El pasado jueves 29, en el Juzgado de Mayor Riesgo “D” a cargo de la Jueza Abelina Cruz, se llevó a cabo una audiencia en la que participó Julio Ligorría, exembajador de Guatemala ante la Casa Blanca, por señalamientos cuyo origen se remonta a la anterior administración de la FECI en tiempos del exfiscal Juan Francisco Sandoval; se le acusaba de financiamiento electoral ilícito y lavado de activos con fines políticos.
El embajador Ligorría se presentó de forma voluntaria acompañado de sus abogados para solicitar la desestimación del caso. Por su parte, al final de la audiencia, concluidas la participación de los abogados de la defensa y de los fiscales de la FECI, la Jueza Cruz indicó que el Ministerio Público (MP) ha sido “negligente de realizar la investigación contra Ligorría” y que ha violentado sus derechos de defensa, porque durante once años no ha presentado avances en la investigación e instruyó que el MP tendrá 20 días para solucionar la situación de Ligorría.
República contactó al embajador para conocer sus impresiones y este accedió a responder algunas preguntas antes de abandonar el país por razones de trabajo.
¿Embajador, varios años han pasado desde que la fiscal general Thelma Aldana lo declaró prófugo de la justicia, hoy encontrándose usted de nuevo en su país, qué comentario le merece lo expresado por ella, quien lo acusaba de huir de la justicia?
Hoy como usted señala, transcurridos todos estos años estoy convencido que los guatemaltecos de buena voluntad saben perfectamente quien ha servido bien al país y quien no. Pienso que una persona en un país que se dice libre y democrático no puede ser señalado de prófugo en un momento en el que nunca había sido citado por un tribunal competente y menos sin que se le hubieran señalado cargos de ninguna naturaleza, como fue en mi caso. Cuando esta señora hizo ese señalamiento, yo me encontraba fuera del país en viaje de trabajo, el caso era totalmente inexistente en los tribunales y luego de eso a toda prisa ella y el exfiscal Juan Francisco Sandoval montaron un caso totalmente espurio y falso con fines eminentemente políticos. El señalamiento de esta señora de que yo huía de la justicia fue magistralmente respondido y relatado por el escritor y periodista Carlos Alberto Montaner, cuando luego de haber investigado de qué se trataba todo, dijo, Ligorría no huye de la justicia, toma distancia de la injusticia.
Usted dice que se encontraba fuera del país. En efecto, recordamos que usted fue detenido en España en relativo corto tiempo después de la denuncia del Ministerio Público, ¿que nos puede compartir de esa experiencia?
Interesante que me pregunte por ese detalle, me permite recordar que a las 48 horas de haber sido señalado por el MP yo aparecí en un campo pagado en varios medios de tv y escritos, primero revelé donde me encontraba físicamente, dije que estaba en Madrid en un viaje de trabajo e inmediatamente exprese mi total disposición a colaborar con las autoridades judiciales de nuestro país, lo que demuestra que yo no huía. Nunca obtuve respuesta y a los pocos días "muy eficientemente" fui detenido unas horas por una orden que Sandoval instruyó, lo cual el celebró como que ellos me hubieran encontrado, cuando fui yo el que dije donde me encontraba, obvio fui liberado de inmediato. En ese momento me percate del show, de la farsa que esta gente estaba construyendo. Parafraseando a Montaner, yo nunca he estado contra la justicia, pero sí, siempre he estado contra la injusticia.
¿Usted fue objeto de un proceso judicial en España cierto?
En efecto, es cierto, el MP había solicitado mi detención con fines de extradición y cuando me detuvieron se comprobó que yo poseía la nacionalidad española, lo cual los obligó a dos acciones: una, a cambiar el delito de financiamiento electoral ilícito, y otra, a tomar declaración a su "colaborador eficaz preferido" para que me implicara falsamente en un delito de lavado de activos, lo cual hicieron en tres días presentando una denuncia en un documento de más de ciento cuarenta folios, obteniendo un dictamen de la jueza Erika Aifán en veinticuatro horas y cuya resolución fue de 8 folios. Es fácil inferir lo siguiente, con la característica lentitud de los procesos en el sistema judicial analizar una denuncia de 140 folios en corto tiempo y en 24 horas resolver con ocho folios solo nos conduce a concluir que es razonable pensar que a la jueza Aifán los fiscales Sandoval y Vides le preparaban sus dictámenes.
¿Qué sensación le deja hoy el país que no visitaba desde hace más de diez años; por qué tomó la iniciativa de presentarse ante los tribunales?
