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Horst Köhler: el político íntegro y honesto 

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Marcos Jacobo Suárez Sipmann
05 de febrero, 2025

El sábado falleció el economista y político alemán, Horst Köhler a la edad de 81 años. Noveno presidente de la República Federal de Alemania de 2004 a 2010. Un cargo en gran medida ceremonial. 

Fue reelegido jefe del Estado para un segundo mandato en 2009. La primavera comentó el papel de las Fuerzas Armadas alemanas (la Bundeswehr). Dijo textualmente: “un país de nuestro tamaño, orientado hacia el comercio exterior y, por tanto, muy dependiente del mismo, también debe saber que, en caso de duda, en una emergencia, las intervenciones militares podrían ser necesarias para defender nuestros intereses, como, por ejemplo, para asegurar rutas comerciales”.  

Una frase quizá desafortunada – pero nada excepcional en cualquier otro lugar – causó en Alemania una oleada de críticas. Había tenido lugar en una entrevista concedida a una radio alemana en su vuelo de regreso de una visita a soldados alemanes en Afganistán. 

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“Ambiguo”, “paso en falso presidencial”, “posición extrema” o “sumamente peligroso” fueron sólo algunas de las reacciones. Para ello hay que entender el contexto de la clase política alemana que incluso en las generaciones posteriores a los crímenes del nazismo ha aceptado una especie de culpabilización colectiva. Este complejo está muy arraigado y la normalización se produce con lentitud. 

Profundamente afectado por la magnitud de la reacción, Köhler dejó su cargo. Consideraba las críticas injustificadas y carentes del “necesario respeto a mi puesto”. Ni la canciller, Angela Merkel, ni su altísima popularidad como presidente evitaron su dimisión. 

Séptimo de ocho hermanos, nació en 1943. Creció en Sajonia y Baden-Württemberg e hizo carrera tras estudiar economía en Tübingen. Se afilió a la conservadora Unión Cristianodemócrata en los 80. 

Su ascenso fue meteórico. Funcionario de alto nivel en el Ministerio de Finanzas. Involucrado en las negociaciones para la reunificación alemana (unión monetaria de ambas Alemanias y retirada de las tropas soviéticas) y el Tratado de Maastricht de la Unión Europea. En el año 2000 se convirtió en director gerente del FMI, por sugerencia del entonces canciller socialdemócrata Gerhard Schröder. 

Köhler logró convertirse en uno de los políticos más populares de Alemania. En diversos sondeos de opinión durante sus seis años en el cargo, más del 70 % de los consultados se declaraba “muy satisfecho” con su trabajo como presidente. 

Supo gestionar la crisis financiera global, amenaza en aquellos años. Como exbanquero, conocía la cuestión. No ocultaba su desprecio por la avaricia en la industria. En mayo de 2008 describió a los mercados financieros como un “monstruo” que debía ser “puesto en su lugar”. Denunció las injusticias respecto a África. 

Tras su presidencia y hasta poco antes de su muerte, Köhler apenas comentó asuntos internos de Alemania. Se dedicó sobre todo a la política exterior. Fue convocado regularmente por sus sucesores para representar el país en asuntos internacionales, en especial en África. Su interés por ese continente, proyectos sociales, negocios sustentables y una globalización humana no fue solo altruista. Se basaba en la “Realpolitik”. “Dar perspectivas a la juventud africana es uno de los mayores desafíos del siglo XXI. Allí crece un poder que hay que tener en cuenta, para bien o para mal”. 

En 2017, se convirtió en enviado especial de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental. Cuando dejó el cargo en mayo de 2019 por razones de salud, ambas partes – el gobierno de Rabat y el Frente Polisario – lamentaron su marcha y agradecieron sus esfuerzos. 

En 2021 asumió el patrocinio del primer consejo ciudadano nacional para la política climática.  

Casado y con dos hijos, creó en 2006 con su esposa una fundación dedicada a la mejora de la atención médica a las personas con enfermedades raras. 

Se ha ido un hombre de bien. El actual presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, lo ha definido como una “persona muy estimada y extremadamente popular que logró grandes cosas”, tanto para Alemania como en el mundo. 

