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La Mezquita: sensaciones tradicionales españolas

Fotografía:República
Alice Utrera y Marcos Suárez
07 de noviembre, 2025

Fundada en 1960, La Mezquita es mucho más que un restaurante: es una cápsula viva de historia en el corazón de la Zona 1. En sus salones han compartido mesas artistas, escritores y políticos como Efraín Recinos, Mario Monteforte Toledo, Humberto Acal, Manolo Gallardo y hasta figuras internacionales como Paloma San Basilio, Julio Iglesias o los jugadores del Real Madrid de las cinco Copas de Europa. Sus paredes, inspiradas en la Mezquita de Córdoba, guardan recuerdos de una época en la que la cultura y la amistad se encontraban entre copas de vino y partidas de dominó. 

Hoy, ese espíritu se mantiene intacto. Su cocina, fiel a la tradición, ofrece una experiencia que va más allá del sabor.  

Esta clásica taberna ibérica apuesta por la autenticidad. Lo hace con una selección de tapas bien ejecutadas. 

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Croquetas de jamón 

Una buena presencia de jamón —no solo aroma—, bechamel. De textura cremosa, con el interior sedoso y el rebozado dorado y crujiente en su punto. Muy recomendables como apertura. 

Ensalada de pimientos 

Tiras de pimiento con brillo de aceite de oliva y una ligera acidez. Buena caramelización y humo; el aliño es simple y efectivo (aceite, quizá vinagre de jerez, sal). Textura melosa que contrastaba bien con las croquetas. Fresca y necesaria para limpiar el paladar entre bocados más contundentes. 

Callos 

Fondo gelatinoso bien trabajado; callos tiernos y no gomosos. Contundentes y confortantes, ideal para quienes buscan sabor casero y potente. 

Un guiso tradicionalista, con perfil especiado (pimentón) y profundidad gracias al largo cocinado. Destacarían los matices de tomate y legumbres si las llevaran. 

Bacalao a la vizcaína 

Pescado jugoso y en su punto, con las lascas bien separadas. La salsa tenía buena base de pimiento choricero/tomate; equilibrio entre dulzor y acidez. Recomendable. 

A veces la intensidad de la salsa competía con el bacalao; quizá hubiera sido preferible una porción ligeramente más generosa de pescado frente a la salsa para poder evidenciar la calidad del bacalao. 

Chistorras 

Pequeñas, suculentas y bien hechas, con piel crujiente exterior y jugo interior que explotaba al morder. 

Condimento especiado, ligeramente picante y ahumado; acompañamiento (pan o pimientos) ayudaba a combinar. 

Tortilla de patatas con chorizo 

Textura jugosa por dentro (punto semifluido) y bien cuajada en el exterior. El chorizo aportaba manchas rojizas y sabor ahumado. 

Equilibrio entre la dulzura de la patata, la grasa del huevo y la fuerza del chorizo. Sabor reconfortante. 

Preferimos la tortilla más hecha, lo que el servicio –atento y conocedor– se aprestó a cumplir de manera eficaz y diligente.   

Imbatible como plato para compartir, ración generosa y sabrosa. 

Bebida — El Coto (Rioja) Crianza 2019 

Una elección acertada. Aportó notas de fruta roja madura, toques de vainilla y madera bien integrados por el tiempo en barrica. 

En cuanto al maridaje, acompañó con elegancia las tapas más grasas aguantando bien la intensidad de los callos y el bacalao. Aportó la acidez suficiente para limpiar el paladar entre bocados. 

 

Postre — Queso manchego 

Selección tradicional, correcta y efectiva. El manchego ofreció la salinidad y textura firme esperada. 

Un toque dulce –membrillo– o fruta seca hubiera mejorado la experiencia final elevando el cierre. 

Pacharán Zoco y Brandy Torres 10 

Digestivos bien escogidos. Cumplieron su función de digestivo y remate elegante. 

El pacharán añadió un cierre afrutado y anisado suave, ideal después de quesos y platos grasos; el Brandy Torres 10 aportó calidez, notas de roble y final largo, perfecto como remate. 

Conclusión 

La Mezquita ofrece raciones generosas y productos con buena técnica. Vino y digestivos mantienen un estándar razonable. En conjunto, la relación calidad/precio es muy buena: se percibe honestidad en la materia prima. Cocina tradicional sin pretensiones o modas. Podrían pulirse pequeños detalles. Con todo, el establecimiento es un sitio donde la experiencia sensorial devuelve más de lo que exige la cuenta. 

