El ejercicio de los jueces no está libre de presiones, pero un juzgador debe ser un “ministro de justicia” para obrar con imparcialidad, para tratar a todos por igual, no importando su condición social o económica.
Así lo indica el excanciller y constitucionalista, Gabriel Orellana.
Orellana reconoce la difícil situación que enfrentan los juzgadores a diario por falta de recursos y presiones de toda índole.
Pero en medio de estas circunstancias “debe mantener intactos los principios que caracterizan a todo buen juez”.
Debe ser un profesional satisfecho de administrar justicia en su ramo.
Alguien imparcial, justo, que conoce de la naturaleza humana y de las instituciones donde se desenvuelve.
“Lo importante es la vocación para administrar la justicia, libre de presiones y temores por parte de los grupos sociales con los que, por su cargo, les toca trabajar”
Gabriel Orellana.
La presión económica
El jurista señala que una de las mayores presiones de los jueces y del sistema de justicia en general es la económica.
Esto porque siempre depende de otro organismo para contar con recursos.
En su criterio, esto muchas veces se convierte en un mecanismo de presión por parte de otros organismos que buscan alguna ventaja en relación con ciertas circunstancias.
Sin embargo, aclara que dotar de mayor presupuesto al Organismo Judicial, tampoco resuelve los problemas que afronta el sistema de justicia.
“Hoy en día se ha dado gran importancia al problema que existe en la justicia penal, pero igual existe en lo contencioso administrativo, civil y familia y constitucional”, enfatiza Orellana.
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Orellana reconoce la difícil situación que enfrentan los juzgadores a diario por falta de recursos y presiones de toda índole.
Pero en medio de estas circunstancias “debe mantener intactos los principios que caracterizan a todo buen juez”.
Debe ser un profesional satisfecho de administrar justicia en su ramo.
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Gabriel Orellana.
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Esto porque siempre depende de otro organismo para contar con recursos.
En su criterio, esto muchas veces se convierte en un mecanismo de presión por parte de otros organismos que buscan alguna ventaja en relación con ciertas circunstancias.
Sin embargo, aclara que dotar de mayor presupuesto al Organismo Judicial, tampoco resuelve los problemas que afronta el sistema de justicia.
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