Esta repuesta no puede estar alejada de fuertes emociones. Primero encuentro una maravillosa nación en donde en el plano personal ya no están dos de los más grandes amores de mi vida, mis padres, ambos fallecieron estando yo ausente debido a este caso. En el plano nacional, observó una nación muy potente luchando a brazo partido por crecer y por encontrar un mejor destino, pero al mismo tiempo encuentro amplia polarización y fractura que estoy seguro sanará, pero hago la salvedad que tomará tiempo y que ese proceso está en las manos de los propios guatemaltecos, que debemos darnos cuenta de la importancia que tiene para nuestra estabilidad democrática, el que nuestro sistema de justicia se fortalezca y pueda administrar las leyes en igualdad de condiciones para todos y en especial alejado de la tentación de la persecución política. Me he presentado voluntariamente porque en primer lugar en España quedo ampliamente demostrado ante el más alto tribunal español que el caso de lavado de activos era falso y yo inocente y segundo porque se debe concluir algo que no está bien, creemos que debe quedar evidenciada la mala práctica de la anterior administración del MP.
Finalmente, ya que usted lo abordó ¿cómo calificaría el estado del actual sistema judicial?
Reza el refrán que no hay preguntas indiscretas sino respuestas indiscretas, su pregunta es audaz y mi respuesta supone un análisis de enorme complejidad, pero si voy a animarme a darle un comentario más que una respuesta concreta.
Pienso que hay una firme intención de muchos sectores del país en que debemos avanzar en el perfeccionamiento del sector justicia, soy consciente también que ni los países más desarrollados han alcanzado el pleno perfeccionamiento de sus respectivos sistemas de legalidad y administración de las leyes, no es tarea sencilla.
Pienso que la sacudida que el experimento CICIG le dio a la sociedad guatemalteca tiene dos lecturas, la primera es que nos hizo conscientes de las vulnerabilidades de nuestra soberanía y de nuestro sistema legal, pudimos ver como políticos ilusos estuvieron dispuestos a entregar a actores extranjeros la tarea de construir algo más sólido en nuestro sistema legal y como esa irresponsable y torpe visión estuvo a punto de terminar con la nación. Segundo, conocimos en toda su dimensión el flagelo de la persecución política instigada desde sectores en búsqueda de venganza y usando como herramientas a actores de la prensa nacional, dispuestos a traicionar su misión y responsabilidad de informar con la verdad, lo que provoco confrontación y luchas intestinas hacia el interior de nuestra sociedad que han dañado innecesaria e injustamente a muchos guatemaltecos. Termino diciendo que es mi percepción que se ha retomado el camino correcto, falta mucho, pero vamos en ruta.
El pasado jueves 29, en el Juzgado de Mayor Riesgo “D” a cargo de la Jueza Abelina Cruz, se llevó a cabo una audiencia en la que participó Julio Ligorría, exembajador de Guatemala ante la Casa Blanca, por señalamientos cuyo origen se remonta a la anterior administración de la FECI en tiempos del exfiscal Juan Francisco Sandoval; se le acusaba de financiamiento electoral ilícito y lavado de activos con fines políticos.
El embajador Ligorría se presentó de forma voluntaria acompañado de sus abogados para solicitar la desestimación del caso. Por su parte, al final de la audiencia, concluidas la participación de los abogados de la defensa y de los fiscales de la FECI, la Jueza Cruz indicó que el Ministerio Público (MP) ha sido “negligente de realizar la investigación contra Ligorría” y que ha violentado sus derechos de defensa, porque durante once años no ha presentado avances en la investigación e instruyó que el MP tendrá 20 días para solucionar la situación de Ligorría.
República contactó al embajador para conocer sus impresiones y este accedió a responder algunas preguntas antes de abandonar el país por razones de trabajo.
¿Embajador, varios años han pasado desde que la fiscal general Thelma Aldana lo declaró prófugo de la justicia, hoy encontrándose usted de nuevo en su país, qué comentario le merece lo expresado por ella, quien lo acusaba de huir de la justicia?
Hoy como usted señala, transcurridos todos estos años estoy convencido que los guatemaltecos de buena voluntad saben perfectamente quien ha servido bien al país y quien no. Pienso que una persona en un país que se dice libre y democrático no puede ser señalado de prófugo en un momento en el que nunca había sido citado por un tribunal competente y menos sin que se le hubieran señalado cargos de ninguna naturaleza, como fue en mi caso. Cuando esta señora hizo ese señalamiento, yo me encontraba fuera del país en viaje de trabajo, el caso era totalmente inexistente en los tribunales y luego de eso a toda prisa ella y el exfiscal Juan Francisco Sandoval montaron un caso totalmente espurio y falso con fines eminentemente políticos. El señalamiento de esta señora de que yo huía de la justicia fue magistralmente respondido y relatado por el escritor y periodista Carlos Alberto Montaner, cuando luego de haber investigado de qué se trataba todo, dijo, Ligorría no huye de la justicia, toma distancia de la injusticia.
