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Milei, a seis meses en la presidencia

.
Sebastián Gennari
30 de mayo, 2024

El lunes renunció Nicolás Posse, jefe de Gabinete argentino y uno de los empresarios discretos y cautos —no daba declaraciones a la prensa— que dotó a Javier Milei de estructura y respetabilidad burguesa. Se aparta del cargo, mas no del Gobierno –donde ocupará un puesto por anunciar– aunque el comunicado aceptando la renuncia no extendió a Posse los agradecimientos habituales.  

  • Se hablan de asperezas entre Posse y Milei, incluso entre Posse y Karina Milei, hermana del presidente. El “peluca” –mote del presidente argentino– lamenta la lentitud de Posse, en momentos en que aún hay vacantes en puestos de la Administración y el Gobierno no logra que el Senado apruebe su ley ómnibus. 
  • A Posse lo reemplazó el otrora ministro del Interior, Guillermo Francos, quien presidirá una Jefatura de Gabinete más política, incluso absorbiendo al propio Ministerio del Interior, que será degradado a secretaría, un hito histórico. 
  • Francos busca negociar la aprobación del paquete de reformas de Milei, quien había prometido un “Pacto de Mayo” entre el Gobierno y los gobernadores, que continúan vacilando. En Casa Rosada dan por sentado que no se logrará este mes, sino en junio o julio, pero insisten en el nombre. 

Los datos. Javier Milei lleva casi siete meses siendo presidente argentino. A pesar de ello, aún existen el Estado y el Banco Central. Milei –el presidente que alguna vez profesó ser “anarcocapitalista”– se ha moderado en la práctica, mas no en el modo. Sigue siendo errático y excéntrico —estrafalario, dicen quienes lo aborrecen–, pero, siendo justos, lleva una muy ortodoxa política de austeridad. 

  • Milei ha conseguido reducir la inflación, que se mantiene –no obstante– en niveles estratosféricos. En diciembre, el mes en que tomó posesión, la inflación fue de 25.5%, pero cayó hasta 8.8% en abril.  
  • El Gobierno logró un superávit de 0.2% del PIB en el primer semestre del año. Este superávit, el primero desde 2008, se debe a la reducción del 29.7% del gasto, algo permitido por los recortes a los salarios públicos, las pensiones y los subsidios a la energía y el transporte.
  • Se ha impuesto un ajuste gradual del tipo de cambio, o crawling peg, para que la tasa oficial del peso argentino pueda llegar a la tasa del mercado negro, conocido como dólar blue. En otras palabras, al peso argentino se le ha permitido devaluarse 2% por mes. 

Ingeniería financiera. La “licuadora” de Milei es vistosa y surte efectos. Sin embargo, en una economía como la argentina, asolada por décadas de malos manejos, es de esperar que semejante política se tope con escollos. Milei se enfrenta no sólo a los problemas políticos, sino a los impulsos opuestos de sus planes económicos.  

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  • La tasa de referencia del Banco Central sirve de ejemplo. En países normales –donde lógicamente no se incluye a Argentina–, las reducciones en la tasa de interés sirven de estímulo; fomentan la expansión crediticia, facilitando la inversión y, al menos normalmente, elevando la inflación. 
  • Argentina es distinta. En poco más de un mes, el Banco Central redujo los tipos de 70% a 40%. Esta tasa ni de lejos compensa el nivel de inflación, de manera que se retira liquidez de la economía. La intención es destruir la demanda, mitigando la inflación, pero disminuyendo el poder adquisitivo.
  • El plan empezó bien, permitiendo la estabilización del dólar blue en los últimos meses. Se tambaleó la semana pasada, cuando la tasa de mercado —no la oficial— se desplomó en un 15%. El motivo es claro: ante la reducción en los tipos, los argentinos buscan protegerse comprando dólares.  

El balance. Como se dijo antes, Milei no ha cambiado su personalidad; mantiene la misma actitud de su campaña, arremetiendo en contra de la casta política y prometiendo grandes reformas. En el fondo, sin embargo, su gestión ha sido tecnocrática y su debilidad en el Congreso lo ha obligado a negociar y moderarse.  

  • Hasta ahora, los argentinos parecen apoyar a su mandatario, que aún goza de una tasa de aprobación en torno al 50%. Para Milei es clave que la economía empiece a mejorar antes de que sus apoyos se reduzcan. 
  • Los pactos con el Congreso y los gobernadores provinciales se han dificultado, pero cada vez parecen más probables. La cuestión se debe esclarecer en los próximos dos meses. 
  • Resuelto, o al menos mitigado, este problema doméstico, el enfoque de Milei pasará al FMI, que acordó desembolsar los últimos USD 792M de un crédito anterior, pero se ha mostrado reacio a prestar más a Argentina, con creces su deudor más importante. 