La Mezquita: sensaciones tradicionales españolas

Fotografía:República
Alice Utrera y Marcos Suárez
07 de noviembre, 2025

Fundada en 1960, La Mezquita es mucho más que un restaurante: es una cápsula viva de historia en el corazón de la Zona 1. En sus salones han compartido mesas artistas, escritores y políticos como Efraín Recinos, Mario Monteforte Toledo, Humberto Acal, Manolo Gallardo y hasta figuras internacionales como Paloma San Basilio, Julio Iglesias o los jugadores del Real Madrid de las cinco Copas de Europa. Sus paredes, inspiradas en la Mezquita de Córdoba, guardan recuerdos de una época en la que la cultura y la amistad se encontraban entre copas de vino y partidas de dominó. 

Hoy, ese espíritu se mantiene intacto. Su cocina, fiel a la tradición, ofrece una experiencia que va más allá del sabor.  

Esta clásica taberna ibérica apuesta por la autenticidad. Lo hace con una selección de tapas bien ejecutadas. 

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Croquetas de jamón 

Una buena presencia de jamón —no solo aroma—, bechamel. De textura cremosa, con el interior sedoso y el rebozado dorado y crujiente en su punto. Muy recomendables como apertura. 

Ensalada de pimientos 

Tiras de pimiento con brillo de aceite de oliva y una ligera acidez. Buena caramelización y humo; el aliño es simple y efectivo (aceite, quizá vinagre de jerez, sal). Textura melosa que contrastaba bien con las croquetas. Fresca y necesaria para limpiar el paladar entre bocados más contundentes. 

Callos 

Fondo gelatinoso bien trabajado; callos tiernos y no gomosos. Contundentes y confortantes, ideal para quienes buscan sabor casero y potente. 

Un guiso tradicionalista, con perfil especiado (pimentón) y profundidad gracias al largo cocinado. Destacarían los matices de tomate y legumbres si las llevaran. 

Bacalao a la vizcaína 

Pescado jugoso y en su punto, con las lascas bien separadas. La salsa tenía buena base de pimiento choricero/tomate; equilibrio entre dulzor y acidez. Recomendable. 

A veces la intensidad de la salsa competía con el bacalao; quizá hubiera sido preferible una porción ligeramente más generosa de pescado frente a la salsa para poder evidenciar la calidad del bacalao. 

Chistorras 

Pequeñas, suculentas y bien hechas, con piel crujiente exterior y jugo interior que explotaba al morder. 

Condimento especiado, ligeramente picante y ahumado; acompañamiento (pan o pimientos) ayudaba a combinar. 

Tortilla de patatas con chorizo 

Textura jugosa por dentro (punto semifluido) y bien cuajada en el exterior. El chorizo aportaba manchas rojizas y sabor ahumado. 

Equilibrio entre la dulzura de la patata, la grasa del huevo y la fuerza del chorizo. Sabor reconfortante. 

Preferimos la tortilla más hecha, lo que el servicio –atento y conocedor– se aprestó a cumplir de manera eficaz y diligente.   

Imbatible como plato para compartir, ración generosa y sabrosa. 

Bebida — El Coto (Rioja) Crianza 2019 

Una elección acertada. Aportó notas de fruta roja madura, toques de vainilla y madera bien integrados por el tiempo en barrica. 

En cuanto al maridaje, acompañó con elegancia las tapas más grasas aguantando bien la intensidad de los callos y el bacalao. Aportó la acidez suficiente para limpiar el paladar entre bocados. 

 

Postre — Queso manchego 

Selección tradicional, correcta y efectiva. El manchego ofreció la salinidad y textura firme esperada. 

Un toque dulce –membrillo– o fruta seca hubiera mejorado la experiencia final elevando el cierre. 

Pacharán Zoco y Brandy Torres 10 

Digestivos bien escogidos. Cumplieron su función de digestivo y remate elegante. 

El pacharán añadió un cierre afrutado y anisado suave, ideal después de quesos y platos grasos; el Brandy Torres 10 aportó calidez, notas de roble y final largo, perfecto como remate. 

Conclusión 

La Mezquita ofrece raciones generosas y productos con buena técnica. Vino y digestivos mantienen un estándar razonable. En conjunto, la relación calidad/precio es muy buena: se percibe honestidad en la materia prima. Cocina tradicional sin pretensiones o modas. Podrían pulirse pequeños detalles. Con todo, el establecimiento es un sitio donde la experiencia sensorial devuelve más de lo que exige la cuenta. 

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