JD Vance y Tim Walz podrían ser las piezas que inclinen la balanza en las reñidas elecciones en EE. UU.
Panorama general. El debate vicepresidencial del pasado martes impresionó al mundo. Tras ocho años de debates presidenciales con un tono hostil –cuyo principal argumento ha sido la confrontación– el cara a cara entre Vance y Walz les recordó a los votantes estadounidenses de un tipo de debate más cordial y centrado en políticas públicas.
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Vance fue capaz de desligarse de la imagen caricaturesca que los medios tradicionales habían pintado del republicano.
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Walz, por su parte, superó las expectativas que medios conservadores habían generado sobre su presunta limitada capacidad intelectual.
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Ambos candidatos hicieron un gran favor a sus compañeros de campaña, pero los grandes ganadores fueron los republicanos.
Por qué importa. JD Vance nunca aparentó ser un candidato a vicepresidente pensado en movilizar votos para Trump. Es un político joven, con solamente dos años de experiencia en Washington, y no es originario de ninguno de los estados en contienda para esta elección. Más que una apuesta electoral, Trump y su círculo cercano se decantaron por quien representa la sucesión del trumpismo para los años posteriores al propio Trump.
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Vance tuvo su primer altavoz nacional para demostrar que el futuro del partido republicano puede incluir el proyecto político del expresidente Trump, más no su naturaleza confrontativa y agresiva.
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El vice presidenciable republicano denotó preparación e intentó posicionar la tendencia MAGA como la política de sentido común.
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Aunque las encuestas de intención de voto se mantienen igual que antes del debate, Trump volvió a superar a Harris en sus probabilidades de victoria en el mercado de apuestas por primera vez desde el 17 de septiembre.
Visto y no visto. Históricamente, los debates vicepresidenciales tienen poco o nulo efecto en el resultado de las elecciones en EE. UU. No obstante, este 5 de noviembre se podría definir por unos 100 000 votos a lo largo de 7 estados bisagra. Las encuestas post debate son tan ajustadas como las encuestas de intención de voto. La mayoría dan a Vance como ganador, pero el margen es corto. No parece que el debate haya tenido mayor influencia en la decisión del electorado.
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Walz no sumará a la campaña de Harris, pero evitar una debacle en televisión nacional fue fundamental para no perjudicarla. Para los demócratas, nada cambia. El caso podría ser distinto para los republicanos.
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Por corto que sea el impacto del debate, en el escenario actual, podría ser determinante en la mente de muchos republicanos que no son particularmente partidarios de Trump.
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Vance también habló al oído de los donantes que apoyan al partido, pero temen a Trump. Su puesta en escena puede incentivar a mayor apoyo financiero para un partido republicano ampliamente superado por el demócrata en la recolección de fondos.
En conclusión. La elección permanece en juego. Todo parece indicar que, como República ha afirmado reiteradamente, la victoria dependerá fundamentalmente de Pensilvania, el estado más disputado e impredecible para los comicios de noviembre.
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Los republicanos parecen haber conseguido un segundo impulso que no habían logrado desde que Joe Biden abandonó la contienda.
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Trump ahora tiene el apoyo de figuras importantes del ala liberal estadounidense en Robert Kennedy Jr. y Tulsi Gabbard, además de una figura confortante como compañero de binomio. Resta peso al pánico por un gobierno radical
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La contienda se encuentra en su momento álgido, con el huracán Helene afectando en estados decisivos y un debate vicepresidencial que podría, por primera vez en años, definir una parte importante del voto indeciso en EE. UU.
JD Vance y Tim Walz podrían ser las piezas que inclinen la balanza en las reñidas elecciones en EE. UU.
Panorama general. El debate vicepresidencial del pasado martes impresionó al mundo. Tras ocho años de debates presidenciales con un tono hostil –cuyo principal argumento ha sido la confrontación– el cara a cara entre Vance y Walz les recordó a los votantes estadounidenses de un tipo de debate más cordial y centrado en políticas públicas.
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Vance fue capaz de desligarse de la imagen caricaturesca que los medios tradicionales habían pintado del republicano.
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Walz, por su parte, superó las expectativas que medios conservadores habían generado sobre su presunta limitada capacidad intelectual.
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Ambos candidatos hicieron un gran favor a sus compañeros de campaña, pero los grandes ganadores fueron los republicanos.
Por qué importa. JD Vance nunca aparentó ser un candidato a vicepresidente pensado en movilizar votos para Trump. Es un político joven, con solamente dos años de experiencia en Washington, y no es originario de ninguno de los estados en contienda para esta elección. Más que una apuesta electoral, Trump y su círculo cercano se decantaron por quien representa la sucesión del trumpismo para los años posteriores al propio Trump.
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Vance tuvo su primer altavoz nacional para demostrar que el futuro del partido republicano puede incluir el proyecto político del expresidente Trump, más no su naturaleza confrontativa y agresiva.
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El vice presidenciable republicano denotó preparación e intentó posicionar la tendencia MAGA como la política de sentido común.
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Aunque las encuestas de intención de voto se mantienen igual que antes del debate, Trump volvió a superar a Harris en sus probabilidades de victoria en el mercado de apuestas por primera vez desde el 17 de septiembre.
Visto y no visto. Históricamente, los debates vicepresidenciales tienen poco o nulo efecto en el resultado de las elecciones en EE. UU. No obstante, este 5 de noviembre se podría definir por unos 100 000 votos a lo largo de 7 estados bisagra. Las encuestas post debate son tan ajustadas como las encuestas de intención de voto. La mayoría dan a Vance como ganador, pero el margen es corto. No parece que el debate haya tenido mayor influencia en la decisión del electorado.
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Walz no sumará a la campaña de Harris, pero evitar una debacle en televisión nacional fue fundamental para no perjudicarla. Para los demócratas, nada cambia. El caso podría ser distinto para los republicanos.
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Por corto que sea el impacto del debate, en el escenario actual, podría ser determinante en la mente de muchos republicanos que no son particularmente partidarios de Trump.
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Vance también habló al oído de los donantes que apoyan al partido, pero temen a Trump. Su puesta en escena puede incentivar a mayor apoyo financiero para un partido republicano ampliamente superado por el demócrata en la recolección de fondos.
En conclusión. La elección permanece en juego. Todo parece indicar que, como República ha afirmado reiteradamente, la victoria dependerá fundamentalmente de Pensilvania, el estado más disputado e impredecible para los comicios de noviembre.
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Los republicanos parecen haber conseguido un segundo impulso que no habían logrado desde que Joe Biden abandonó la contienda.
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Trump ahora tiene el apoyo de figuras importantes del ala liberal estadounidense en Robert Kennedy Jr. y Tulsi Gabbard, además de una figura confortante como compañero de binomio. Resta peso al pánico por un gobierno radical
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La contienda se encuentra en su momento álgido, con el huracán Helene afectando en estados decisivos y un debate vicepresidencial que podría, por primera vez en años, definir una parte importante del voto indeciso en EE. UU.