El abogado venezolano, Víctor Hugo Guerra —del Global Compliance Task Force y profesor de la Universidad de Naciones Unidas para la Paz— comparte una mirada crítica sobre las economías criminales que amenazan la estabilidad regional. Desde Guatemala, donde fue invitado para disertar sobre comercio ilícito y gobernanza, advierte que estructuras como el Cartel de los Soles no solo operan desde Venezuela, sino que están incrustadas en el régimen de Nicolás Maduro. Sostiene que la lealtad dentro del régimen no es ideológica, sino financiera, y que la supervivencia política del dictador depende de mantener intacta esta red criminal.
¿Cómo era la Venezuela donde usted creció?
— Crecí en una Venezuela petrolera, abundante. Había una institucionalidad de la Cuarta República. Por ejemplo, existía la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, que te becaba o daba créditos para estudiar. Muchísimos profesionales venezolanos se formaron gracias a los fondos de la economía petrolera. Esta era la Venezuela en la que yo crecí, en la que uno podía estudiar en una universidad privada con un crédito del Estado. Yo mismo fui con un crédito de la fundación a estudiar mi maestría en la Universidad de Harvard. Era una economía quizás un poco ficticia porque dependía solo del petróleo, pero el petróleo daba para todo. La industria petrolera representaba y representa el 90% de la economía venezolana. Estaba en la universidad cuando Chávez dio los golpes de Estado, a principios de la década de los 90.
¿Qué llevó a los venezolanos a adoptar el régimen de Chávez? ¿Alguna vez se pensó que era bueno?
Pienso que el caldo de cultivo nuestro, no solo de Venezuela, sino de todos nuestros países, está en ese reto que es la pobreza y la desigualdad. Cuando tienes países con un alto índice de pobreza y desigualdad, se vuelven muy fértiles para que ideas que ofrecen dádivas sociales e inclusión tengan llegada en la población. Recordemos que estos son sistemas democráticos. Chávez llega a la presidencia de Venezuela por el voto. Es decir, los venezolanos votaron por él. Después hubo manipulación del sistema electoral en las siguientes elecciones, pero las primeras elecciones para nada. Chávez entró al poder a finales del 99 con la Constitución del 99 y comenzó a gobernar hasta su muerte en 2013. Si estuviera vivo, sin duda seguiría en el poder. Lo sucedió Nicolás Maduro, su designado sucesor, en coordinación con el régimen de Fidel Castro.
¿Hay alguna duda de que estas personas son una estructura criminal?
— No tengo ninguna duda. Por ejemplo, cuando viajé en 2023 desde Cúcuta hasta el Táchira venezolano, en un pequeño pueblo andino, en medio de la nada, vi una rifa de una Hummer, nada menos que una Hummer, y además protegida por la Guardia Nacional. Luego, al llegar a Caracas, observé una gran cantidad de construcciones. La realidad es que se trata de una empresa criminal, un “empresario” criminal que encabeza una estructura beneficiada no solo por el narcotráfico —que es apenas una parte de su portafolio delictivo—, sino también por el contrabando y la oferta de productos y servicios no autorizados. Todo ocurre en Venezuela.
¿Puede hablarnos del Cartel de los Soles? ¿Por qué se llama así?
— Cuando los generales venezolanos ascienden o cuando tienen algún mérito en la carrera militar, se les coloca un sol. Eso es la referencia. Y dependiendo de sus hazañas militares o de sus triunfos militares, usted puede tener uno, dos o tres soles. Y entonces el Cartel de los Soles viene específicamente referido a los generales que han sido galardonados o premiados por el gobierno venezolano con hazañas militares. Es el cartel de generales que tienen esas insignias militares.
¿Y hay cabecillas conocidos con nombres y apellidos?
— Sí. El general Vladimir Padrino López, un militar venezolano con rango de general en jefe del ejército bolivariano, es ministro de la defensa desde el 2014. Y él lo ubica como el cabecilla de ese cartel. Evidentemente, hay muchas más personas involucradas. Por eso es el concepto que yo he dado de los sistemas adaptativos complejos. Los grupos mafiosos definitivamente uno puede estar dentro, pero si te ganas la enemistad, puedes salir excomulgado y tu final no es muy feliz. Esto es como venderle el alma al diablo. Hay casos muy elocuentes de personas que han estado vinculadas al régimen y que luego salen execradas y son vendidas, digamos, como una especie de pugna, pero en realidad es que este personaje ya era odioso dentro del cartel, entonces lo terminan execrando. Ha habido muertes que no se explican, de personajes, sobre todo del mundo civil.
