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Un enfoque integral para el agua, desde lo urbano hasta lo rural

Alex Guerra, director del ICC abrió el diagnóstico con la perspectiva rural. Fotografía: Luis Brito / República.
María José Aresti
12 de septiembre, 2024

En Guatemala, disfrutar de agua limpia es un lujo para las zonas urbanas, mientras que, en las zonas rurales aún se vuelve un “lujo inalcanzable”. Durante República Summit 2024: Agua limpia, desarrollo humano se generó un diagnóstico con ambas perspectivas para generar una visión integral del problema.

En perspectiva. Datos de la UNESCO determinan que ninguna de las metas del ODS6 (Agua) parecen estar en marcha a nivel mundial. En 2022, 2.2 millardos de personas no tenían acceso a un sistema de agua segura.

  • Según el Censo 2018, la situación actual de la cobertura de agua en los hogares guatemaltecos está por arriba del 50 % en la mayoría de los departamentos. Sacatepéquez tiene el porcentaje más alto con 90. En la otra cara de la moneda está Alta Verapaz, que tiene el alcance más bajo (28).
  • “Sin embargo, estos números no se traducen a que la gente tenga agua en sus hogares, tiene mucha influencia el tema de lluvias. Menos del 50 % de la población rural tiene acceso a agua de calidad, y en saneamiento estamos muy parecidos (55)”, detalló Alex Guerra, director del Instituto de Cambio Climático (ICC).
  • Desde 2005, la provisión de agua domiciliar por metro cúbico es 6 y 7 veces más cara en un sistema rural (GTQ 4.74) que urbano (GTQ 0.60). Esto se debe a que el zanjado y la tubería para que lleguen a cada casa tienen costos altos.

Visto y no visto. A nivel mundial 4 de cada 5 personas que no tenían acceso básico al agua potable vivían en áreas rurales. Para pintar el panorama nacional, Guerra abordó el tema de ubicación y pozos. Aquellos municipios que están más arriba tienen la ventaja de estar más cerca de los nacimientos de agua. 

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  • A medida que se ubican en la parte más baja, este acceso va reduciéndose. Escuintla es un ejemplo claro. En el municipio de Nueva Concepción solamente un 10 % de los hogares tienen agua disponible. Según el estudio de ICC en ocho comunidades el 85 % se abastecen de pozos.
  • Otro caso es el de Santa Lucía Cotzumalguapa. En 9 comunidades se diagnosticó que el 44 % de hogares se abastece de pozos. Incluso las casas en zonas urbanas, con acceso al sistema municipal, cuentan con un pozo artesanal.
  • “El 89 % de los hogares se suministran con agua de pozos. Pero, lo que hemos visto es que ese recurso está altamente contaminado, especialmente con coliformes. Parte del problema es que si no hay un sistema de agua domiciliar, tampoco hay alcantarillado, por ende, no hay tratamiento”, explicó Guerra.

Juan Ramón Aguilar, gerente de gestión ambiental de Progreso, durante su intervención para hablar sobre el sistema urbano. Fotografía: Luis Brito / República.

En el radar. Juan Ramón Aguilar, gerente de gestión ambiental de Progreso abordó el contexto urbano durante su intervención, para explicar: ¿Cuál es el principal problema que le ha tocado enfrentar a las diversas ciudades? El 36 % de la población global viven en estrés hídrico. “El momento en que se pierde el balance de lo que ingresa a un sistema con lo que se demanda se cae en esta situación”, señaló.

  • A ello, se suma una ausencia de infraestructuras hídricas resilientes. Es decir, una estructura fundamentada y diseñada a largo plazo, que tiene que tomar en consideración diferentes aspectos como: climático, de riesgos, cuánta agua hay en una región, análisis específico, logotipo, entre otros.
  • “El aumento de la población urbana, es algo que no podemos detener, pero que continuamente sucede en las grandes ciudades. Entonces la demanda también crece y es una relación directa”, aseguró.
  • Finalmente, el tratamiento de aguas naturales tiene mucho costo. Pese a que todos los sistemas son buenos, la diferencia de precios afecta. Es momento de pensar: ¿se va a valorar el metro cúbico o tratarlo, y qué se hará posteriormente con ese metro cúbico? Porque existe un desmedido control de uso en cuencas subterráneas y superficiales.

Lo que sigue. En Guatemala hay una cantidad —relativamente— significativa de agua que anualmente cae sobre el territorio: 95 millardos, que está dividida en diferentes fuentes. Aproximadamente, son 38 fuentes, de las cuales 22 tributan directamente a otros países. Entonces… ¿Hay suficiente agua que cae en el país? ¿Se distribuye equitativamente?

  • “Esas preguntas se responden con un no. Una parte va directamente a una recarga subterránea con un 21 % y el resto (79) es superficie. La oportunidad de atrapar esa agua es sumamente grande”, aseguró Aguilar.
  • Desde la década de los 70 hasta el año 2023, anualmente, la tendencia de lluvias ha incrementado un 2 %. “Ocupando el 1.2 de esa cantidad debería poderse proveer tanto a servicios urbanos como rurales. Tenemos mucha agua disponible”, agregó.
  • Desarrollar infraestructura resiliente que tome en cuenta cuatro visiones claras: captación, distribución, tratamiento de aguas residuales y reutilización del recurso, es crucial para afrontar el problema.

Balance. Actualmente, “el agua se nos escurre”, por lo que es un tema de Estado. Todos somos parte del problema y solución. Entender a fondo el problema en el país tiene relación directa con la gestión, no con la cantidad que afora el territorio actualmente. Las alianzas público-privadas aparecen como una solución que podría promover inversiones, transferencia de conocimiento y experiencia que se tiene de cara al futuro.

