Cuatro años han pasado desde la desaparición de Cristina Siekavizza, y la investigación sobre su desaparición pareciera no tener avances por el trafico de influencias que rodea un emblemático caso de violencia intrafamiliar. Hoy, la justicia y castigo para los responsables aún no llega.
Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, querellante adhesivo del caso Siekavizza, explica que se encuentran a la espera de la apertura a juicio en contra de Roberto Barreda, principal sospechoso de la desaparición de Cristina Siekavizza y de Ofelia de León, exmagistrada de la Corte Suprema de Justicia y madre de Barreda.
Cruz indica que los elementos de prueba que se han acumulado a través de la investigación, tanto científica como testimonial dan como resultado que Cristina Siekavizza fue asesinada, algo que es importante en el desarrollo del caso. La defensa de Barreda, por otro lado, insiste en la búsqueda de Cristina: aseguran que sigue con vida.
Pero las pruebas son suficientes para la apertura a juicio del principal sospechoso de la desaparición de Siekavizza. Según la activista, este es un caso que refleja toda esta dinámica de corrupción y tráfico de influencias que hoy la ciudadanía sale a denunciar.
Aquí se vivió muy de cerca dónde tuvieron que ver los tres poderes. El Ejecutivo, a través de la SAAS que colaboró para desaparecer el cuerpo; el Organismo Judicial, que ha venido entorpeciendo el proceso durante estos cuatro años; y la Corte de Constitucionalidad, que se ha prestado para proteger a la familia Barreda.
Estamos ante un caso en el que se ha denunciad tráfico de influencias y de impunidad, algo que se demuestra al no estar procesadas todas las personas que deberían. Sin embargo, se le apuesta a que la justicia llegue, y que “se dé con el paradero del cuerpo de Cristina Siekavizza, para una cristiana sepultura”, dice Cruz.
Por su parte, el padre de Cristina, Juan Luis Siekavizza, afirma que ha sido un proceso lento: como padre, él quisiera que se hubiera resuelto rápido. “El ritmo que uno quisiera que se resolvieran los problemas a la brevedad, no es el mismo que la justicia, y en Guatemala no solo hay un caso”, dice
Siekavizza relata que siempre ha habido argucias de parte de la defensa de los Barreda para conseguir una mejor situación para el juicio. Pero, aunque se camina a paso lento, se tiene la certeza que con las pruebas se llevará un juicio en contra de los responsables.
Además, refiere que ahora es diferente, pues ya tienen a sus nietos para poderlos criar y acogerlos en el seno familiar y, en general, están bien. Considera que este momento es clave para que la justicia muestre su capacidad de impartir responsabilidades y decir castigo a los hechores. “Tengo la esperanza de que se aplique la justicia”, puntualiza.
Juan Luis Siekavizza dice que cada segundo de su vida están batallando para encontrar a Cristina, “si ya no puedo yo, serán mis hijos, sino mis nietos, pero la vamos a encontrar”, concluye.
Cuatro años han pasado desde la desaparición de Cristina Siekavizza, y la investigación sobre su desaparición pareciera no tener avances por el trafico de influencias que rodea un emblemático caso de violencia intrafamiliar. Hoy, la justicia y castigo para los responsables aún no llega.
Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, querellante adhesivo del caso Siekavizza, explica que se encuentran a la espera de la apertura a juicio en contra de Roberto Barreda, principal sospechoso de la desaparición de Cristina Siekavizza y de Ofelia de León, exmagistrada de la Corte Suprema de Justicia y madre de Barreda.
Cruz indica que los elementos de prueba que se han acumulado a través de la investigación, tanto científica como testimonial dan como resultado que Cristina Siekavizza fue asesinada, algo que es importante en el desarrollo del caso. La defensa de Barreda, por otro lado, insiste en la búsqueda de Cristina: aseguran que sigue con vida.
Pero las pruebas son suficientes para la apertura a juicio del principal sospechoso de la desaparición de Siekavizza. Según la activista, este es un caso que refleja toda esta dinámica de corrupción y tráfico de influencias que hoy la ciudadanía sale a denunciar.
Aquí se vivió muy de cerca dónde tuvieron que ver los tres poderes. El Ejecutivo, a través de la SAAS que colaboró para desaparecer el cuerpo; el Organismo Judicial, que ha venido entorpeciendo el proceso durante estos cuatro años; y la Corte de Constitucionalidad, que se ha prestado para proteger a la familia Barreda.
Estamos ante un caso en el que se ha denunciad tráfico de influencias y de impunidad, algo que se demuestra al no estar procesadas todas las personas que deberían. Sin embargo, se le apuesta a que la justicia llegue, y que “se dé con el paradero del cuerpo de Cristina Siekavizza, para una cristiana sepultura”, dice Cruz.
Por su parte, el padre de Cristina, Juan Luis Siekavizza, afirma que ha sido un proceso lento: como padre, él quisiera que se hubiera resuelto rápido. “El ritmo que uno quisiera que se resolvieran los problemas a la brevedad, no es el mismo que la justicia, y en Guatemala no solo hay un caso”, dice
Siekavizza relata que siempre ha habido argucias de parte de la defensa de los Barreda para conseguir una mejor situación para el juicio. Pero, aunque se camina a paso lento, se tiene la certeza que con las pruebas se llevará un juicio en contra de los responsables.
Además, refiere que ahora es diferente, pues ya tienen a sus nietos para poderlos criar y acogerlos en el seno familiar y, en general, están bien. Considera que este momento es clave para que la justicia muestre su capacidad de impartir responsabilidades y decir castigo a los hechores. “Tengo la esperanza de que se aplique la justicia”, puntualiza.
Juan Luis Siekavizza dice que cada segundo de su vida están batallando para encontrar a Cristina, “si ya no puedo yo, serán mis hijos, sino mis nietos, pero la vamos a encontrar”, concluye.