¿Cuál es la relación de este tipo de estructuras con otras redes criminales como el ELN, el Tren de Aragua o los grupos de contrabando?
— Cuando uno mira, por ejemplo, al Ejército de Liberación Nacional, al ELN, que es un ejército binacional que opera entre Colombia y Venezuela, tiene un aliviadero. Ellos mismos forman parte y son un cartel narco-chavista. Se financian de eso. Es interesante porque uno piensa en nuestros países, pero por ejemplo, en Canadá, país del primer mundo, resulta que las reservas indígenas es el hervidero fundamental de la producción ilícita de productos de tabaco. Los principales productos de tabaco de mercancía ilícita ocurren en las reservas indígenas de Canadá. Y usted mira a los líderes indígenas de esas reservas y todos el que anda en el carro más barato es un Ferrari o un Lamborghini. Y todo ese producto ingresa ilegalmente en Estados Unidos.
¿Cómo se mezcla el tráfico de drogas, personas y el contrabando dentro de estas estructuras?
— Estas estructuras criminales no son especializadas. Su modelo de negocio es tan lucrativo porque diversifican sus operaciones. El narcotráfico es una parte fundamental, sin duda, por los inmensos flujos de dinero que genera. Pero esas mismas redes, esos generales, esa infraestructura logística, se utilizan para el contrabando de todo tipo de mercancías: tabaco, licores, medicinas, y también para el tráfico de personas. Las fronteras permeables y la corrupción institucional que facilita el paso de la droga son las mismas que permiten el movimiento de migrantes irregulares o de mercancías de contrabando. Es un portafolio criminal donde todo está interconectado.
Si Estados Unidos, con su política de aranceles y de incrementar la seguridad, cierra las salidas, ¿en qué plazo puede resultar esto?
— Estas son carreras de largo aliento. No podemos pensar que va a haber soluciones inmediatas. Creo que la presidencia de Donald Trump vino a enderezar infortunadamente mucho de la flexibilización que ocurrió en la administración anterior. A veces me preocupa que estas medidas puedan ser sostenibles y puedan trascender en el beneficio de los países. Por ejemplo, miro con mucha atención lo que ocurre en El Salvador con Bukele. Cuando ya Bukele y su hermano y su familia ya no estén en el poder, ¿El Salvador continuará haciendo lo que Bukele deja? Es decir, ¿está haciendo cambios de infraestructura y de institucionalidad sostenibles en el tiempo? Ojalá que sí, para que no sean simplemente brochazos.
Con esto que usted me dice, ¿ve a Maduro muchos años?
— A Maduro no, al madurismo sí. A Gustavo Petro no, al petrismo sí. Pero ellos representan la victoria de la economía criminal en los narcoestados, en los regímenes que terminan apoyando a la economía criminal. No se dejan vencer.
¿Cree que los Estados Unidos va a hacer una intervención militar para sacar a Maduro?
— No. Estados Unidos va a proteger el ingreso de mercancía ilegal a su país. Va a cortar la cadena de suministro, y al cortar la cadena de suministro y al ser el principal consumidor de estos productos, la junta directiva del Cartel de los Soles le va a decir a Nicolás, ´Nos vas a hacer un trabajo: entrega el cargo¨. Es una estrategia que busca presionar desde el interior del régimen. No se trata de una confrontación directa, sino de estrangular las finanzas de estas estructuras criminales. Cuando los generales ven que sus negocios no son rentables porque no pueden colocar su mercancía en el mercado más grande, su lealtad al régimen se desvanecerá. La lealtad no es ideológica, es financiera.
¿Ha habido datos de crímenes políticos? ¿Abogados? ¿Diputados?
— Durante más de dos décadas del régimen chavista-madurista registra una cantidad de persecución política importante. En Caracas hay un lugar que se conoce como El Helicoide. Es una construcción que comenzó en su momento, en los años 50, el que fue dictador de Venezuela, Pérez Jiménez. Eso quedó como muchas de las obras inconclusas, pero lo terminan tomando las agencias de seguridad del Estado venezolano.
Y hoy, se dice que en el régimen chavista-madurista, es la cárcel política del régimen. Por ejemplo, personajes como Enrique Capriles estuvo detenido en el Helicoide. Y muchos de los personajes que desaparecen de la escena política, se dice que están detenidos ahí. Obviamente, ahí no existe el debido proceso, hay tortura, hay cantidad de cosas insufribles.
