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Trump: la reconfiguración del tablero geopolítico

.
Reynaldo Rodríguez
04 de agosto, 2025

El regreso de Donald Trump a la presidencia ha reconfigurado la geopolítica, globalmente. La pasividad de la anterior administración se ve fuertemente contrastada con la agresividad en el plano internacional del actual presidente. Trump está estableciendo las posibilidades de acción de los diversos actores a través del uso de los aranceles. Ya no se necesitan las balas para sangrar a una nación.

Por qué importa. El Tío Sam se ha despertado de su letargo con vociferante hegemonía. El tablero geopolítico ha cambiado al instante y es necesario que los Estados vislumbren los riesgos asociados a ello. 

  • La administración estadounidense impuso el arancel homogéneo del 10 % como muestra no solo de su capacidad, sino también de una real amenaza contra el mundo. EE. UU. está dispuesto a golpear, y lo hará.
  • Los aranceles se han impuesto como mecanismo de alineación geopolítica. El propósito de estos es influir directamente en la política nacional y exterior de los Estados. Por ello, se convoca a mesas de negociación después de la amenaza arancelaria.
  • La gravedad de los aranceles amenaza a los incumbentes de cada país a recibir presión masiva de sus votantes: los precios se disparan, las rentas son menores y los votantes cada vez estarán más insatisfechos.

Lo indispensable. La alineación ideológica y de seguridad en América y el mundo está en configuración. Mientras los países no puedan encontrar cobertura para la amenaza arancelaria, tendrán que alinearse al proyecto global de EE. UU. 

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  • Las posibilidades ideológicas globales se encuentran dentro de los rangos que la Casa Blanca establezca. Por ejemplo, Canadá, aliado estratégico histórico de los americanos, fue castigada con un arancel del 35 % al reconocer a Palestina.
  • A Brasil le fue impuesto un severo arancel del 50 % por la persecución judicial de Bolsonaro, lo que implica que Trump desea tener a sus aliados ideológicos protegidos. El futuro de su política nacional está siendo manejado desde Washington.
  • Por último, desde sus conversaciones con Trump, la presidenta Sheinbaum tiene menos de 90 días para establecer una política de seguridad y anti imigración suficientemente convincente para que los aranceles no sofoquen a México, cuyo mayor aliado comercial por volumen es su vecino del norte.

Ahora qué. La palanca de presión estadounidense no ha sido utilizada en su totalidad en contra del Triángulo Norte… por ahora. 

  • Guatemala, Honduras y El Salvador tienen que adelantarse al duro pugilismo estadounidense, pues, aunque no se les haya impuesto aranceles, ahora se sabe que la posibilidad siempre está en la mesa.
  • En un contexto geopolítico como el actual, donde la incertidumbre es ley, lo más importante se encuentra en poder establecer los posibles riesgos y cubrirlos. Debido a la fuerte inclinación estadounidense hacia la seguridad, los temas de necesaria cobertura son migración y narcotráfico.
  • El Triángulo Norte tiene que estar preparado para establecer políticas de seguridad que provean un espacio fértil para negociaciones beneficiosas para la región.

En conclusión. La presión global arancelaria no es ningún tipo de guerra comercial. Washington encontró la manera de ejercer poder con agresividad dentro de las condiciones normativas actuales. Los Estados tienen que prever los posibles riesgos de sus políticas actuales no alineadas con el despliegue ideológico y de seguridad de Trump. Se viene una larga vela y el análisis es claro: hay que dormir con los zapatos puestos. 

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Trump: la reconfiguración del tablero geopolítico

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Reynaldo Rodríguez
04 de agosto, 2025

El regreso de Donald Trump a la presidencia ha reconfigurado la geopolítica, globalmente. La pasividad de la anterior administración se ve fuertemente contrastada con la agresividad en el plano internacional del actual presidente. Trump está estableciendo las posibilidades de acción de los diversos actores a través del uso de los aranceles. Ya no se necesitan las balas para sangrar a una nación.

Por qué importa. El Tío Sam se ha despertado de su letargo con vociferante hegemonía. El tablero geopolítico ha cambiado al instante y es necesario que los Estados vislumbren los riesgos asociados a ello. 

  • La administración estadounidense impuso el arancel homogéneo del 10 % como muestra no solo de su capacidad, sino también de una real amenaza contra el mundo. EE. UU. está dispuesto a golpear, y lo hará.
  • Los aranceles se han impuesto como mecanismo de alineación geopolítica. El propósito de estos es influir directamente en la política nacional y exterior de los Estados. Por ello, se convoca a mesas de negociación después de la amenaza arancelaria.
  • La gravedad de los aranceles amenaza a los incumbentes de cada país a recibir presión masiva de sus votantes: los precios se disparan, las rentas son menores y los votantes cada vez estarán más insatisfechos.

Lo indispensable. La alineación ideológica y de seguridad en América y el mundo está en configuración. Mientras los países no puedan encontrar cobertura para la amenaza arancelaria, tendrán que alinearse al proyecto global de EE. UU. 

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  • Las posibilidades ideológicas globales se encuentran dentro de los rangos que la Casa Blanca establezca. Por ejemplo, Canadá, aliado estratégico histórico de los americanos, fue castigada con un arancel del 35 % al reconocer a Palestina.
  • A Brasil le fue impuesto un severo arancel del 50 % por la persecución judicial de Bolsonaro, lo que implica que Trump desea tener a sus aliados ideológicos protegidos. El futuro de su política nacional está siendo manejado desde Washington.
  • Por último, desde sus conversaciones con Trump, la presidenta Sheinbaum tiene menos de 90 días para establecer una política de seguridad y anti imigración suficientemente convincente para que los aranceles no sofoquen a México, cuyo mayor aliado comercial por volumen es su vecino del norte.

Ahora qué. La palanca de presión estadounidense no ha sido utilizada en su totalidad en contra del Triángulo Norte… por ahora. 

  • Guatemala, Honduras y El Salvador tienen que adelantarse al duro pugilismo estadounidense, pues, aunque no se les haya impuesto aranceles, ahora se sabe que la posibilidad siempre está en la mesa.
  • En un contexto geopolítico como el actual, donde la incertidumbre es ley, lo más importante se encuentra en poder establecer los posibles riesgos y cubrirlos. Debido a la fuerte inclinación estadounidense hacia la seguridad, los temas de necesaria cobertura son migración y narcotráfico.
  • El Triángulo Norte tiene que estar preparado para establecer políticas de seguridad que provean un espacio fértil para negociaciones beneficiosas para la región.

En conclusión. La presión global arancelaria no es ningún tipo de guerra comercial. Washington encontró la manera de ejercer poder con agresividad dentro de las condiciones normativas actuales. Los Estados tienen que prever los posibles riesgos de sus políticas actuales no alineadas con el despliegue ideológico y de seguridad de Trump. Se viene una larga vela y el análisis es claro: hay que dormir con los zapatos puestos. 

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