Usted dice que se encontraba fuera del país. En efecto, recordamos que usted fue detenido en España en relativo corto tiempo después de la denuncia del Ministerio Público, ¿que nos puede compartir de esa experiencia?
Interesante que me pregunte por ese detalle, me permite recordar que a las 48 horas de haber sido señalado por el MP yo aparecí en un campo pagado en varios medios de tv y escritos, primero revelé donde me encontraba físicamente, dije que estaba en Madrid en un viaje de trabajo e inmediatamente exprese mi total disposición a colaborar con las autoridades judiciales de nuestro país, lo que demuestra que yo no huía. Nunca obtuve respuesta y a los pocos días "muy eficientemente" fui detenido unas horas por una orden que Sandoval instruyó, lo cual el celebró como que ellos me hubieran encontrado, cuando fui yo el que dije donde me encontraba, obvio fui liberado de inmediato. En ese momento me percate del show, de la farsa que esta gente estaba construyendo. Parafraseando a Montaner, yo nunca he estado contra la justicia, pero sí, siempre he estado contra la injusticia.
¿Usted fue objeto de un proceso judicial en España cierto?
En efecto, es cierto, el MP había solicitado mi detención con fines de extradición y cuando me detuvieron se comprobó que yo poseía la nacionalidad española, lo cual los obligó a dos acciones: una, a cambiar el delito de financiamiento electoral ilícito, y otra, a tomar declaración a su "colaborador eficaz preferido" para que me implicara falsamente en un delito de lavado de activos, lo cual hicieron en tres días presentando una denuncia en un documento de más de ciento cuarenta folios, obteniendo un dictamen de la jueza Erika Aifán en veinticuatro horas y cuya resolución fue de 8 folios. Es fácil inferir lo siguiente, con la característica lentitud de los procesos en el sistema judicial analizar una denuncia de 140 folios en corto tiempo y en 24 horas resolver con ocho folios solo nos conduce a concluir que es razonable pensar que a la jueza Aifán los fiscales Sandoval y Vides le preparaban sus dictámenes.
¿Qué sensación le deja hoy el país que no visitaba desde hace más de diez años; por qué tomó la iniciativa de presentarse ante los tribunales?
Esta repuesta no puede estar alejada de fuertes emociones. Primero encuentro una maravillosa nación en donde en el plano personal ya no están dos de los más grandes amores de mi vida, mis padres, ambos fallecieron estando yo ausente debido a este caso. En el plano nacional, observó una nación muy potente luchando a brazo partido por crecer y por encontrar un mejor destino, pero al mismo tiempo encuentro amplia polarización y fractura que estoy seguro sanará, pero hago la salvedad que tomará tiempo y que ese proceso está en las manos de los propios guatemaltecos, que debemos darnos cuenta de la importancia que tiene para nuestra estabilidad democrática, el que nuestro sistema de justicia se fortalezca y pueda administrar las leyes en igualdad de condiciones para todos y en especial alejado de la tentación de la persecución política. Me he presentado voluntariamente porque en primer lugar en España quedo ampliamente demostrado ante el más alto tribunal español que el caso de lavado de activos era falso y yo inocente y segundo porque se debe concluir algo que no está bien, creemos que debe quedar evidenciada la mala práctica de la anterior administración del MP.
Finalmente, ya que usted lo abordó ¿cómo calificaría el estado del actual sistema judicial?
Reza el refrán que no hay preguntas indiscretas sino respuestas indiscretas, su pregunta es audaz y mi respuesta supone un análisis de enorme complejidad, pero si voy a animarme a darle un comentario más que una respuesta concreta.
Pienso que hay una firme intención de muchos sectores del país en que debemos avanzar en el perfeccionamiento del sector justicia, soy consciente también que ni los países más desarrollados han alcanzado el pleno perfeccionamiento de sus respectivos sistemas de legalidad y administración de las leyes, no es tarea sencilla.
Pienso que la sacudida que el experimento CICIG le dio a la sociedad guatemalteca tiene dos lecturas, la primera es que nos hizo conscientes de las vulnerabilidades de nuestra soberanía y de nuestro sistema legal, pudimos ver como políticos ilusos estuvieron dispuestos a entregar a actores extranjeros la tarea de construir algo más sólido en nuestro sistema legal y como esa irresponsable y torpe visión estuvo a punto de terminar con la nación. Segundo, conocimos en toda su dimensión el flagelo de la persecución política instigada desde sectores en búsqueda de venganza y usando como herramientas a actores de la prensa nacional, dispuestos a traicionar su misión y responsabilidad de informar con la verdad, lo que provoco confrontación y luchas intestinas hacia el interior de nuestra sociedad que han dañado innecesaria e injustamente a muchos guatemaltecos. Termino diciendo que es mi percepción que se ha retomado el camino correcto, falta mucho, pero vamos en ruta.