”. Para ser exactos, en su definición original (Griega), es el arte y la práctica de negociar con representantes de otros Estados soberanos. Es decir, algo muy claro y específico. Tenemos cuantiosos ejemplos de relaciones con otros países que distan mucho de ser diplomáticas, en el sentido original del término. Situaciones en las que la injerencia en los asuntos internos de Guatemala ha sido clara y evidente. Nos han pasado recetas, impuesto medidas, obligado sutilmente a acatar “recomendaciones” con sabor a orden, y con ello, hacer lo que la contra parte mucho más fuerte quiere, obviamente a cambio de que nos concedan algún beneficio. Les menciono un par de ejemplos de esto: a cambio de dinero, fusiles y un puente, Rafael Carrera, aconsejado por Juan José de Aycinena y Piñol le cedió Izabal a la Compañía Belga de Colonización. Las obras no fueron realizadas y la colonia fracasó por el clima. Menos mal porque de lo contrario no tendríamos Izabal. Los mismos personajes decidieron ceder Belice a los ingleses a cambio de armas y una carretera al Atlántico, que nos costó nada más y nada menos que Belice. Como esos ejemplos de falta total de diplomacia tenemos muchos. Hoy día, Chixoy es la nueva píldora a tragar a cambio del acceso a los beneficios del Plan de Alianza para la Prosperidad, que aún no es un hecho.
Los países nórdicos no han sido la excepción a esta mala aplicación de la diplomacia. Por años han alimentado personajes obscuros con agendas nefastas, parásitos sociales, y aprovechados que han visto en la guerra y en la etapa post firma de los Acuerdos de Paz una oportunidad para tener su cómodo modus vivendi gracias a las donaciones de los incautos nórdicos. Cuando el Reino de Noruega anunció esta semana que retirará su Embajada de Guatemala en el 2016 las reacciones en las redes sociales, coincidieron con que no significa una pérdida para Guatemala. Muchos guatemaltecos perciben la relación con ese país como negativa en cuanto a su más que evidente apoyo a entes de tendencia izquierdista. Ahora bien, considero importante aclarar que según el portal oficial de la Embajada de Noruega en Guatemala, los programas de asistencia que ese país otorga van desde temas agrícolas, a laborales, derechos humanos, asistencia legal gratuita, apoyo a la CICIG, programas en favor de la mujer y la niña, temas medioambientales, diversidad sexual e implementación de justicia.
Las donaciones oscilan entre NOK 1,750,000 (equivalentes a US$201,917, entregados en un lapso que va del 2012 al 2015, hasta NOK 70,000,000 (equivalentes a poco más de US$8 millones, entregados en un período que va del 2013 al 2017). El más bajo financia el bufete de Abogados sin Fronteras dedicados a derechos humanos que proveen asistencia técnica y educación a jóvenes estudiantes de Derecho y abogados, siempre en materia de derechos humanos. El más cuantioso fue asignado al Programa Maya II, para apoyar a los derechos de los pueblos indígenas en las áreas de justicia, educación y participación política, a través de la Oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Son 5 las organizaciones no gubernamentales noruegas que operan en Guatemala. Una apoya a la Cruz Roja, otra se dedica a temas de violencia y asistencia a las víctimas, una más se dedica a temas de reforma agraria, y la última a llevar música a los discapacitados apoyando a la Fundación Margarita Tejada. Entre éstas, dos llaman mi atención. FOKUS, coordina el trabajo de solidaridad internacional de 62 organizaciones noruegas de mujeres y apoya a Conavigua. Formada por feministas radicales, medioambientales y organizaciones de solidaridad, mujeres en sindicatos, mujeres en uniones de comercio, inmigrantes y refugiadas, y grupos de mujeres dentro de los ONGs con una orientación hacia “el desarrollo”, organizaciones religiosas y partidos políticos. Suena muy loable. Saque usted sus conclusiones. Y la segunda es la Norsk Folkehjelp que se dedica a “democratización y el derecho a la tierra” y luchan por la “redistribución social de recursos naturales y de la tierra”. De nuevo, saque usted sus conclusiones.
En lo personal, creo que nada es enteramente malo ni enteramente bueno, y que la asistencia de ONGs y del gobierno Noruego, como del Sueco, en su mayoría van encaminadas hacia donde van porque muy probablemente no hemos sido lo suficientemente proactivos y eficaces en hacerles ver el panorama completo de nuestra realidad. Si sólo se les alimenta información constante de un lado de la moneda, es natural que vean únicamente ése lado de la misma. Como dijo Napoleón, “la diplomacia es la política en traje de etiqueta” y debe realizarse por quienes la comprenden, no por improvisados. Espero pues que el futuro gobierno tenga la claridad de emplear gente idónea que sabe realmente que significa la diplomacia y como usarla, para que puedan transmitir lo que deseamos, mostrar lo positivo de Guatemala que la comunidad internacional no suele ver, vender nuestra imagen como un país en vías de desarrollo que lucha por ir hacia adelante, que hable de los logros substantivos, y que por ende, conduzca una política exterior efectiva y positiva. Como diplomático, no aplaudo totalmente que se vaya la Embajada Noruega, pero creo que todo pasa por algo, y quizás con ello baje un poco el nivel de injerencia de los noruegos en azuzar ánimos, en estimular figuras nefastas y en inmiscuirse en temas que ya no tienen sentido a este punto de nuestra Historia, como lo es por ejemplo, el trillado tema del genocidio.
