El presidente Bernardo Arévalo se reunirá este viernes 17 con su contraparte mexicana, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien abandonará el cargo el 1 de octubre. La reunión se dedicará a la seguridad fronteriza; tendrá lugar —apropiadamente— en Tapachula, a pocos kilómetros de la frontera México-Guatemala.
- Se prevén dos elementos prioritarios en la agenda: la migración y el narcotráfico. También existe cierta expectativa de que se logren agilizar los pasos aduaneros, con evidentes beneficios para el comercio.
- AMLO anunció el encuentro en una de sus “mañaneras” —las conferencias de prensa matutinas que tanto le gustan a él— hace algunas semanas. No ha escatimado a la hora de halagar a Arévalo, diciendo que es “lo mejor que le pudo pasar a Guatemala”.
- No se trata del primer encuentro entre los presidentes guatemalteco y mexicano. AMLO y Arévalo –en calidad de presidente electo, el segundo– almorzaron en septiembre, cuando Arévalo fue invitado a la cumbre del Grupo de Puebla, un foro de partidos izquierdistas.
Lo legítimo. En 2022, México exportó US$2,860M a Guatemala, que a su vez exportó US$692M a México. Los datos de lo que va de año no muestran cambios en la tendencia: Guatemala mantiene su enorme déficit con México, que limita la entrada de productos centroamericanos, no mediante aranceles, sino a través de regulaciones sanitarias. No es necesariamente cuestión de aduanas.
- Esto se dio recientemente cuando México prohibió la importación de camarón hondureño, “empapando” al resto de productores centroamericanos. En aquella ocasión, se debió a las sospechas de que se vendía camarón ecuatoriano como hondureño.
- Ambos países son conscientes del fenómeno y han prometido acuerdos interministeriales para “transparentar” el sistema regulatorio, pero el comercio es indudablemente una prioridad de segundo orden frente al narcotráfico y, sobre todo, la migración.
Lo ilícito. No se podrá obviar el narcotráfico, el perenne dolor de cabezas de AMLO, que enerva a Washington con su política de “abrazos, no balazos”. A modo de apología, el presidente mexicano ha llegado a decir: “No hay más violencia, hay más homicidios”.
- AMLO acudirá al encuentro consciente de que la más reciente Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas de la DEA acusó a su Gobierno de apoyo tácito al narcotráfico, permitiendo sus operaciones en regiones enteras del país.
- No pueden anticiparse cambios bajo Claudia Sheinbaum, la probable sucesora de AMLO. En materia de seguridad, Sheinbaum gozó de resultados relativamente buenos mientras gobernaba la Ciudad de México; en campaña, sin embargo, ha querido evitar el tema, suponiéndolo ventajoso para la oposición.
- De parte de Guatemala, el Ministerio de Gobernación ha enarbolado su Plan de Control Territorial, anotándose algunos tantos, pero tampoco puede esperarse un giro verdaderamente trascendental. Se desestima cualquier modelo de “mano dura”.
Entre líneas. Evidentemente queda la migración, la gran prioridad de EE. UU., cuyo secretario de Estado, Antony Blinken, visitó Guatemala hace escasos días. Blinken estuvo en el país para asistir a la reunión de la Declaración de Los Ángeles; se habló mucho y se anunciaron US$578M en ayudas estadounidenses, sin llegar a alguna solución a la crisis.
- El encuentro entre AMLO y Arévalo puede interpretarse en clave parecida. Quizá se logre algún acuerdo menor, bajo el cual Guatemala acceda a convertirse paulatinamente en un Estado tapón, procesando migrantes que buscan llegar a EE. UU.
- Con México, debe recordarse que es aliado de EE. UU. en materia migratoria. Es incapaz de detener el flujo, pero sí lo puede aligerar o retrasar. Sus prioridades, por tanto, son sorprendentemente parecidas a las estadounidenses.
El porvenir. Se ha hablado de la reunión entre los dos mandatarios como algo sumamente importante, con posibles beneficios para el comercio guatemalteco, la lucha contra el narcotráfico y la gestión de la crisis migratoria. No se deben sobreestimar sus efectos. Los obstáculos a los logros son sustanciales.
- Su importancia real quizá está en lo que representa para las relaciones bilaterales. Con AMLO, Arévalo se asegura el respaldo mexicano por simple sintonía ideológica.
- Existe, además, la posibilidad de seguir profundizando en las relaciones. Todo indica que Sheinbaum, “el delfín” de AMLO, será presidenta; se mantendrán las buenas relaciones con Guatemala. De tal manera, lo que no se logre en esta reunión no se “engaveta”, solo se pospone.