El abogado venezolano, Víctor Hugo Guerra —del Global Compliance Task Force y profesor de la Universidad de Naciones Unidas para la Paz— comparte una mirada crítica sobre las economías criminales que amenazan la estabilidad regional. Desde Guatemala, donde fue invitado para disertar sobre comercio ilícito y gobernanza, advierte que estructuras como el Cartel de los Soles no solo operan desde Venezuela, sino que están incrustadas en el régimen de Nicolás Maduro. Sostiene que la lealtad dentro del régimen no es ideológica, sino financiera, y que la supervivencia política del dictador depende de mantener intacta esta red criminal.
¿Cómo era la Venezuela donde usted creció?
— Crecí en una Venezuela petrolera, abundante. Había una institucionalidad de la Cuarta República. Por ejemplo, existía la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, que te becaba o daba créditos para estudiar. Muchísimos profesionales venezolanos se formaron gracias a los fondos de la economía petrolera. Esta era la Venezuela en la que yo crecí, en la que uno podía estudiar en una universidad privada con un crédito del Estado. Yo mismo fui con un crédito de la fundación a estudiar mi maestría en la Universidad de Harvard. Era una economía quizás un poco ficticia porque dependía solo del petróleo, pero el petróleo daba para todo. La industria petrolera representaba y representa el 90% de la economía venezolana. Estaba en la universidad cuando Chávez dio los golpes de Estado, a principios de la década de los 90.
¿Qué llevó a los venezolanos a adoptar el régimen de Chávez? ¿Alguna vez se pensó que era bueno?
Pienso que el caldo de cultivo nuestro, no solo de Venezuela, sino de todos nuestros países, está en ese reto que es la pobreza y la desigualdad. Cuando tienes países con un alto índice de pobreza y desigualdad, se vuelven muy fértiles para que ideas que ofrecen dádivas sociales e inclusión tengan llegada en la población. Recordemos que estos son sistemas democráticos. Chávez llega a la presidencia de Venezuela por el voto. Es decir, los venezolanos votaron por él. Después hubo manipulación del sistema electoral en las siguientes elecciones, pero las primeras elecciones para nada. Chávez entró al poder a finales del 99 con la Constitución del 99 y comenzó a gobernar hasta su muerte en 2013. Si estuviera vivo, sin duda seguiría en el poder. Lo sucedió Nicolás Maduro, su designado sucesor, en coordinación con el régimen de Fidel Castro.
¿Hay alguna duda de que estas personas son una estructura criminal?
— No tengo ninguna duda. Por ejemplo, cuando viajé en 2023 desde Cúcuta hasta el Táchira venezolano, en un pequeño pueblo andino, en medio de la nada, vi una rifa de una Hummer, nada menos que una Hummer, y además protegida por la Guardia Nacional. Luego, al llegar a Caracas, observé una gran cantidad de construcciones. La realidad es que se trata de una empresa criminal, un “empresario” criminal que encabeza una estructura beneficiada no solo por el narcotráfico —que es apenas una parte de su portafolio delictivo—, sino también por el contrabando y la oferta de productos y servicios no autorizados. Todo ocurre en Venezuela.
¿Puede hablarnos del Cartel de los Soles? ¿Por qué se llama así?
— Cuando los generales venezolanos ascienden o cuando tienen algún mérito en la carrera militar, se les coloca un sol. Eso es la referencia. Y dependiendo de sus hazañas militares o de sus triunfos militares, usted puede tener uno, dos o tres soles. Y entonces el Cartel de los Soles viene específicamente referido a los generales que han sido galardonados o premiados por el gobierno venezolano con hazañas militares. Es el cartel de generales que tienen esas insignias militares.
¿Y hay cabecillas conocidos con nombres y apellidos?
— Sí. El general Vladimir Padrino López, un militar venezolano con rango de general en jefe del ejército bolivariano, es ministro de la defensa desde el 2014. Y él lo ubica como el cabecilla de ese cartel. Evidentemente, hay muchas más personas involucradas. Por eso es el concepto que yo he dado de los sistemas adaptativos complejos. Los grupos mafiosos definitivamente uno puede estar dentro, pero si te ganas la enemistad, puedes salir excomulgado y tu final no es muy feliz. Esto es como venderle el alma al diablo. Hay casos muy elocuentes de personas que han estado vinculadas al régimen y que luego salen execradas y son vendidas, digamos, como una especie de pugna, pero en realidad es que este personaje ya era odioso dentro del cartel, entonces lo terminan execrando. Ha habido muertes que no se explican, de personajes, sobre todo del mundo civil.