¿Qué es la Diplomacia? Para algunos, el arte de decir lo peor haciéndolo parecer lo mejor. O como dijo Winston Churchill, “la diplomacia es el arte de mandar a alguien al infierno de tal forma, que pida indicaciones de cómo llegar”. Para ser exactos, en su definición original (Griega), es el arte y la práctica de negociar con representantes de otros Estados soberanos. Es decir, algo muy claro y específico. Tenemos cuantiosos ejemplos de relaciones con otros países que distan mucho de ser diplomáticas, en el sentido original del término. Situaciones en las que la injerencia en los asuntos internos de Guatemala ha sido clara y evidente. Nos han pasado recetas, impuesto medidas, obligado sutilmente a acatar “recomendaciones” con sabor a orden, y con ello, hacer lo que la contra parte mucho más fuerte quiere, obviamente a cambio de que nos concedan algún beneficio. Les menciono un par de ejemplos de esto: a cambio de dinero, fusiles y un puente, Rafael Carrera, aconsejado por Juan José de Aycinena y Piñol le cedió Izabal a la Compañía Belga de Colonización. Las obras no fueron realizadas y la colonia fracasó por el clima. Menos mal porque de lo contrario no tendríamos Izabal. Los mismos personajes decidieron ceder Belice a los ingleses a cambio de armas y una carretera al Atlántico, que nos costó nada más y nada menos que Belice. Como esos ejemplos de falta total de diplomacia tenemos muchos. Hoy día, Chixoy es la nueva píldora a tragar a cambio del acceso a los beneficios del Plan de Alianza para la Prosperidad, que aún no es un hecho.
Los países nórdicos no han sido la excepción a esta mala aplicación de la diplomacia. Por años han alimentado personajes obscuros con agendas nefastas, parásitos sociales, y aprovechados que han visto en la guerra y en la etapa post firma de los Acuerdos de Paz una oportunidad para tener su cómodo modus vivendi gracias a las donaciones de los incautos nórdicos. Cuando el Reino de Noruega anunció esta semana que retirará su Embajada de Guatemala en el 2016 las reacciones en las redes sociales, coincidieron con que no significa una pérdida para Guatemala. Muchos guatemaltecos perciben la relación con ese país como negativa en cuanto a su más que evidente apoyo a entes de tendencia izquierdista. Ahora bien, considero importante aclarar que según el portal oficial de la Embajada de Noruega en Guatemala, los programas de asistencia que ese país otorga van desde temas agrícolas, a laborales, derechos humanos, asistencia legal gratuita, apoyo a la CICIG, programas en favor de la mujer y la niña, temas medioambientales, diversidad sexual e implementación de justicia.
Las donaciones oscilan entre NOK 1,750,000 (equivalentes a US$201,917, entregados en un lapso que va del 2012 al 2015, hasta NOK 70,000,000 (equivalentes a poco más de US$8 millones, entregados en un período que va del 2013 al 2017). El más bajo financia el bufete de Abogados sin Fronteras dedicados a derechos humanos que proveen asistencia técnica y educación a jóvenes estudiantes de Derecho y abogados, siempre en materia de derechos humanos. El más cuantioso fue asignado al Programa Maya II, para apoyar a los derechos de los pueblos indígenas en las áreas de justicia, educación y participación política, a través de la Oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Son 5 las organizaciones no gubernamentales noruegas que operan en Guatemala. Una apoya a la Cruz Roja, otra se dedica a temas de violencia y asistencia a las víctimas, una más se dedica a temas de reforma agraria, y la última a llevar música a los discapacitados apoyando a la Fundación Margarita Tejada. Entre éstas, dos llaman mi atención. FOKUS, coordina el trabajo de solidaridad internacional de 62 organizaciones noruegas de mujeres y apoya a Conavigua. Formada por feministas radicales, medioambientales y organizaciones de solidaridad, mujeres en sindicatos, mujeres en uniones de comercio, inmigrantes y refugiadas, y grupos de mujeres dentro de los ONGs con una orientación hacia “el desarrollo”, organizaciones religiosas y partidos políticos. Suena muy loable. Saque usted sus conclusiones. Y la segunda es la Norsk Folkehjelp que se dedica a “democratización y el derecho a la tierra” y luchan por la “redistribución social de recursos naturales y de la tierra”. De nuevo, saque usted sus conclusiones.
En lo personal, creo que nada es enteramente malo ni enteramente bueno, y que la asistencia de ONGs y del gobierno Noruego, como del Sueco, en su mayoría van encaminadas hacia donde van porque muy probablemente no hemos sido lo suficientemente proactivos y eficaces en hacerles ver el panorama completo de nuestra realidad. Si sólo se les alimenta información constante de un lado de la moneda, es natural que vean únicamente ése lado de la misma. Como dijo Napoleón, “la diplomacia es la política en traje de etiqueta” y debe realizarse por quienes la comprenden, no por improvisados. Espero pues que el futuro gobierno tenga la claridad de emplear gente idónea que sabe realmente que significa la diplomacia y como usarla, para que puedan transmitir lo que deseamos, mostrar lo positivo de Guatemala que la comunidad internacional no suele ver, vender nuestra imagen como un país en vías de desarrollo que lucha por ir hacia adelante, que hable de los logros substantivos, y que por ende, conduzca una política exterior efectiva y positiva. Como diplomático, no aplaudo totalmente que se vaya la Embajada Noruega, pero creo que todo pasa por algo, y quizás con ello baje un poco el nivel de injerencia de los noruegos en azuzar ánimos, en estimular figuras nefastas y en inmiscuirse en temas que ya no tienen sentido a este punto de nuestra Historia, como lo es por ejemplo, el trillado tema del genocidio.