El presidente Bernardo Arévalo se reunirá este viernes 17 con su contraparte mexicana, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien abandonará el cargo el 1 de octubre. La reunión se dedicará a la seguridad fronteriza; tendrá lugar —apropiadamente— en Tapachula, a pocos kilómetros de la frontera México-Guatemala.
- Se prevén dos elementos prioritarios en la agenda: la migración y el narcotráfico. También existe cierta expectativa de que se logren agilizar los pasos aduaneros, con evidentes beneficios para el comercio.
- AMLO anunció el encuentro en una de sus “mañaneras” —las conferencias de prensa matutinas que tanto le gustan a él— hace algunas semanas. No ha escatimado a la hora de halagar a Arévalo, diciendo que es “lo mejor que le pudo pasar a Guatemala”.
- No se trata del primer encuentro entre los presidentes guatemalteco y mexicano. AMLO y Arévalo –en calidad de presidente electo, el segundo– almorzaron en septiembre, cuando Arévalo fue invitado a la cumbre del Grupo de Puebla, un foro de partidos izquierdistas.
Lo legítimo. En 2022, México exportó US$2,860M a Guatemala, que a su vez exportó US$692M a México. Los datos de lo que va de año no muestran cambios en la tendencia: Guatemala mantiene su enorme déficit con México, que limita la entrada de productos centroamericanos, no mediante aranceles, sino a través de regulaciones sanitarias. No es necesariamente cuestión de aduanas.
- Esto se dio recientemente cuando México prohibió la importación de camarón hondureño, “empapando” al resto de productores centroamericanos. En aquella ocasión, se debió a las sospechas de que se vendía camarón ecuatoriano como hondureño.
- Ambos países son conscientes del fenómeno y han prometido acuerdos interministeriales para “transparentar” el sistema regulatorio, pero el comercio es indudablemente una prioridad de segundo orden frente al narcotráfico y, sobre todo, la migración.
Lo ilícito. No se podrá obviar el narcotráfico, el perenne dolor de cabezas de AMLO, que enerva a Washington con su política de “abrazos, no balazos”. A modo de apología, el presidente mexicano ha llegado a decir: “No hay más violencia, hay más homicidios”.
- AMLO acudirá al encuentro consciente de que la más reciente Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas de la DEA acusó a su Gobierno de apoyo tácito al narcotráfico, permitiendo sus operaciones en regiones enteras del país.
- No pueden anticiparse cambios bajo Claudia Sheinbaum, la probable sucesora de AMLO. En materia de seguridad, Sheinbaum gozó de resultados relativamente buenos mientras gobernaba la Ciudad de México; en campaña, sin embargo, ha querido evitar el tema, suponiéndolo ventajoso para la oposición.
- De parte de Guatemala, el Ministerio de Gobernación ha enarbolado su Plan de Control Territorial, anotándose algunos tantos, pero tampoco puede esperarse un giro verdaderamente trascendental. Se desestima cualquier modelo de “mano dura”.
Entre líneas. Evidentemente queda la migración, la gran prioridad de EE. UU., cuyo secretario de Estado, Antony Blinken, visitó Guatemala hace escasos días. Blinken estuvo en el país para asistir a la reunión de la Declaración de Los Ángeles; se habló mucho y se anunciaron US$578M en ayudas estadounidenses, sin llegar a alguna solución a la crisis.
- El encuentro entre AMLO y Arévalo puede interpretarse en clave parecida. Quizá se logre algún acuerdo menor, bajo el cual Guatemala acceda a convertirse paulatinamente en un Estado tapón, procesando migrantes que buscan llegar a EE. UU.
- Con México, debe recordarse que es aliado de EE. UU. en materia migratoria. Es incapaz de detener el flujo, pero sí lo puede aligerar o retrasar. Sus prioridades, por tanto, son sorprendentemente parecidas a las estadounidenses.
El porvenir. Se ha hablado de la reunión entre los dos mandatarios como algo sumamente importante, con posibles beneficios para el comercio guatemalteco, la lucha contra el narcotráfico y la gestión de la crisis migratoria. No se deben sobreestimar sus efectos. Los obstáculos a los logros son sustanciales.
- Su importancia real quizá está en lo que representa para las relaciones bilaterales. Con AMLO, Arévalo se asegura el respaldo mexicano por simple sintonía ideológica.
- Existe, además, la posibilidad de seguir profundizando en las relaciones. Todo indica que Sheinbaum, “el delfín” de AMLO, será presidenta; se mantendrán las buenas relaciones con Guatemala. De tal manera, lo que no se logre en esta reunión no se “engaveta”, solo se pospone.