El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda brilló por su ausencia en la reparación del puente Nahualate, que durante 15 días estuvo cerrado por graves daños en su estructura. La indiferencia, lentitud, desidia o cualquier otra excusa, dañó la economía del país. Hasta que el puente empezó a desnivelarse, apuntando al colapso, hubo una tibia reacción. De inmediato se prohibió el paso, el 22 de octubre, pero no se actuó con rapidez para evaluar los daños y reparar la estructura.
El 6 de noviembre se rehabilitó la circulación en el kilómetro 136 de la ruta al Pacífico, porque el sector privado dedicó tiempo completo y al personal más calificado para asegurar la estructura, cambiar las vigas y nivelar de nuevo el puente. No fueron trabajos complementarios. Fue una inversión privada de alrededor de GTQ2 M, además, se trató de un acto voluntario, pero necesario, urgente y vital para la economía del país y la vida laboral, comercial y habitual de miles de guatemaltecos de la Costa Sur.
El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda brilló por su ausencia en la reparación del puente Nahualate, que durante 15 días estuvo cerrado por graves daños en su estructura. La indiferencia, lentitud, desidia o cualquier otra excusa, dañó la economía del país. Hasta que el puente empezó a desnivelarse, apuntando al colapso, hubo una tibia reacción. De inmediato se prohibió el paso, el 22 de octubre, pero no se actuó con rapidez para evaluar los daños y reparar la estructura.
El 6 de noviembre se rehabilitó la circulación en el kilómetro 136 de la ruta al Pacífico, porque el sector privado dedicó tiempo completo y al personal más calificado para asegurar la estructura, cambiar las vigas y nivelar de nuevo el puente. No fueron trabajos complementarios. Fue una inversión privada de alrededor de GTQ2 M, además, se trató de un acto voluntario, pero necesario, urgente y vital para la economía del país y la vida laboral, comercial y habitual de miles de guatemaltecos de la Costa Sur.