Las interpelaciones son parte de la función fiscalizadora del Congreso, sin embargo, a lo largo de la historia, estas se han convertido en un instrumento de chantaje y entorpecimiento donde muchos de los diputados solo pretenden robar cámara. Hacer “show”.
- La presente legislatura, nuevamente, es un ejemplo del mal aprovechamiento de esta práctica parlamentaria.
Panorama general. El titular de la cartera del interior ha tenido que asistir –obligatoriamente– al Congreso desde el 25 de julio, fecha en que inició su juicio político. Desde entonces no ha podido salir del país.
- La fase de preguntas básicas ya concluyó, pero aún hay repreguntas en manos de la interpelante, la diputada Sandra Jovel, de la bancada Valor.
- Mientras no finalice el interrogatorio contra Jiménez, no se podrá iniciar con el resto de las interpelaciones que hay en fila.
- Aún no está claro si Jovel buscará el apoyo para solicitar el voto de falta de confianza contra el funcionario.
Qué resaltar. Aunque la interpelación es un derecho de los diputados, algunos consideran que se ha utilizado para entorpecer el trabajo de los funcionarios.
- El presidente Bernardo Arévalo dijo, días antes de iniciar la interpelación de Jiménez, que “no hay otra razón que molestar y tratar de extorsionar al gobierno”.
- Por su parte, Jovel ha defendido el interrogatorio, al asegurar que quiere cuestionar sobre la incidencia criminal que afecta a la ciudadanía y evidenciar los errores en la gestión.
- Durante una de las sesiones, la congresista aprovechó para pedirle su renuncia al cargo.
Los datos. Después de Jiménez, será el turno del ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ramiro Martínez, quien enfrenta tres interpelaciones.
- El funcionario ya ha “sufrido” la espera para ser cuestionado, ya que no pudo asistir a la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas.
- Entre los interpelantes de Martínez se encuentra Shirley Rivera, reconocida como una de las diputadas más faltistas en esta legislatura.
- A Martínez se suma la ministra de Cultura, Liwi Grazioso y el ministro de Comunicaciones, Félix Alvarado.
Voces. Fernando Bon, director ejecutivo de Congreso Eficiente, considera que el juicio político ha avanzado si se compara con la legislatura anterior, pero sigue siendo una figura que “se ha deformado”.
- “Yo no estoy en contra de las interpelaciones, pero sí estoy en contra del mal uso de ellas [...] hemos visto unas preguntas muy básicas, que no tenían sentido hacerlas en una interpelación. Bastaba una solicitud de información. No son preguntas que debieran tener al ministro en el Congreso”, destacó Bon.
- No duda que “al tener a un ministro interpelado, se pone en jaque a todo un ministerio, pues no se le permite seguir trabajando en los temas que le corresponden”, agregó.
- A criterio de Bon queda esperar si el resto de las interpelaciones se llevarán a cabo, pues los diputados podrían dar marcha atrás para enfocarse en temas importantes como la elección de magistrados, la elección de la Junta Directiva y el presupuesto 2025.
Fisgón histórico. El último año de la legislatura anterior, la agenda quedó estancada debido a las siete interpelaciones en lista y al desinterés de los diputados.
- La inasistencia a las plenarias fue tal, que la diputada Lucrecia Marroquín las bautizó como los “jueves de mentiritas”.
- Algunos diputados solo marcaban y se iban, lo que era suficiente para registrar asistencia y cobrar el pago de dietas.
En conclusión. Aunque en la práctica ninguna interpelación en las administraciones pasadas ha incidido en la mejora de la gestión del funcionario que es sometido al interrogatorio, muchos diputados sí han logrado poner en jaque a ministros con sus cuestionamientos. No obstante, este no es el caso de la actual interpelación, en la cual Jiménez no ha tenido mayores dificultades para responder a los cuestionamientos de Jovel.
Las interpelaciones son parte de la función fiscalizadora del Congreso, sin embargo, a lo largo de la historia, estas se han convertido en un instrumento de chantaje y entorpecimiento donde muchos de los diputados solo pretenden robar cámara. Hacer “show”.
- La presente legislatura, nuevamente, es un ejemplo del mal aprovechamiento de esta práctica parlamentaria.
Panorama general. El titular de la cartera del interior ha tenido que asistir –obligatoriamente– al Congreso desde el 25 de julio, fecha en que inició su juicio político. Desde entonces no ha podido salir del país.
- La fase de preguntas básicas ya concluyó, pero aún hay repreguntas en manos de la interpelante, la diputada Sandra Jovel, de la bancada Valor.
- Mientras no finalice el interrogatorio contra Jiménez, no se podrá iniciar con el resto de las interpelaciones que hay en fila.
- Aún no está claro si Jovel buscará el apoyo para solicitar el voto de falta de confianza contra el funcionario.
Qué resaltar. Aunque la interpelación es un derecho de los diputados, algunos consideran que se ha utilizado para entorpecer el trabajo de los funcionarios.
- El presidente Bernardo Arévalo dijo, días antes de iniciar la interpelación de Jiménez, que “no hay otra razón que molestar y tratar de extorsionar al gobierno”.
- Por su parte, Jovel ha defendido el interrogatorio, al asegurar que quiere cuestionar sobre la incidencia criminal que afecta a la ciudadanía y evidenciar los errores en la gestión.
- Durante una de las sesiones, la congresista aprovechó para pedirle su renuncia al cargo.
Los datos. Después de Jiménez, será el turno del ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ramiro Martínez, quien enfrenta tres interpelaciones.
- El funcionario ya ha “sufrido” la espera para ser cuestionado, ya que no pudo asistir a la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas.
- Entre los interpelantes de Martínez se encuentra Shirley Rivera, reconocida como una de las diputadas más faltistas en esta legislatura.
- A Martínez se suma la ministra de Cultura, Liwi Grazioso y el ministro de Comunicaciones, Félix Alvarado.
Voces. Fernando Bon, director ejecutivo de Congreso Eficiente, considera que el juicio político ha avanzado si se compara con la legislatura anterior, pero sigue siendo una figura que “se ha deformado”.
- “Yo no estoy en contra de las interpelaciones, pero sí estoy en contra del mal uso de ellas [...] hemos visto unas preguntas muy básicas, que no tenían sentido hacerlas en una interpelación. Bastaba una solicitud de información. No son preguntas que debieran tener al ministro en el Congreso”, destacó Bon.
- No duda que “al tener a un ministro interpelado, se pone en jaque a todo un ministerio, pues no se le permite seguir trabajando en los temas que le corresponden”, agregó.
- A criterio de Bon queda esperar si el resto de las interpelaciones se llevarán a cabo, pues los diputados podrían dar marcha atrás para enfocarse en temas importantes como la elección de magistrados, la elección de la Junta Directiva y el presupuesto 2025.
Fisgón histórico. El último año de la legislatura anterior, la agenda quedó estancada debido a las siete interpelaciones en lista y al desinterés de los diputados.
- La inasistencia a las plenarias fue tal, que la diputada Lucrecia Marroquín las bautizó como los “jueves de mentiritas”.
- Algunos diputados solo marcaban y se iban, lo que era suficiente para registrar asistencia y cobrar el pago de dietas.
En conclusión. Aunque en la práctica ninguna interpelación en las administraciones pasadas ha incidido en la mejora de la gestión del funcionario que es sometido al interrogatorio, muchos diputados sí han logrado poner en jaque a ministros con sus cuestionamientos. No obstante, este no es el caso de la actual interpelación, en la cual Jiménez no ha tenido mayores dificultades para responder a los cuestionamientos de Jovel.