 

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Milei, a seis meses en la presidencia

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Sebastián Gennari
30 de mayo, 2024

El lunes renunció Nicolás Posse, jefe de Gabinete argentino y uno de los empresarios discretos y cautos —no daba declaraciones a la prensa— que dotó a Javier Milei de estructura y respetabilidad burguesa. Se aparta del cargo, mas no del Gobierno –donde ocupará un puesto por anunciar– aunque el comunicado aceptando la renuncia no extendió a Posse los agradecimientos habituales.  

  • Se hablan de asperezas entre Posse y Milei, incluso entre Posse y Karina Milei, hermana del presidente. El “peluca” –mote del presidente argentino– lamenta la lentitud de Posse, en momentos en que aún hay vacantes en puestos de la Administración y el Gobierno no logra que el Senado apruebe su ley ómnibus. 
  • A Posse lo reemplazó el otrora ministro del Interior, Guillermo Francos, quien presidirá una Jefatura de Gabinete más política, incluso absorbiendo al propio Ministerio del Interior, que será degradado a secretaría, un hito histórico. 
  • Francos busca negociar la aprobación del paquete de reformas de Milei, quien había prometido un “Pacto de Mayo” entre el Gobierno y los gobernadores, que continúan vacilando. En Casa Rosada dan por sentado que no se logrará este mes, sino en junio o julio, pero insisten en el nombre. 

Los datos. Javier Milei lleva casi siete meses siendo presidente argentino. A pesar de ello, aún existen el Estado y el Banco Central. Milei –el presidente que alguna vez profesó ser “anarcocapitalista”– se ha moderado en la práctica, mas no en el modo. Sigue siendo errático y excéntrico —estrafalario, dicen quienes lo aborrecen–, pero, siendo justos, lleva una muy ortodoxa política de austeridad. 

  • Milei ha conseguido reducir la inflación, que se mantiene –no obstante– en niveles estratosféricos. En diciembre, el mes en que tomó posesión, la inflación fue de 25.5%, pero cayó hasta 8.8% en abril.  
  • El Gobierno logró un superávit de 0.2% del PIB en el primer semestre del año. Este superávit, el primero desde 2008, se debe a la reducción del 29.7% del gasto, algo permitido por los recortes a los salarios públicos, las pensiones y los subsidios a la energía y el transporte.
  • Se ha impuesto un ajuste gradual del tipo de cambio, o crawling peg, para que la tasa oficial del peso argentino pueda llegar a la tasa del mercado negro, conocido como dólar blue. En otras palabras, al peso argentino se le ha permitido devaluarse 2% por mes. 

Ingeniería financiera. La “licuadora” de Milei es vistosa y surte efectos. Sin embargo, en una economía como la argentina, asolada por décadas de malos manejos, es de esperar que semejante política se tope con escollos. Milei se enfrenta no sólo a los problemas políticos, sino a los impulsos opuestos de sus planes económicos.  

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  • La tasa de referencia del Banco Central sirve de ejemplo. En países normales –donde lógicamente no se incluye a Argentina–, las reducciones en la tasa de interés sirven de estímulo; fomentan la expansión crediticia, facilitando la inversión y, al menos normalmente, elevando la inflación. 
  • Argentina es distinta. En poco más de un mes, el Banco Central redujo los tipos de 70% a 40%. Esta tasa ni de lejos compensa el nivel de inflación, de manera que se retira liquidez de la economía. La intención es destruir la demanda, mitigando la inflación, pero disminuyendo el poder adquisitivo.
  • El plan empezó bien, permitiendo la estabilización del dólar blue en los últimos meses. Se tambaleó la semana pasada, cuando la tasa de mercado —no la oficial— se desplomó en un 15%. El motivo es claro: ante la reducción en los tipos, los argentinos buscan protegerse comprando dólares.  

El balance. Como se dijo antes, Milei no ha cambiado su personalidad; mantiene la misma actitud de su campaña, arremetiendo en contra de la casta política y prometiendo grandes reformas. En el fondo, sin embargo, su gestión ha sido tecnocrática y su debilidad en el Congreso lo ha obligado a negociar y moderarse.  

  • Hasta ahora, los argentinos parecen apoyar a su mandatario, que aún goza de una tasa de aprobación en torno al 50%. Para Milei es clave que la economía empiece a mejorar antes de que sus apoyos se reduzcan. 
  • Los pactos con el Congreso y los gobernadores provinciales se han dificultado, pero cada vez parecen más probables. La cuestión se debe esclarecer en los próximos dos meses. 
  • Resuelto, o al menos mitigado, este problema doméstico, el enfoque de Milei pasará al FMI, que acordó desembolsar los últimos USD 792M de un crédito anterior, pero se ha mostrado reacio a prestar más a Argentina, con creces su deudor más importante. 

 

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