El salto de las startups latinoamericanas hacia la inversión global exige más que buenas ideas. En el panel Bridging LATAM Startups with Global Scale, del Volcano Summit 2025, Brian Requarth y Juan Manuel Barrero abordaron la narrativa, la credibilidad y la estrategia necesarias para competir en mercados internacionales.
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Sus experiencias muestran el andamiaje invisible que sostiene el crecimiento exponencial. Ambos cuentan con amplia trayectoria en el desarrollo de startups.
Qué destacar. La comunicación adecuada marca la diferencia al buscar capital fuera de la región. No se trata de acento perfecto, sino de transmitir confianza a inversores. Estos deciden con base en credibilidad y señales claras del fundador y su equipo.
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Brian Requarth recordó que incluso Duolingo, fundado por un guatemalteco, ganó terreno por su capacidad de “instalar confianza” en inversionistas globales.
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Juan Manuel Barrero señaló que el ego puede estorbar: el fundador debe reconocer límites y rodearse de un equipo más capaz en áreas específicas.
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Ambos coincidieron en que la narrativa es clave. Decir “estoy todo dentro” y demostrarlo con sacrificios personales genera convicción en los inversionistas.
Punto de fricción. Escalar sin resolver lo básico suele ser un error costoso. Requarth lo resumió con una frase: “arréglalo antes de escalarlo”. Expandir a otro país sin consolidar el mercado local multiplica riesgos y resta competitividad.
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Si una empresa crece 100 % anual en su mercado actual, conviene exprimir esa oportunidad antes de complicarse con nuevas geografías.
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En su experiencia en Brasil, Requarth comprobó que sin presencia física los inversores simplemente no apostaban. Mudarse con su familia fue la señal de compromiso que abrió puertas.
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Los sacrificios personales —dinero, tiempo, relaciones— forman parte del camino. “La convicción requiere todo”, advirtió Requarth, recordando que el viaje del fundador dura una o dos décadas.
Detrás de escena. Más allá de la estrategia, la construcción de credibilidad opera como moneda de cambio en los ecosistemas de inversión. Para Barrero, no se trata de esperar invitación a la mesa, sino de crear comunidad y mostrar consistencia.
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Requarth compartió cómo pasó de recibir negativas en Silicon Valley a conseguir cheques inmediatos tras lograr que referentes como Mickey Malka y Wences Casares invirtieran en su empresa.
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La prueba social —high signal— funciona como palanca: cuando alguien respetado apuesta por ti, otros siguen el camino.
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El talento también se convierte en señal: contratar a los mejores amplía la credibilidad del fundador y transmite confianza a los capitalistas de riesgo.
Lo que sigue. Latinoamérica vive un momento único. Talento sobra, pero las oportunidades no se distribuyen igual. Para Requarth, la inteligencia artificial nivela el terreno y abre ventanas globales para quienes construyan confianza y piensen en grande.
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En 45 días, Requarth firmó 13 visas O-1 para emprendedores latinoamericanos que ingresaron al mercado estadounidense.
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Citó el caso de CMI, grupo guatemalteco que compite en EE. UU. contra gigantes como KFC, como muestra de éxito regional.
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El reto está en escalar con convicción, consistencia y credibilidad: la fórmula que permite a fundadores locales competir con los mejores del mundo.
El salto de las startups latinoamericanas hacia la inversión global exige más que buenas ideas. En el panel Bridging LATAM Startups with Global Scale, del Volcano Summit 2025, Brian Requarth y Juan Manuel Barrero abordaron la narrativa, la credibilidad y la estrategia necesarias para competir en mercados internacionales.
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Sus experiencias muestran el andamiaje invisible que sostiene el crecimiento exponencial. Ambos cuentan con amplia trayectoria en el desarrollo de startups.
Qué destacar. La comunicación adecuada marca la diferencia al buscar capital fuera de la región. No se trata de acento perfecto, sino de transmitir confianza a inversores. Estos deciden con base en credibilidad y señales claras del fundador y su equipo.
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Brian Requarth recordó que incluso Duolingo, fundado por un guatemalteco, ganó terreno por su capacidad de “instalar confianza” en inversionistas globales.
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Juan Manuel Barrero señaló que el ego puede estorbar: el fundador debe reconocer límites y rodearse de un equipo más capaz en áreas específicas.
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Ambos coincidieron en que la narrativa es clave. Decir “estoy todo dentro” y demostrarlo con sacrificios personales genera convicción en los inversionistas.
Punto de fricción. Escalar sin resolver lo básico suele ser un error costoso. Requarth lo resumió con una frase: “arréglalo antes de escalarlo”. Expandir a otro país sin consolidar el mercado local multiplica riesgos y resta competitividad.
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Si una empresa crece 100 % anual en su mercado actual, conviene exprimir esa oportunidad antes de complicarse con nuevas geografías.
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En su experiencia en Brasil, Requarth comprobó que sin presencia física los inversores simplemente no apostaban. Mudarse con su familia fue la señal de compromiso que abrió puertas.
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Los sacrificios personales —dinero, tiempo, relaciones— forman parte del camino. “La convicción requiere todo”, advirtió Requarth, recordando que el viaje del fundador dura una o dos décadas.
Detrás de escena. Más allá de la estrategia, la construcción de credibilidad opera como moneda de cambio en los ecosistemas de inversión. Para Barrero, no se trata de esperar invitación a la mesa, sino de crear comunidad y mostrar consistencia.
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Requarth compartió cómo pasó de recibir negativas en Silicon Valley a conseguir cheques inmediatos tras lograr que referentes como Mickey Malka y Wences Casares invirtieran en su empresa.
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La prueba social —high signal— funciona como palanca: cuando alguien respetado apuesta por ti, otros siguen el camino.
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El talento también se convierte en señal: contratar a los mejores amplía la credibilidad del fundador y transmite confianza a los capitalistas de riesgo.
Lo que sigue. Latinoamérica vive un momento único. Talento sobra, pero las oportunidades no se distribuyen igual. Para Requarth, la inteligencia artificial nivela el terreno y abre ventanas globales para quienes construyan confianza y piensen en grande.
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En 45 días, Requarth firmó 13 visas O-1 para emprendedores latinoamericanos que ingresaron al mercado estadounidense.
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Citó el caso de CMI, grupo guatemalteco que compite en EE. UU. contra gigantes como KFC, como muestra de éxito regional.
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El reto está en escalar con convicción, consistencia y credibilidad: la fórmula que permite a fundadores locales competir con los mejores del mundo.