Las licencias ambientales del MARN, más que proteger el entorno natural, se han convertido en un obstáculo burocrático que retrasa proyectos productivos, evidencia la mala gestión y fomenta la discrecionalidad.
Por qué importa. Las licencias ambientales son los documentos extendidos por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) que avalan el cumplimiento de medidas por parte de proyectos, obras o actividades, para minimizar su impacto en el medioambiente.
- En el pasado, la aprobación de licencias se había convertido en un negocio rentable para algunas autoridades de turno, como lo demuestran las denuncias por corrupción del MARN.
- No obstante, actualmente, la mala gestión del Ministerio y la falta de conocimiento técnico entre los cuadros administrativos ha convertido a estas licencias en obstáculos para el desarrollo en el país.
- Aunque sí existe disposición por parte de las autoridades para hacer más transparentes los procesos de aprobación, como para el resto de la actividad pública, la buena voluntad no es suficiente.
Los datos. De acuerdo con la información obtenida mediante el acceso a información pública, el MARN ha mantenido un ritmo constante en la aprobación de las licencias ambientales.
- Las licencias tipo C, que corresponden a proyectos de bajo impacto ambiental, son las que han registrado un mayor incremento en su aprobación entre 2021 y 2025, dado que estas han pasado de 537 a 1067, en el primer semestre del año.
- Asimismo, en los últimos cinco años, 2023 se posiciona como el año con el mayor número de licencias aprobadas: 2637 en total; 20 para proyectos de alto impacto; 1557 de impacto moderado; 982 de bajo impacto, y 78 de mínimo impacto ambiental.
- Consecuentemente, aunque desde 2024 sí observa un descenso en el número de licencias, los datos replican patrones de años anteriores, lo cual no se corresponde con la creciente demanda de proyectos productivos y de construcción.
Visto y no visto. El ritmo de aprobación de licencias ha sido constante, debido al tiempo que tardan en aprobar los proyectos, lo cual no solo genera una presa cada vez más grande de expedientes, sino que también refleja una percepción errónea de avance.
- Asimismo, los expertos critican que la presa de expedientes es utilizada por las autoridades de forma irresponsable, ya que cuando se busca dar una imagen de eficiencia se alude a la reducción de número de procesos pendientes, mientras que cuando se quiere justificar los atrasos, se utiliza como excusa.
- Otro problema que se ha agudizado con esta administración es la alta tasa de rotación de personal, lo cual desemboca un recurso humano poco capacitado, además de que aumenta los tiempos de aprobación y el margen de error.
- Por último, la falta de unificación de criterios en torno a la legislación ambiental genera ambigüedades y aumenta la discrecionalidad en la aprobación de las licencias.
En conclusión. Los retrasos en la aprobación de las licencias medioambientales son el resultado de la falta de experiencia en la gestión pública, además de una —percibida, cuando menos— reticencia hacia las actividades productivas.
- Asimismo, la divergencia entre lo que los asesores del Ministerio consideran como prioridad, y lo que la legislación vigente establece como obligación, genera un obstáculo para el desarrollo del país.
- Por ende, si el objetivo es la transparencia, la única solución es la simplificación de procesos, a fin de reducir los obstáculos burocráticos que favorecen la opacidad y los retrasos.
Las licencias ambientales del MARN, más que proteger el entorno natural, se han convertido en un obstáculo burocrático que retrasa proyectos productivos, evidencia la mala gestión y fomenta la discrecionalidad.
Por qué importa. Las licencias ambientales son los documentos extendidos por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) que avalan el cumplimiento de medidas por parte de proyectos, obras o actividades, para minimizar su impacto en el medioambiente.
- En el pasado, la aprobación de licencias se había convertido en un negocio rentable para algunas autoridades de turno, como lo demuestran las denuncias por corrupción del MARN.
- No obstante, actualmente, la mala gestión del Ministerio y la falta de conocimiento técnico entre los cuadros administrativos ha convertido a estas licencias en obstáculos para el desarrollo en el país.
- Aunque sí existe disposición por parte de las autoridades para hacer más transparentes los procesos de aprobación, como para el resto de la actividad pública, la buena voluntad no es suficiente.
Los datos. De acuerdo con la información obtenida mediante el acceso a información pública, el MARN ha mantenido un ritmo constante en la aprobación de las licencias ambientales.
- Las licencias tipo C, que corresponden a proyectos de bajo impacto ambiental, son las que han registrado un mayor incremento en su aprobación entre 2021 y 2025, dado que estas han pasado de 537 a 1067, en el primer semestre del año.
- Asimismo, en los últimos cinco años, 2023 se posiciona como el año con el mayor número de licencias aprobadas: 2637 en total; 20 para proyectos de alto impacto; 1557 de impacto moderado; 982 de bajo impacto, y 78 de mínimo impacto ambiental.
- Consecuentemente, aunque desde 2024 sí observa un descenso en el número de licencias, los datos replican patrones de años anteriores, lo cual no se corresponde con la creciente demanda de proyectos productivos y de construcción.
Visto y no visto. El ritmo de aprobación de licencias ha sido constante, debido al tiempo que tardan en aprobar los proyectos, lo cual no solo genera una presa cada vez más grande de expedientes, sino que también refleja una percepción errónea de avance.
- Asimismo, los expertos critican que la presa de expedientes es utilizada por las autoridades de forma irresponsable, ya que cuando se busca dar una imagen de eficiencia se alude a la reducción de número de procesos pendientes, mientras que cuando se quiere justificar los atrasos, se utiliza como excusa.
- Otro problema que se ha agudizado con esta administración es la alta tasa de rotación de personal, lo cual desemboca un recurso humano poco capacitado, además de que aumenta los tiempos de aprobación y el margen de error.
- Por último, la falta de unificación de criterios en torno a la legislación ambiental genera ambigüedades y aumenta la discrecionalidad en la aprobación de las licencias.
En conclusión. Los retrasos en la aprobación de las licencias medioambientales son el resultado de la falta de experiencia en la gestión pública, además de una —percibida, cuando menos— reticencia hacia las actividades productivas.
- Asimismo, la divergencia entre lo que los asesores del Ministerio consideran como prioridad, y lo que la legislación vigente establece como obligación, genera un obstáculo para el desarrollo del país.
- Por ende, si el objetivo es la transparencia, la única solución es la simplificación de procesos, a fin de reducir los obstáculos burocráticos que favorecen la opacidad y los retrasos.