El Elefante y la Paloma no es una simple exposición: es un pasaje sensorial donde emociones, arte e historia se entrelazan en un espectáculo envolvente. En el corazón de la Embajada de México en Guatemala, esta muestra inmersiva nos invita a caminar, literalmente, dentro del imaginario de Frida Kahlo y Diego Rivera, en una propuesta curada con maestría y sensibilidad.
La muestra reúne más de 60 obras reinterpretadas mediante tecnología de animación, sonido y diseño visual, dando nueva vida a íconos pictóricos que creíamos conocer. Las paredes no solo proyectan imágenes: respiran. Una vuelta visual que trasciende la mera contemplación y nos lleva hacia los contrastes afectivos que marcaron la vida y obra de la pareja más emblemática del arte latinoamericano.
Diseñada y producida por artistas guatemaltecos como Willy Posadas y Francisco Sandoval, entre otros, la exposición es un testimonio de lo que sucede cuando el talento local se alía con la diplomacia cultural. La curaduría de Doris García añade capas emocionales sin caer en la solemnidad, guiando al espectador por salas temáticas donde rostros, dolores, pasiones y símbolos se narran en lo audiovisual. La ambientación sonora complementa el viaje con una mezcla envolvente de música tradicional y ritmos contemporáneos.
No es casualidad que Guatemala haya sido elegida como la primera sede internacional de esta propuesta: aquí el mestizaje de sensibilidades encuentra un eco natural. En un país donde el arte suele buscar espacios, esta experiencia no solo dignifica la creación artística, democratiza su acceso.
El Elefante y la Paloma no busca deslumbrar con fuegos artificiales digitales, sino provocar una contemplación íntima y expandida del arte como experiencia compartida. Cabe resaltar que el título responde a las antonomasias que provienen del entorno cercano a la pareja.
El Elefante y la Paloma no es una simple exposición: es un pasaje sensorial donde emociones, arte e historia se entrelazan en un espectáculo envolvente. En el corazón de la Embajada de México en Guatemala, esta muestra inmersiva nos invita a caminar, literalmente, dentro del imaginario de Frida Kahlo y Diego Rivera, en una propuesta curada con maestría y sensibilidad.
La muestra reúne más de 60 obras reinterpretadas mediante tecnología de animación, sonido y diseño visual, dando nueva vida a íconos pictóricos que creíamos conocer. Las paredes no solo proyectan imágenes: respiran. Una vuelta visual que trasciende la mera contemplación y nos lleva hacia los contrastes afectivos que marcaron la vida y obra de la pareja más emblemática del arte latinoamericano.
Diseñada y producida por artistas guatemaltecos como Willy Posadas y Francisco Sandoval, entre otros, la exposición es un testimonio de lo que sucede cuando el talento local se alía con la diplomacia cultural. La curaduría de Doris García añade capas emocionales sin caer en la solemnidad, guiando al espectador por salas temáticas donde rostros, dolores, pasiones y símbolos se narran en lo audiovisual. La ambientación sonora complementa el viaje con una mezcla envolvente de música tradicional y ritmos contemporáneos.
No es casualidad que Guatemala haya sido elegida como la primera sede internacional de esta propuesta: aquí el mestizaje de sensibilidades encuentra un eco natural. En un país donde el arte suele buscar espacios, esta experiencia no solo dignifica la creación artística, democratiza su acceso.
El Elefante y la Paloma no busca deslumbrar con fuegos artificiales digitales, sino provocar una contemplación íntima y expandida del arte como experiencia compartida. Cabe resaltar que el título responde a las antonomasias que provienen del entorno cercano a la pareja.