El pasado sirve para dos cosas: aprender para no cometer los mismos errores, y saber de dónde se origina todo. Existen guatemaltecos que han comprendido estos principios elementales, y que con mentes limpias de telarañas del pasado, han elegido ver hacia adelante. Nadie pretende hacer como que no existen aún retos sociales, económicos, medioambientales, culturales, raciales y sociológicos. Existen en Guatemala, como en Estados Unidos, en Rusia y en todos lados. Nadie pretende tapar el sol con un dedo, pero es innegable que es mucho más difícil llegar a la cima de la montaña con grilletes amarados a los tobillos. Si nos quedamos estancados en los mismos argumentos, en los mismos odios y resentimientos, es como pretender construir un jardín sobre terreno árido y sin agua.
Pregunto, ¿Cuál es el propósito de continuar hablando de la guerra, dándole raja al General Ríos Montt y al Ejército, de seguir con los argumentos de guerra fría? ¿Qué gana Guatemala con esa visión? ¿Qué construimos, resolvemos y desarrollamos que no sea nada mas alimentar resentimientos, animosidades y odio. De igual forma, pregunto ¿Qué resultados tangibles tenemos de toda esa asistencia que las Organizaciones No Gubernamentales han recibido de Noruega y de tantos otros donantes extranjeros?
Me pregunto también si los fondos enviados a esas ONGs han sido monitoreados, si existen registros contables, si han pagado impuestos, y si los fondos recibidos han sido destinados a lo que se supone que tenían que ser destinados. Estas son preguntas válidas, ya que existen antecedentes. Cito un ejemplo. El 8 de diciembre del 2012 Siglo XXI nos informó en su nota titulada “ONG con denuncia penal presupuestada en el 2013” sobre la “lista negra” de ONGs con denuncias ante el Ministerio Público. La lista incluía en esa oportunidad cooperativas, entidades medioambientales, otras que operan en el campo de la educación. Inclusive, figurando a pesar de las denuncias como entes con acceso a programas de asistencia dentro del presupuesto de la nación. En ésa oportunidad inclusive la diputada Nineth Montenegro investigó e informó que por ejemplo, la ONG Remar-Guatemala recibió Q334 mil, a pesar de haber sido denunciada penalmente en el 2010 por Q775 mil malversados. Y como este ejemplo, existen muchos otros. Con esto no estoy diciendo que todas las ONGs procedan mal, simplemente vuelvo y pregunto si han sido fiscalizadas debidamente. En ésa oportunidad, Helmer Velásquez, Director Ejecutivo de la Coordinadora Nacional de ONG y Cooperativas expresó su desaprobación por la forma “laxa” en que el Congreso ve la Ley ya que no se debieran asignar recursos a quienes tengan una situación jurídica pendiente de clarificar. Esto me parece magnífico.
El hecho es que la asistencia recibida por las ONGs es enorme, y en especial de Noruega. Esa asistencia en particular ha generado reacciones encontradas. Que Noruega se va en el 2016, es un hecho, y está bien. Que las ONGs están ardidas de perder sus ingresos, me parece obvio. Quienes defienden el actuar de las ONGs y del gobierno de Noruega, como Plaza Pública o el mismo Lic. Velásquez, argumentan que es la “élite” empresarial y los militares (ambos vistos cual gran Satán por la izquierda) quienes se empeñan en atacar a los pobres vikingos porque éstos “luchan por los derechos de los indígenas abusados por los terratenientes”, se empeñan en “la negación del genocidio” y en que en Guatemala hayan hidroeléctricas, mineras, petroleras y demás. Es decir, todos estos pros noruegos y sus protegidos, quisieran ver a Guatemala sin mineras, sin hidroeléctricas, SIN PROGRESO. Milagro que no hablan en contra de las carreteras, de las telefónicas, del Internet, o de la comida enlatada. Se les olvida que estos rubros generan crecimiento económico, empleos estables, divisas, aquí y en Noruega. Las comunidades necesitan energía eléctrica, agua potable, asistencia médica, educación e infraestructura y todo eso no se genera sin progreso.
Es obvio para todos los que no tenemos resentimientos ni complejos de ninguna índole que la necesidad en Guatemala es enorme, pero que no es con paternalismos ni con criticar que se resolverán las cosas. El odio sólo genera más odio, el resentimiento sólo genera más resentimiento. En Bangladesh, para citar un país con mayores retos que Guatemala, se ha visto como los programas de asistencia que incentivan la creatividad y la actividad productiva en las comunidades, ya no digamos en las mujeres, dan frutos en beneficio de ellas, de sus familias, de la comunidad misma. Basta seguir con el discurso obtuso y resentido de siempre. Queremos proveer oportunidades, generar empleo, mejorar el nivel de vida de la gente, no continuar diciéndoles que “pobrecitos” y tratándolos con paternalismo. ¡Si tan sólo lo entendieran quienes se empeñan en aplicar en Guatemala sistemas ideológicos obsoletos! Es hora de mejorar la auto-estima de la gente, que se sientan capaces de dirigir sus propios destinos, de dejar su capacidad creativa fluir y de darles la oportunidad de crecer. ¡Eso necesita Guatemala!
