Guatemala se encuentra en un momento crucial para la transformación de su sector eléctrico con el lanzamiento de las licitaciones PEG-5 y PET-3.
En perspectiva. Mientras el gobierno promueve estos proyectos con optimismo, y asegura que todo avanza conforme a lo planificado, en el sector privado persisten dudas sobre la viabilidad y el impacto real de estas iniciativas.
- El Ministerio de Energía y Minas confirmó que llevará a cabo giras internacionales en Europa y Estados Unidos para atraer inversionistas.
- Sin embargo, los actores del sector energético cuestionan si Guatemala logrará generar suficiente interés, especialmente en la tecnología de generación con gas natural, una opción novedosa para el país, pero que enfrenta desafíos de infraestructura.
- "Es un reto, pero tenemos confianza en que se presentarán soluciones para asegurar el abastecimiento de gas", dijo el ministro Víctor Hugo Ventura.
Qué destacar. A diferencia de la licitación PEG-4, que atrajo más ofertas de las esperadas para 400 megavatios, PEG-5 requiere 1,400 megavatios y depende en gran medida del interés en el gas natural.
- Sin embargo, el país aún carece de infraestructura adecuada para su recepción y regasificación, y los puertos enfrentan desafíos importantes que podrían comprometer la viabilidad del proyecto.
- Más allá de la licitación, una de las principales preocupaciones es garantizar el abastecimiento energético en las próximas décadas.
- La demanda de electricidad ha crecido aceleradamente: antes de la pandemia, el aumento anual era de entre 3% y 3.5%, pero en los últimos años el crecimiento ha sido del 6%, con regiones como Petén, Izabal y el occidente del país registrando incrementos de dos dígitos debido al desarrollo industrial y poblacional.
Por qué importa. La PEG-5 solo busca cubrir la demanda del sector regulado, dejando fuera el 40% del mercado de demanda libre, que incluye a grandes usuarios y las empresas municipales.
- Los inversionistas siguen con atención si el compromiso del gobierno con las licitaciones se traducirá en una articulación efectiva de todas las entidades involucradas.
- La burocracia y los tiempos de aprobación de proyectos energéticos han sido históricamente un obstáculo para el desarrollo del sector, sea por una u otra causa.
- El presidente Bernardo Arévalo resaltó que los proyectos buscan garantizar más generación limpia, precios competitivos y una red de transmisión fortalecida. Se espera que ese compromiso se concrete al agilizar trámites en el Ministerio de Ambiente y otros organismos regulatorios.
En conclusión. El éxito de PEG-5 y PET-3 dependerá de la capacidad del país para atraer capital y ofrecer un entorno de inversión confiable.
- Mientras el gobierno asegura que el proceso avanza según lo previsto, el sector privado seguirá observando los próximos pasos antes de comprometer inversiones de gran escala.
- La energía eléctrica es un recurso esencial para el desarrollo de Guatemala.
- El debate sobre estas licitaciones no es una cuestión de ideologías, sino un tema de política de Estado que definirá el futuro energético del país en las próximas décadas.
Guatemala se encuentra en un momento crucial para la transformación de su sector eléctrico con el lanzamiento de las licitaciones PEG-5 y PET-3.
En perspectiva. Mientras el gobierno promueve estos proyectos con optimismo, y asegura que todo avanza conforme a lo planificado, en el sector privado persisten dudas sobre la viabilidad y el impacto real de estas iniciativas.
- El Ministerio de Energía y Minas confirmó que llevará a cabo giras internacionales en Europa y Estados Unidos para atraer inversionistas.
- Sin embargo, los actores del sector energético cuestionan si Guatemala logrará generar suficiente interés, especialmente en la tecnología de generación con gas natural, una opción novedosa para el país, pero que enfrenta desafíos de infraestructura.
- "Es un reto, pero tenemos confianza en que se presentarán soluciones para asegurar el abastecimiento de gas", dijo el ministro Víctor Hugo Ventura.
Qué destacar. A diferencia de la licitación PEG-4, que atrajo más ofertas de las esperadas para 400 megavatios, PEG-5 requiere 1,400 megavatios y depende en gran medida del interés en el gas natural.
- Sin embargo, el país aún carece de infraestructura adecuada para su recepción y regasificación, y los puertos enfrentan desafíos importantes que podrían comprometer la viabilidad del proyecto.
- Más allá de la licitación, una de las principales preocupaciones es garantizar el abastecimiento energético en las próximas décadas.
- La demanda de electricidad ha crecido aceleradamente: antes de la pandemia, el aumento anual era de entre 3% y 3.5%, pero en los últimos años el crecimiento ha sido del 6%, con regiones como Petén, Izabal y el occidente del país registrando incrementos de dos dígitos debido al desarrollo industrial y poblacional.
Por qué importa. La PEG-5 solo busca cubrir la demanda del sector regulado, dejando fuera el 40% del mercado de demanda libre, que incluye a grandes usuarios y las empresas municipales.
- Los inversionistas siguen con atención si el compromiso del gobierno con las licitaciones se traducirá en una articulación efectiva de todas las entidades involucradas.
- La burocracia y los tiempos de aprobación de proyectos energéticos han sido históricamente un obstáculo para el desarrollo del sector, sea por una u otra causa.
- El presidente Bernardo Arévalo resaltó que los proyectos buscan garantizar más generación limpia, precios competitivos y una red de transmisión fortalecida. Se espera que ese compromiso se concrete al agilizar trámites en el Ministerio de Ambiente y otros organismos regulatorios.
En conclusión. El éxito de PEG-5 y PET-3 dependerá de la capacidad del país para atraer capital y ofrecer un entorno de inversión confiable.
- Mientras el gobierno asegura que el proceso avanza según lo previsto, el sector privado seguirá observando los próximos pasos antes de comprometer inversiones de gran escala.
- La energía eléctrica es un recurso esencial para el desarrollo de Guatemala.
- El debate sobre estas licitaciones no es una cuestión de ideologías, sino un tema de política de Estado que definirá el futuro energético del país en las próximas décadas.