Que alegría no escribir más sobre elecciones, no hacer más llamados al voto, y poder finalmente cambiar cassette y sacar esos temas de la lista. El pueblo habló fuerte y claro, con un NO contundente a la clase política tradicional. Jimmy Morales asumirá el 14 de enero como el nuevo Presidente Constitucional de la República de Guatemala, y con ello, esperemos sea el inicio de un nuevo capítulo de nuestra Historia que vaya hacia arriba, con todo y que será cuesta arriba, pero avanzando hacia la meta. Esa meta que todos anhelamos: una Guatemala próspera para todos, con mejores oportunidades para la gran mayoría, con un gobierno bien hecho, que trabaje realmente por el bien común de sus ciudadanos.
Será un reto para el nuevo gobierno realizar cambios significativos en un país que está tan herido, tan dañado, y tan raquítico. Sin embargo, existen estudios completos y profundos sobre cada uno de los temas, que si el nuevo Presidente es realmente inteligente, los incorporará ya que no tendría que inventar la rueda. Eso es de por sí, una ventaja que espero tanto no desperdicie, que los haga suyos y busque el equipo idóneo para implementarlos. Roma no se hizo en un día, y tampoco se resolverán todos nuestros problemas en cuatro años. Quién así lo crea es demasiado inocente. Pero, sin lugar a dudas, se pueden hacer cambios de forma y de fondo que dejen los cimientos sólidos sobre los cuales edificar. El tema pues es construir lo que no existe, reparar lo que vale la pena, enderezar lo que se ha ido por la tangente.
La sociedad civil que este año mandó al boticario al Presidente y a la Vicepresidente, que impulsaron, apoyaron y aplaudieron a nuestra Señora Fiscal de Hierro (espero no se ofenda porque la compare con nada más y nada menos que la Thatcher) y a Iván el Temible, debe continuar estimulándolos para que hagan su trabajo y el gobierno debe continuar dándoles las herramientas para ello. Todos iguales ante la Ley, debe ser aplicado hasta su máxima expresión.
El futuro Congreso será un show interesante. Muchos actores son viejos lobos conocidos, que ya no pueden vestirse de oveja porque los tenemos más que controlados. A los líderes sociales, les toca continuar con el dedo en el pulso porque la depuración del Congreso es fundamental para sanear Guatemala. Pedirle peras al Olmo es de tontos. Esperar que de el próximo Congreso salga algo productivo, positivo y progresista es por ende, pedir demasiado. Por ello, los expertos en los temas tienen la obligación cívica y moral de ayudar a los diputados presentándoles la papa pelada, para que ya sólo voten. Es necesario darles los insumos, los proyectos acuciosos, y no permitirles descomponerlos ni arruinarlos con su ignorancia, su falta de ética y su poca visión de país. Son pocos los diputados, porque existen, que tienen dos dedos de frente y buena fe, y que trabajan honestamente. A esos pocos hay que cuidarlos, y no dejarlos descarriarse ni contaminarse con la corrupción y podredumbre que los circunda.
Así que bueno, vaso medio lleno, no medio vacío. A seguir dándole, trabajando con honradez y buena voluntad, a no dejarnos dar atole con el dedo, a mantenernos informados y vigilantes, se ha dicho. Lo digo siempre y lo repito con la esperanza que se les grabe a todos, ¡juntos podemos porque los buenos somos más!
Que alegría no escribir más sobre elecciones, no hacer más llamados al voto, y poder finalmente cambiar cassette y sacar esos temas de la lista. El pueblo habló fuerte y claro, con un NO contundente a la clase política tradicional. Jimmy Morales asumirá el 14 de enero como el nuevo Presidente Constitucional de la República de Guatemala, y con ello, esperemos sea el inicio de un nuevo capítulo de nuestra Historia que vaya hacia arriba, con todo y que será cuesta arriba, pero avanzando hacia la meta. Esa meta que todos anhelamos: una Guatemala próspera para todos, con mejores oportunidades para la gran mayoría, con un gobierno bien hecho, que trabaje realmente por el bien común de sus ciudadanos.
Será un reto para el nuevo gobierno realizar cambios significativos en un país que está tan herido, tan dañado, y tan raquítico. Sin embargo, existen estudios completos y profundos sobre cada uno de los temas, que si el nuevo Presidente es realmente inteligente, los incorporará ya que no tendría que inventar la rueda. Eso es de por sí, una ventaja que espero tanto no desperdicie, que los haga suyos y busque el equipo idóneo para implementarlos. Roma no se hizo en un día, y tampoco se resolverán todos nuestros problemas en cuatro años. Quién así lo crea es demasiado inocente. Pero, sin lugar a dudas, se pueden hacer cambios de forma y de fondo que dejen los cimientos sólidos sobre los cuales edificar. El tema pues es construir lo que no existe, reparar lo que vale la pena, enderezar lo que se ha ido por la tangente.
La sociedad civil que este año mandó al boticario al Presidente y a la Vicepresidente, que impulsaron, apoyaron y aplaudieron a nuestra Señora Fiscal de Hierro (espero no se ofenda porque la compare con nada más y nada menos que la Thatcher) y a Iván el Temible, debe continuar estimulándolos para que hagan su trabajo y el gobierno debe continuar dándoles las herramientas para ello. Todos iguales ante la Ley, debe ser aplicado hasta su máxima expresión.
El futuro Congreso será un show interesante. Muchos actores son viejos lobos conocidos, que ya no pueden vestirse de oveja porque los tenemos más que controlados. A los líderes sociales, les toca continuar con el dedo en el pulso porque la depuración del Congreso es fundamental para sanear Guatemala. Pedirle peras al Olmo es de tontos. Esperar que de el próximo Congreso salga algo productivo, positivo y progresista es por ende, pedir demasiado. Por ello, los expertos en los temas tienen la obligación cívica y moral de ayudar a los diputados presentándoles la papa pelada, para que ya sólo voten. Es necesario darles los insumos, los proyectos acuciosos, y no permitirles descomponerlos ni arruinarlos con su ignorancia, su falta de ética y su poca visión de país. Son pocos los diputados, porque existen, que tienen dos dedos de frente y buena fe, y que trabajan honestamente. A esos pocos hay que cuidarlos, y no dejarlos descarriarse ni contaminarse con la corrupción y podredumbre que los circunda.
Así que bueno, vaso medio lleno, no medio vacío. A seguir dándole, trabajando con honradez y buena voluntad, a no dejarnos dar atole con el dedo, a mantenernos informados y vigilantes, se ha dicho. Lo digo siempre y lo repito con la esperanza que se les grabe a todos, ¡juntos podemos porque los buenos somos más!