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Nobel a 3 arquitectos del crecimiento económico

.
Marcos Jacobo Suárez Sipmann
13 de octubre, 2025

El premio Nobel de Economía 2025 se ha otorgado en dos mitades. La primera a Joel Mokyr, de la Universidad Northwestern (EE. UU.) “por haber identificado los prerrequisitos para el crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico”.

La otra mitad se otorgó de modo conjunto a Philippe Aghion, del Collège de France e INSEAD y la London School of Economics and Political Science (Reino Unido) y a Peter Howitt, de la Universidad Brown (EE. UU.) “por la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa”.

Mokyr: el historiador que descifró el motor de la modernidad

El enfoque de Mokyr combina economía, historia de la ciencia y filosofía del conocimiento. Argumenta que el salto decisivo del crecimiento sostenido —que distingue a las sociedades modernas— se funda no solo en inventos aislados, sino en la convergencia entre conocimiento proposicional (por qué funciona algo) y prescriptivo (cómo aplicarlo).  Ha sido galardonado con la mitad del premio por “identificar los prerrequisitos del crecimiento sostenido mediante el progreso tecnológico”. Enfatiza, asimismo, que los avances solo prosperan en sociedades abiertas al cambio: hay ganadores, sí, pero también resistencia institucional y social a la destrucción de lo establecido.

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Aghion: teórico del ciclo implacable de innovación

La contribución central de Aghion es la teoría de “crecimiento endógeno con destrucción creativa”, desarrollada junto a Howitt. Un modelo formal donde las empresas invierten en innovación para superar a las que dominan el mercado, provocando un ciclo continuo de reemplazos.  Parte del premio le correspondió por “la teoría del crecimiento sostenido mediante destrucción creativa”. Ha aplicado sus ideas al diseño de políticas: competencia, subvenciones a I+D, flexibilidad laboral y control de monopolios son claves para mantener el dinamismo económico.

Howitt: trazador de los equilibrios del cambio estructural

Howitt es coautor junto a Aghion de la versión formal de esta teoría.  Su aportación: convertir esas intuiciones en un modelo macroeconómico de “equilibrio general”: la inversión en innovación compite con otras demandas del capital y el ahorro, y las ganancias futuras deben compensar los riesgos de “desplazar” tecnologías existentes.  Esta teoría, compartida con Aghion, ilumina cómo el progreso tecnológico desmantela modelos viejos para dar paso a nuevos.  

Una sinergia intelectual: el triángulo de la innovación sustentable

Si bien sus trayectorias difieren —Mokyr en el ámbito histórico-conceptual, Aghion y Howitt en la formalización económica—, sus obras convergen. Explican un mismo fenómeno: la innovación es tanto constructora como destructora. Solo cuando ese ciclo persiste y se continúa puede emerger un crecimiento sostenido.

 Mokyr aporta el contexto histórico, señalando que por siglos la humanidad vivió en la trampa del estancamiento. Aghion y Howitt proveen los engranajes formales que muestran cómo empresas e innovadores se empujan unos a otros, en un juego de sustitución constante.

Juntos, fortalecen la idea de que la clave para evitar la parálisis económica histórica reside en instituciones flexibles, competencia regulada, inversión pública en I+D y cuidado del capital humano.

La destrucción creativa provoca conflictos que deben gestionarse de manera constructiva. De lo contrario, la innovación se verá bloqueada por empresas consolidadas y grupos de interés que corren el riesgo de verse perjudicados.

La Academia recuerda que, durante los últimos dos siglos, por primera vez, “el mundo experimentó un crecimiento económico sostenido” que logró “sacar un gran número de personas de la pobreza y sentó las bases de nuestra prosperidad”.

Demuestran que el crecimiento económico no puede darse por sentado. “Debemos defender los mecanismos que subyacen a la destrucción creativa para no caer en el estancamiento”, concluye el presidente del Comité del premio en Ciencias Económicas, John Hassler.

El avance de la tecnología es la base del “crecimiento económico sostenido, que se traduce en una mejor calidad de vida, salud y bienestar para el mundo”.