¿Cuál es la relación de este tipo de estructuras con otras redes criminales como el ELN, el Tren de Aragua o los grupos de contrabando?
— Cuando uno mira, por ejemplo, al Ejército de Liberación Nacional, al ELN, que es un ejército binacional que opera entre Colombia y Venezuela, tiene un aliviadero. Ellos mismos forman parte y son un cartel narco-chavista. Se financian de eso. Es interesante porque uno piensa en nuestros países, pero por ejemplo, en Canadá, país del primer mundo, resulta que las reservas indígenas es el hervidero fundamental de la producción ilícita de productos de tabaco. Los principales productos de tabaco de mercancía ilícita ocurren en las reservas indígenas de Canadá. Y usted mira a los líderes indígenas de esas reservas y todos el que anda en el carro más barato es un Ferrari o un Lamborghini. Y todo ese producto ingresa ilegalmente en Estados Unidos.
¿Cómo se mezcla el tráfico de drogas, personas y el contrabando dentro de estas estructuras?
— Estas estructuras criminales no son especializadas. Su modelo de negocio es tan lucrativo porque diversifican sus operaciones. El narcotráfico es una parte fundamental, sin duda, por los inmensos flujos de dinero que genera. Pero esas mismas redes, esos generales, esa infraestructura logística, se utilizan para el contrabando de todo tipo de mercancías: tabaco, licores, medicinas, y también para el tráfico de personas. Las fronteras permeables y la corrupción institucional que facilita el paso de la droga son las mismas que permiten el movimiento de migrantes irregulares o de mercancías de contrabando. Es un portafolio criminal donde todo está interconectado.
Si Estados Unidos, con su política de aranceles y de incrementar la seguridad, cierra las salidas, ¿en qué plazo puede resultar esto?
— Estas son carreras de largo aliento. No podemos pensar que va a haber soluciones inmediatas. Creo que la presidencia de Donald Trump vino a enderezar infortunadamente mucho de la flexibilización que ocurrió en la administración anterior. A veces me preocupa que estas medidas puedan ser sostenibles y puedan trascender en el beneficio de los países. Por ejemplo, miro con mucha atención lo que ocurre en El Salvador con Bukele. Cuando ya Bukele y su hermano y su familia ya no estén en el poder, ¿El Salvador continuará haciendo lo que Bukele deja? Es decir, ¿está haciendo cambios de infraestructura y de institucionalidad sostenibles en el tiempo? Ojalá que sí, para que no sean simplemente brochazos.
Con esto que usted me dice, ¿ve a Maduro muchos años?
— A Maduro no, al madurismo sí. A Gustavo Petro no, al petrismo sí. Pero ellos representan la victoria de la economía criminal en los narcoestados, en los regímenes que terminan apoyando a la economía criminal. No se dejan vencer.
¿Cree que los Estados Unidos va a hacer una intervención militar para sacar a Maduro?
— No. Estados Unidos va a proteger el ingreso de mercancía ilegal a su país. Va a cortar la cadena de suministro, y al cortar la cadena de suministro y al ser el principal consumidor de estos productos, la junta directiva del Cartel de los Soles le va a decir a Nicolás, ´Nos vas a hacer un trabajo: entrega el cargo¨. Es una estrategia que busca presionar desde el interior del régimen. No se trata de una confrontación directa, sino de estrangular las finanzas de estas estructuras criminales. Cuando los generales ven que sus negocios no son rentables porque no pueden colocar su mercancía en el mercado más grande, su lealtad al régimen se desvanecerá. La lealtad no es ideológica, es financiera.
¿Ha habido datos de crímenes políticos? ¿Abogados? ¿Diputados?
— Durante más de dos décadas del régimen chavista-madurista registra una cantidad de persecución política importante. En Caracas hay un lugar que se conoce como El Helicoide. Es una construcción que comenzó en su momento, en los años 50, el que fue dictador de Venezuela, Pérez Jiménez. Eso quedó como muchas de las obras inconclusas, pero lo terminan tomando las agencias de seguridad del Estado venezolano.
Y hoy, se dice que en el régimen chavista-madurista, es la cárcel política del régimen. Por ejemplo, personajes como Enrique Capriles estuvo detenido en el Helicoide. Y muchos de los personajes que desaparecen de la escena política, se dice que están detenidos ahí. Obviamente, ahí no existe el debido proceso, hay tortura, hay cantidad de cosas insufribles.