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Horst Köhler: el político íntegro y honesto 

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Marcos Jacobo Suárez Sipmann
05 de febrero, 2025

El sábado falleció el economista y político alemán, Horst Köhler a la edad de 81 años. Noveno presidente de la República Federal de Alemania de 2004 a 2010. Un cargo en gran medida ceremonial. 

Fue reelegido jefe del Estado para un segundo mandato en 2009. La primavera comentó el papel de las Fuerzas Armadas alemanas (la Bundeswehr). Dijo textualmente: “un país de nuestro tamaño, orientado hacia el comercio exterior y, por tanto, muy dependiente del mismo, también debe saber que, en caso de duda, en una emergencia, las intervenciones militares podrían ser necesarias para defender nuestros intereses, como, por ejemplo, para asegurar rutas comerciales”.  

Una frase quizá desafortunada – pero nada excepcional en cualquier otro lugar – causó en Alemania una oleada de críticas. Había tenido lugar en una entrevista concedida a una radio alemana en su vuelo de regreso de una visita a soldados alemanes en Afganistán. 

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“Ambiguo”, “paso en falso presidencial”, “posición extrema” o “sumamente peligroso” fueron sólo algunas de las reacciones. Para ello hay que entender el contexto de la clase política alemana que incluso en las generaciones posteriores a los crímenes del nazismo ha aceptado una especie de culpabilización colectiva. Este complejo está muy arraigado y la normalización se produce con lentitud. 

Profundamente afectado por la magnitud de la reacción, Köhler dejó su cargo. Consideraba las críticas injustificadas y carentes del “necesario respeto a mi puesto”. Ni la canciller, Angela Merkel, ni su altísima popularidad como presidente evitaron su dimisión. 

Séptimo de ocho hermanos, nació en 1943. Creció en Sajonia y Baden-Württemberg e hizo carrera tras estudiar economía en Tübingen. Se afilió a la conservadora Unión Cristianodemócrata en los 80. 

Su ascenso fue meteórico. Funcionario de alto nivel en el Ministerio de Finanzas. Involucrado en las negociaciones para la reunificación alemana (unión monetaria de ambas Alemanias y retirada de las tropas soviéticas) y el Tratado de Maastricht de la Unión Europea. En el año 2000 se convirtió en director gerente del FMI, por sugerencia del entonces canciller socialdemócrata Gerhard Schröder. 

Köhler logró convertirse en uno de los políticos más populares de Alemania. En diversos sondeos de opinión durante sus seis años en el cargo, más del 70 % de los consultados se declaraba “muy satisfecho” con su trabajo como presidente. 

Supo gestionar la crisis financiera global, amenaza en aquellos años. Como exbanquero, conocía la cuestión. No ocultaba su desprecio por la avaricia en la industria. En mayo de 2008 describió a los mercados financieros como un “monstruo” que debía ser “puesto en su lugar”. Denunció las injusticias respecto a África. 

Tras su presidencia y hasta poco antes de su muerte, Köhler apenas comentó asuntos internos de Alemania. Se dedicó sobre todo a la política exterior. Fue convocado regularmente por sus sucesores para representar el país en asuntos internacionales, en especial en África. Su interés por ese continente, proyectos sociales, negocios sustentables y una globalización humana no fue solo altruista. Se basaba en la “Realpolitik”. “Dar perspectivas a la juventud africana es uno de los mayores desafíos del siglo XXI. Allí crece un poder que hay que tener en cuenta, para bien o para mal”. 

En 2017, se convirtió en enviado especial de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental. Cuando dejó el cargo en mayo de 2019 por razones de salud, ambas partes – el gobierno de Rabat y el Frente Polisario – lamentaron su marcha y agradecieron sus esfuerzos. 

En 2021 asumió el patrocinio del primer consejo ciudadano nacional para la política climática.  

Casado y con dos hijos, creó en 2006 con su esposa una fundación dedicada a la mejora de la atención médica a las personas con enfermedades raras. 

Se ha ido un hombre de bien. El actual presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, lo ha definido como una “persona muy estimada y extremadamente popular que logró grandes cosas”, tanto para Alemania como en el mundo. 

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