Trump acusó a Bukele de farsante, probablemente por error, pero, detrás de su errata se esconde una posible verdad incómoda para el salvadoreño.
Panorama general. Durante su discurso en el cierre de la Convención Nacional Republicana con un tono conciliador, Trump dilucidó por más de hora y media. Su discurso y reafirmó las prioridades de su campaña, entre ellas, la más conocida: la seguridad fronteriza.
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Mientras que habló del fracaso de la administración Biden en la gestión de la frontera sur, sorprendió al mundo señalando a una persona en particular: Nayib Bukele.
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Voces. El expresidente habló de “cierto país” y su presidente —hacia el cuál aclaró tener simpatía— que “ha estado recibiendo una gran publicidad, porque es un maravilloso pastor del país”. Continuó diciendo que ha leído sobre esto durante dos años, pero se dio cuenta que “está enviando a todos sus criminales, sus traficantes de drogas, su gente que está en las cárceles… los está enviando a todos a EE. UU.”.
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Afirmó que se trataba de El Salvador y mencionó que su tasa de criminalidad había caído un 70 % debido a ese éxodo hacia el norte.
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“Él es diferente, está tratando de convencer a todos de lo maravilloso que es su trabajo dirigiendo el país, pero no hace un trabajo maravilloso”.
Sí, pero. Aficionados de Bukele afirmaron que Trump había confundido a El Salvador con Venezuela. Al día siguiente, en un mitin, repitió su mensaje: “El Salvador es interesante, porque conozco al presidente. Es un joven que ha recibido gran prensa, diciendo que su tasa de criminalidad ha bajado y que está entrenando a sus criminales (...) él no está trabajando con ellos, los está tirando a EE. UU. y no vamos a soportarlo más. Gente estúpida”.
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En una entrevista en Espacio Libre, el director de medios hispanos para la campaña de Trump, Jaime Florez, afirmó que se trataba de un error.
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Confirmó que alguien había informado mal al expresidente y que estaban investigando quién y por qué. Confirmó que habrá una disculpa y rectificación pública sobre las declaraciones.
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Recomendó “estar pendientes”, dado que habrá un “pronunciamiento sobre esto muy pronto”. De momento, cinco días después, no ha habido rectificación.
Entre líneas. El Salvador es el país con la mayor tasa de encarcelamiento del mundo. Actualmente, alrededor de un 2.5 % de la población total se encuentra privada de libertad. Más de 70 000 de esos reclusos fueron capturados durante el régimen de excepción de Bukele. Contrario a la acusación de Trump, el enfoque salvadoreño no presta atención a la reinserción, ni pretende aparentarlo.
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Según las autoridades salvadoreñas, los pandilleros capturados no volverán a ser liberados. Lo más cercano a un “entrenamiento” es el trabajo forzoso al que el gobierno somete a los presos.
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El presidente afirmó que "están siendo capacitados para ayudarnos a reconstruir nuestro país". Es un tema de abaratamiento de mano de obra, más no hay intención de reintegrarlos a la sociedad.
Visto y no visto. Si bien más de 70 000 presuntos pandilleros han sido capturados, los cabecillas de las maras siguen, en su mayoría, prófugos. Muchos de ellos, se presume, fuera del país. El año pasado se capturó en México a Elmer Canales Rivera, alias “el Crook”. Canales fue previamente puesto en libertad por las autoridades carcelarias salvadoreñas —mientras cumplía una condena de 40 años— y llevado hasta Guatemala para facilitar su huida.
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La Corte Suprema de Justicia —controlada por Bukele— se rehusó, en julio de 2023, a atender la solicitud de extradición de cuatro cabecillas, argumentando que deben cumplir sentencia en El Salvador.
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Actualmente, EE. UU. solicita la entrega de 27 líderes de las maras. En los últimos dos años, El Salvador ha extraditado a 11 pandilleros; ninguno de ellos era cabecilla.
En conclusión. La acusación de Trump es inexacta, evidencia una realidad oculta. La persecución de pandilleros en El Salvador se enfoca, principalmente, en soldados de a pie, pero no en los grandes líderes de las organizaciones criminales. De acuerdo con El Faro, la liberación de alias “El Crook” respondía a la en aquel momento vigente tregua entre el gobierno de Bukele y las maras.
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Se desconoce el paradero de muchos cabecillas prófugos, pero se presume que no se encuentran en El Salvador.
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Si los criminales salvadoreños están siendo trasladados a EE. UU., no es para enfrentar a la justicia estadounidense.