Nobel a 3 arquitectos del crecimiento económico

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Marcos Jacobo Suárez Sipmann
13 de octubre, 2025

El premio Nobel de Economía 2025 se ha otorgado en dos mitades. La primera a Joel Mokyr, de la Universidad Northwestern (EE. UU.) “por haber identificado los prerrequisitos para el crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico”.

La otra mitad se otorgó de modo conjunto a Philippe Aghion, del Collège de France e INSEAD y la London School of Economics and Political Science (Reino Unido) y a Peter Howitt, de la Universidad Brown (EE. UU.) “por la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa”.

Mokyr: el historiador que descifró el motor de la modernidad

El enfoque de Mokyr combina economía, historia de la ciencia y filosofía del conocimiento. Argumenta que el salto decisivo del crecimiento sostenido —que distingue a las sociedades modernas— se funda no solo en inventos aislados, sino en la convergencia entre conocimiento proposicional (por qué funciona algo) y prescriptivo (cómo aplicarlo).  Ha sido galardonado con la mitad del premio por “identificar los prerrequisitos del crecimiento sostenido mediante el progreso tecnológico”. Enfatiza, asimismo, que los avances solo prosperan en sociedades abiertas al cambio: hay ganadores, sí, pero también resistencia institucional y social a la destrucción de lo establecido.

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Aghion: teórico del ciclo implacable de innovación

La contribución central de Aghion es la teoría de “crecimiento endógeno con destrucción creativa”, desarrollada junto a Howitt. Un modelo formal donde las empresas invierten en innovación para superar a las que dominan el mercado, provocando un ciclo continuo de reemplazos.  Parte del premio le correspondió por “la teoría del crecimiento sostenido mediante destrucción creativa”. Ha aplicado sus ideas al diseño de políticas: competencia, subvenciones a I+D, flexibilidad laboral y control de monopolios son claves para mantener el dinamismo económico.

Howitt: trazador de los equilibrios del cambio estructural

Howitt es coautor junto a Aghion de la versión formal de esta teoría.  Su aportación: convertir esas intuiciones en un modelo macroeconómico de “equilibrio general”: la inversión en innovación compite con otras demandas del capital y el ahorro, y las ganancias futuras deben compensar los riesgos de “desplazar” tecnologías existentes.  Esta teoría, compartida con Aghion, ilumina cómo el progreso tecnológico desmantela modelos viejos para dar paso a nuevos.  

Una sinergia intelectual: el triángulo de la innovación sustentable

Si bien sus trayectorias difieren —Mokyr en el ámbito histórico-conceptual, Aghion y Howitt en la formalización económica—, sus obras convergen. Explican un mismo fenómeno: la innovación es tanto constructora como destructora. Solo cuando ese ciclo persiste y se continúa puede emerger un crecimiento sostenido.

 Mokyr aporta el contexto histórico, señalando que por siglos la humanidad vivió en la trampa del estancamiento. Aghion y Howitt proveen los engranajes formales que muestran cómo empresas e innovadores se empujan unos a otros, en un juego de sustitución constante.

Juntos, fortalecen la idea de que la clave para evitar la parálisis económica histórica reside en instituciones flexibles, competencia regulada, inversión pública en I+D y cuidado del capital humano.

La destrucción creativa provoca conflictos que deben gestionarse de manera constructiva. De lo contrario, la innovación se verá bloqueada por empresas consolidadas y grupos de interés que corren el riesgo de verse perjudicados.

La Academia recuerda que, durante los últimos dos siglos, por primera vez, “el mundo experimentó un crecimiento económico sostenido” que logró “sacar un gran número de personas de la pobreza y sentó las bases de nuestra prosperidad”.

Demuestran que el crecimiento económico no puede darse por sentado. “Debemos defender los mecanismos que subyacen a la destrucción creativa para no caer en el estancamiento”, concluye el presidente del Comité del premio en Ciencias Económicas, John Hassler.

El avance de la tecnología es la base del “crecimiento económico sostenido, que se traduce en una mejor calidad de vida, salud y bienestar para el mundo”.

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