Puede ver el diagnóstico completo aquí:

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Un enfoque integral para el agua, desde lo urbano hasta lo rural

Alex Guerra, director del ICC abrió el diagnóstico con la perspectiva rural. Fotografía: Luis Brito / República.
María José Aresti
12 de septiembre, 2024

En Guatemala, disfrutar de agua limpia es un lujo para las zonas urbanas, mientras que, en las zonas rurales aún se vuelve un “lujo inalcanzable”. Durante República Summit 2024: Agua limpia, desarrollo humano se generó un diagnóstico con ambas perspectivas para generar una visión integral del problema.

En perspectiva. Datos de la UNESCO determinan que ninguna de las metas del ODS6 (Agua) parecen estar en marcha a nivel mundial. En 2022, 2.2 millardos de personas no tenían acceso a un sistema de agua segura.

  • Según el Censo 2018, la situación actual de la cobertura de agua en los hogares guatemaltecos está por arriba del 50 % en la mayoría de los departamentos. Sacatepéquez tiene el porcentaje más alto con 90. En la otra cara de la moneda está Alta Verapaz, que tiene el alcance más bajo (28).
  • “Sin embargo, estos números no se traducen a que la gente tenga agua en sus hogares, tiene mucha influencia el tema de lluvias. Menos del 50 % de la población rural tiene acceso a agua de calidad, y en saneamiento estamos muy parecidos (55)”, detalló Alex Guerra, director del Instituto de Cambio Climático (ICC).
  • Desde 2005, la provisión de agua domiciliar por metro cúbico es 6 y 7 veces más cara en un sistema rural (GTQ 4.74) que urbano (GTQ 0.60). Esto se debe a que el zanjado y la tubería para que lleguen a cada casa tienen costos altos.

Visto y no visto. A nivel mundial 4 de cada 5 personas que no tenían acceso básico al agua potable vivían en áreas rurales. Para pintar el panorama nacional, Guerra abordó el tema de ubicación y pozos. Aquellos municipios que están más arriba tienen la ventaja de estar más cerca de los nacimientos de agua. 

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  • A medida que se ubican en la parte más baja, este acceso va reduciéndose. Escuintla es un ejemplo claro. En el municipio de Nueva Concepción solamente un 10 % de los hogares tienen agua disponible. Según el estudio de ICC en ocho comunidades el 85 % se abastecen de pozos.
  • Otro caso es el de Santa Lucía Cotzumalguapa. En 9 comunidades se diagnosticó que el 44 % de hogares se abastece de pozos. Incluso las casas en zonas urbanas, con acceso al sistema municipal, cuentan con un pozo artesanal.
  • “El 89 % de los hogares se suministran con agua de pozos. Pero, lo que hemos visto es que ese recurso está altamente contaminado, especialmente con coliformes. Parte del problema es que si no hay un sistema de agua domiciliar, tampoco hay alcantarillado, por ende, no hay tratamiento”, explicó Guerra.

Juan Ramón Aguilar, gerente de gestión ambiental de Progreso, durante su intervención para hablar sobre el sistema urbano. Fotografía: Luis Brito / República.

En el radar. Juan Ramón Aguilar, gerente de gestión ambiental de Progreso abordó el contexto urbano durante su intervención, para explicar: ¿Cuál es el principal problema que le ha tocado enfrentar a las diversas ciudades? El 36 % de la población global viven en estrés hídrico. “El momento en que se pierde el balance de lo que ingresa a un sistema con lo que se demanda se cae en esta situación”, señaló.

  • A ello, se suma una ausencia de infraestructuras hídricas resilientes. Es decir, una estructura fundamentada y diseñada a largo plazo, que tiene que tomar en consideración diferentes aspectos como: climático, de riesgos, cuánta agua hay en una región, análisis específico, logotipo, entre otros.
  • “El aumento de la población urbana, es algo que no podemos detener, pero que continuamente sucede en las grandes ciudades. Entonces la demanda también crece y es una relación directa”, aseguró.
  • Finalmente, el tratamiento de aguas naturales tiene mucho costo. Pese a que todos los sistemas son buenos, la diferencia de precios afecta. Es momento de pensar: ¿se va a valorar el metro cúbico o tratarlo, y qué se hará posteriormente con ese metro cúbico? Porque existe un desmedido control de uso en cuencas subterráneas y superficiales.

Lo que sigue. En Guatemala hay una cantidad —relativamente— significativa de agua que anualmente cae sobre el territorio: 95 millardos, que está dividida en diferentes fuentes. Aproximadamente, son 38 fuentes, de las cuales 22 tributan directamente a otros países. Entonces… ¿Hay suficiente agua que cae en el país? ¿Se distribuye equitativamente?

  • “Esas preguntas se responden con un no. Una parte va directamente a una recarga subterránea con un 21 % y el resto (79) es superficie. La oportunidad de atrapar esa agua es sumamente grande”, aseguró Aguilar.
  • Desde la década de los 70 hasta el año 2023, anualmente, la tendencia de lluvias ha incrementado un 2 %. “Ocupando el 1.2 de esa cantidad debería poderse proveer tanto a servicios urbanos como rurales. Tenemos mucha agua disponible”, agregó.
  • Desarrollar infraestructura resiliente que tome en cuenta cuatro visiones claras: captación, distribución, tratamiento de aguas residuales y reutilización del recurso, es crucial para afrontar el problema.

Balance. Actualmente, “el agua se nos escurre”, por lo que es un tema de Estado. Todos somos parte del problema y solución. Entender a fondo el problema en el país tiene relación directa con la gestión, no con la cantidad que afora el territorio actualmente. Las alianzas público-privadas aparecen como una solución que podría promover inversiones, transferencia de conocimiento y experiencia que se tiene de cara al futuro.

Puede ver el diagnóstico completo aquí:

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