La influencia del dirigente del STEG, Joviel Acevedo, ha ido constante decaimiento desde la llegada del gobierno de Arévalo. A pesar de la débil administración que le caracteriza, el gobierno del mandatario, en conjunto con la ministra Giracca, han sabido aprovechar el viento a favor para debilitar al sindicalista. A través de la cooperación interinstitucional por vías políticas y legales, aunado a la decadencia de su legitimidad social, Acevedo se enfrenta con el ocaso de su fuero político.
En perspectiva. El sindicalista ha sabido utilizar sus medios como palanca política para hacerse de potestades que no le corresponden, consolidándose tanto dentro del sindicato como dentro de la estructura de toma de decisiones del Estado.
- Desde el gobierno de Portillo, Acevedo ha tomado el rol de un operador político en búsqueda de rentas del Estado, con decisiones influyentes tomadas detrás del telón y movilizando a la población de profesores como arma política.
- Con el paso de los años, el zacapaneco ha ido entrelazándose íntimamente con procesos que le corresponden únicamente por norma a la administración.
- Acevedo, como señor feudal, ha conseguido crear un fuero donde él decide sobre el futuro de los estudiantes, los profesores y las decisiones del Estado.
Lo indispensable. La administración actual, a través de la ministra Giracca, ha aprovechado el debilitamiento del líder del STEG para ir en contra de él.
- Las cortes, el MP, la PGN y el mismo gobierno han cooperado hasta hoy para ir eliminando gradualmente pedazos del fuero de facto de Acevedo: el cogobierno educativo, control sobre políticas educativas y la capacidad de paralizar el sistema por tiempos prolongados.
- La reciente decisión presidencial de aumentar los salarios de profesores pone en duda la necesidad del tirano sindical como palanca política: su moneda de negociación a lo interno del STEG se ha devaluado.
- En última instancia, la salida de Acevedo depende de la capacidad de control narrativo que tenga sobre su importancia como negociador frente al Estado. Sin embargo, el futuro es obscuro para él: a duras penas pudo movilizar entre 10 % y 15 % de los profesores para su reciente “asamblea permanente”.
Lo que sigue. El gobierno de Arévalo, a pesar de ir por buen camino, todavía no ha terminado el trabajo por hacer.
- Según la exministra de educación, María del Carmen Aceña, “el ministerio vuelve a retomar su rectoría como le corresponde”. No obstante, necesario hacer transparentes las negociaciones con el sindicato para regresarle legitimidad al MINEDUC.
- No solo eso, sino que, para sentar un precedente, es preciso tomar acciones legales que desincentiven la atribución ilegítima de poderes a actores no-estatales.
- Con el poco apoyo que tiene el presidente Arévalo a través de los sectores políticos, puede complicarse el finalizar el proceso de relegar de su cargo a Acevedo.
En conclusión. Si la administración sabe manejar al líder en decadencia, podría consolidar su primera gran victoria después de sus múltiples desastres de partido. Si estos se adscriben a los ideales del Estado de derecho, Guatemala podría recobrar un aire más republicano con fiscalización ciudadana y con claras delimitaciones sobre quienes pueden ejercer legitimamente poder y quienes no.
La influencia del dirigente del STEG, Joviel Acevedo, ha ido constante decaimiento desde la llegada del gobierno de Arévalo. A pesar de la débil administración que le caracteriza, el gobierno del mandatario, en conjunto con la ministra Giracca, han sabido aprovechar el viento a favor para debilitar al sindicalista. A través de la cooperación interinstitucional por vías políticas y legales, aunado a la decadencia de su legitimidad social, Acevedo se enfrenta con el ocaso de su fuero político.
En perspectiva. El sindicalista ha sabido utilizar sus medios como palanca política para hacerse de potestades que no le corresponden, consolidándose tanto dentro del sindicato como dentro de la estructura de toma de decisiones del Estado.
- Desde el gobierno de Portillo, Acevedo ha tomado el rol de un operador político en búsqueda de rentas del Estado, con decisiones influyentes tomadas detrás del telón y movilizando a la población de profesores como arma política.
- Con el paso de los años, el zacapaneco ha ido entrelazándose íntimamente con procesos que le corresponden únicamente por norma a la administración.
- Acevedo, como señor feudal, ha conseguido crear un fuero donde él decide sobre el futuro de los estudiantes, los profesores y las decisiones del Estado.
Lo indispensable. La administración actual, a través de la ministra Giracca, ha aprovechado el debilitamiento del líder del STEG para ir en contra de él.
- Las cortes, el MP, la PGN y el mismo gobierno han cooperado hasta hoy para ir eliminando gradualmente pedazos del fuero de facto de Acevedo: el cogobierno educativo, control sobre políticas educativas y la capacidad de paralizar el sistema por tiempos prolongados.
- La reciente decisión presidencial de aumentar los salarios de profesores pone en duda la necesidad del tirano sindical como palanca política: su moneda de negociación a lo interno del STEG se ha devaluado.
- En última instancia, la salida de Acevedo depende de la capacidad de control narrativo que tenga sobre su importancia como negociador frente al Estado. Sin embargo, el futuro es obscuro para él: a duras penas pudo movilizar entre 10 % y 15 % de los profesores para su reciente “asamblea permanente”.
Lo que sigue. El gobierno de Arévalo, a pesar de ir por buen camino, todavía no ha terminado el trabajo por hacer.
- Según la exministra de educación, María del Carmen Aceña, “el ministerio vuelve a retomar su rectoría como le corresponde”. No obstante, necesario hacer transparentes las negociaciones con el sindicato para regresarle legitimidad al MINEDUC.
- No solo eso, sino que, para sentar un precedente, es preciso tomar acciones legales que desincentiven la atribución ilegítima de poderes a actores no-estatales.
- Con el poco apoyo que tiene el presidente Arévalo a través de los sectores políticos, puede complicarse el finalizar el proceso de relegar de su cargo a Acevedo.
En conclusión. Si la administración sabe manejar al líder en decadencia, podría consolidar su primera gran victoria después de sus múltiples desastres de partido. Si estos se adscriben a los ideales del Estado de derecho, Guatemala podría recobrar un aire más republicano con fiscalización ciudadana y con claras delimitaciones sobre quienes pueden ejercer legitimamente poder y quienes no.