Trump acusó a Bukele de farsante, probablemente por error, pero, detrás de su errata se esconde una posible verdad incómoda para el salvadoreño.
Panorama general. Durante su discurso en el cierre de la Convención Nacional Republicana con un tono conciliador, Trump dilucidó por más de hora y media. Su discurso y reafirmó las prioridades de su campaña, entre ellas, la más conocida: la seguridad fronteriza.
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Mientras que habló del fracaso de la administración Biden en la gestión de la frontera sur, sorprendió al mundo señalando a una persona en particular: Nayib Bukele.
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Voces. El expresidente habló de “cierto país” y su presidente —hacia el cuál aclaró tener simpatía— que “ha estado recibiendo una gran publicidad, porque es un maravilloso pastor del país”. Continuó diciendo que ha leído sobre esto durante dos años, pero se dio cuenta que “está enviando a todos sus criminales, sus traficantes de drogas, su gente que está en las cárceles… los está enviando a todos a EE. UU.”.
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Afirmó que se trataba de El Salvador y mencionó que su tasa de criminalidad había caído un 70 % debido a ese éxodo hacia el norte.
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“Él es diferente, está tratando de convencer a todos de lo maravilloso que es su trabajo dirigiendo el país, pero no hace un trabajo maravilloso”.
Sí, pero. Aficionados de Bukele afirmaron que Trump había confundido a El Salvador con Venezuela. Al día siguiente, en un mitin, repitió su mensaje: “El Salvador es interesante, porque conozco al presidente. Es un joven que ha recibido gran prensa, diciendo que su tasa de criminalidad ha bajado y que está entrenando a sus criminales (...) él no está trabajando con ellos, los está tirando a EE. UU. y no vamos a soportarlo más. Gente estúpida”.
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En una entrevista en Espacio Libre, el director de medios hispanos para la campaña de Trump, Jaime Florez, afirmó que se trataba de un error.
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Confirmó que alguien había informado mal al expresidente y que estaban investigando quién y por qué. Confirmó que habrá una disculpa y rectificación pública sobre las declaraciones.
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Recomendó “estar pendientes”, dado que habrá un “pronunciamiento sobre esto muy pronto”. De momento, cinco días después, no ha habido rectificación.
Entre líneas. El Salvador es el país con la mayor tasa de encarcelamiento del mundo. Actualmente, alrededor de un 2.5 % de la población total se encuentra privada de libertad. Más de 70 000 de esos reclusos fueron capturados durante el régimen de excepción de Bukele. Contrario a la acusación de Trump, el enfoque salvadoreño no presta atención a la reinserción, ni pretende aparentarlo.
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Según las autoridades salvadoreñas, los pandilleros capturados no volverán a ser liberados. Lo más cercano a un “entrenamiento” es el trabajo forzoso al que el gobierno somete a los presos.
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El presidente afirmó que "están siendo capacitados para ayudarnos a reconstruir nuestro país". Es un tema de abaratamiento de mano de obra, más no hay intención de reintegrarlos a la sociedad.
Visto y no visto. Si bien más de 70 000 presuntos pandilleros han sido capturados, los cabecillas de las maras siguen, en su mayoría, prófugos. Muchos de ellos, se presume, fuera del país. El año pasado se capturó en México a Elmer Canales Rivera, alias “el Crook”. Canales fue previamente puesto en libertad por las autoridades carcelarias salvadoreñas —mientras cumplía una condena de 40 años— y llevado hasta Guatemala para facilitar su huida.
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La Corte Suprema de Justicia —controlada por Bukele— se rehusó, en julio de 2023, a atender la solicitud de extradición de cuatro cabecillas, argumentando que deben cumplir sentencia en El Salvador.
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Actualmente, EE. UU. solicita la entrega de 27 líderes de las maras. En los últimos dos años, El Salvador ha extraditado a 11 pandilleros; ninguno de ellos era cabecilla.
En conclusión. La acusación de Trump es inexacta, evidencia una realidad oculta. La persecución de pandilleros en El Salvador se enfoca, principalmente, en soldados de a pie, pero no en los grandes líderes de las organizaciones criminales. De acuerdo con El Faro, la liberación de alias “El Crook” respondía a la en aquel momento vigente tregua entre el gobierno de Bukele y las maras.
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Se desconoce el paradero de muchos cabecillas prófugos, pero se presume que no se encuentran en El Salvador.
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Si los criminales salvadoreños están siendo trasladados a EE. UU., no es para enfrentar a la justicia estadounidense.