El pasado sirve para dos cosas: aprender para no cometer los mismos errores, y saber de dónde se origina todo. Existen guatemaltecos que han comprendido estos principios elementales, y que con mentes limpias de telarañas del pasado, han elegido ver hacia adelante. Nadie pretende hacer como que no existen aún retos sociales, económicos, medioambientales, culturales, raciales y sociológicos. Existen en Guatemala, como en Estados Unidos, en Rusia y en todos lados. Nadie pretende tapar el sol con un dedo, pero es innegable que es mucho más difícil llegar a la cima de la montaña con grilletes amarados a los tobillos. Si nos quedamos estancados en los mismos argumentos, en los mismos odios y resentimientos, es como pretender construir un jardín sobre terreno árido y sin agua.
Pregunto, ¿Cuál es el propósito de continuar hablando de la guerra, dándole raja al General Ríos Montt y al Ejército, de seguir con los argumentos de guerra fría? ¿Qué gana Guatemala con esa visión? ¿Qué construimos, resolvemos y desarrollamos que no sea nada mas alimentar resentimientos, animosidades y odio. De igual forma, pregunto ¿Qué resultados tangibles tenemos de toda esa asistencia que las Organizaciones No Gubernamentales han recibido de Noruega y de tantos otros donantes extranjeros?
Me pregunto también si los fondos enviados a esas ONGs han sido monitoreados, si existen registros contables, si han pagado impuestos, y si los fondos recibidos han sido destinados a lo que se supone que tenían que ser destinados. Estas son preguntas válidas, ya que existen antecedentes. Cito un ejemplo. El 8 de diciembre del 2012 Siglo XXI nos informó en su nota titulada “ONG con denuncia penal presupuestada en el 2013” sobre la “lista negra” de ONGs con denuncias ante el Ministerio Público. La lista incluía en esa oportunidad cooperativas, entidades medioambientales, otras que operan en el campo de la educación. Inclusive, figurando a pesar de las denuncias como entes con acceso a programas de asistencia dentro del presupuesto de la nación. En ésa oportunidad inclusive la diputada Nineth Montenegro investigó e informó que por ejemplo, la ONG Remar-Guatemala recibió Q334 mil, a pesar de haber sido denunciada penalmente en el 2010 por Q775 mil malversados. Y como este ejemplo, existen muchos otros. Con esto no estoy diciendo que todas las ONGs procedan mal, simplemente vuelvo y pregunto si han sido fiscalizadas debidamente. En ésa oportunidad, Helmer Velásquez, Director Ejecutivo de la Coordinadora Nacional de ONG y Cooperativas expresó su desaprobación por la forma “laxa” en que el Congreso ve la Ley ya que no se debieran asignar recursos a quienes tengan una situación jurídica pendiente de clarificar. Esto me parece magnífico.
El hecho es que la asistencia recibida por las ONGs es enorme, y en especial de Noruega. Esa asistencia en particular ha generado reacciones encontradas. Que Noruega se va en el 2016, es un hecho, y está bien. Que las ONGs están ardidas de perder sus ingresos, me parece obvio. Quienes defienden el actuar de las ONGs y del gobierno de Noruega, como Plaza Pública o el mismo Lic. Velásquez, argumentan que es la “élite” empresarial y los militares (ambos vistos cual gran Satán por la izquierda) quienes se empeñan en atacar a los pobres vikingos porque éstos “luchan por los derechos de los indígenas abusados por los terratenientes”, se empeñan en “la negación del genocidio” y en que en Guatemala hayan hidroeléctricas, mineras, petroleras y demás. Es decir, todos estos pros noruegos y sus protegidos, quisieran ver a Guatemala sin mineras, sin hidroeléctricas, SIN PROGRESO. Milagro que no hablan en contra de las carreteras, de las telefónicas, del Internet, o de la comida enlatada. Se les olvida que estos rubros generan crecimiento económico, empleos estables, divisas, aquí y en Noruega. Las comunidades necesitan energía eléctrica, agua potable, asistencia médica, educación e infraestructura y todo eso no se genera sin progreso.
Es obvio para todos los que no tenemos resentimientos ni complejos de ninguna índole que la necesidad en Guatemala es enorme, pero que no es con paternalismos ni con criticar que se resolverán las cosas. El odio sólo genera más odio, el resentimiento sólo genera más resentimiento. En Bangladesh, para citar un país con mayores retos que Guatemala, se ha visto como los programas de asistencia que incentivan la creatividad y la actividad productiva en las comunidades, ya no digamos en las mujeres, dan frutos en beneficio de ellas, de sus familias, de la comunidad misma. Basta seguir con el discurso obtuso y resentido de siempre. Queremos proveer oportunidades, generar empleo, mejorar el nivel de vida de la gente, no continuar diciéndoles que “pobrecitos” y tratándolos con paternalismo. ¡Si tan sólo lo entendieran quienes se empeñan en aplicar en Guatemala sistemas ideológicos obsoletos! Es hora de mejorar la auto-estima de la gente, que se sientan capaces de dirigir sus propios destinos, de dejar su capacidad creativa fluir y de darles la oportunidad de crecer. ¡Eso necesita Guatemala!