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¿Funcionan las ferias de empleo? Ni el Mintrab lo sabe

.
Glenda Sanchez
08 de octubre, 2025

El Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) promueve ferias de empleo en todo el país como espacios de vinculación laboral. El programa funciona con recursos públicos y se presenta como política activa de empleo. No obstante, carece de datos verificables. Sin registros ni seguimiento, el impacto social y laboral es una incógnita.

Por qué importa. El Mintrab organiza las actividades a nivel nacional y departamental para combatir el desempleo. Este año las implementó por determinada profesión u oficio. El único inconveniente es que la institución no dispone de indicadores que revelen si realmente las personas que asisten logran un trabajo.

  • Los únicos datos que manejan las autoridades son la cantidad de ferias que realizan, los asistentes y las empresas participantes. A partir de ellos, definen su “éxito”.
  • Entre enero y septiembre de se realizaron 97 ferias nacionales y municipales. En las actividades participaron 11 028 personas de diferentes edades. Además, se instalaron 199 quioscos de empleo en varios lugares. Hubo 4421 asistentes.
  • La ausencia de registros convierte un esfuerzo público en una actividad sin evidencia ni resultados medibles, afirmaron expertos.

Entre líneas. Cada feria implica meses de planificación, coordinación interinstitucional y uso de presupuesto público. Sin embargo, la gestión se concentra en la organización del evento, no en la medición de la empleabilidad.  

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  • La Dirección de Empleo del Mintrab coordina las ferias con empresas, instituciones gubernamentales, municipalidades y el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap).
  • También buscan la conexión con instituciones para fortalecer las capacidades de los participantes. Por ejemplo, las capacitaciones de “Cómo fortalecer una hoja de vida”.
  • Juana Sotz, directora general de Empleo, indicó que su función es propiciar las condiciones para que el empleado y el empleador se encuentren. “No queda bajo nuestra competencia que los participantes sean contratados […] el reto no es organizar, sino saber si funciona”, admitió.

Punto de fricción. El principal obstáculo es la falta de retroalimentación de las entidades participantes.  El ministerio no tiene herramientas para exigir la cantidad de personas que fueron contratadas.

  • El Mintrab argumenta que las compañías indican que recopilar datos consume tiempo y genera costos operativos. Se complica porque ellos tienen otros mecanismos para reclutar al personal.
  • Un exfuncionario de la cartera indicó que el proceso para obtener los datos no es complicado. Durante su gestión se implementó un plan piloto junto al programa Mi Primer Empleo.
  • Sin esa información es complicado distinguir entre ferias exitosas y eventos simbólicos, pero de alta visibilidad política. 

Ecos regionales. México, Colombia y España realizan ferias de empleo similares a Guatemala. Cada país mide el éxito de las actividades con aspectos como: difusión, calidad, diversidad y empleabilidad en algunos casos.

  • El Servicio Nacional de Empleo de México reportó que hicieron 1200 ferias en 2024. Participaron 23 000 empresas y hubo más de 600 000 puestos de trabajo disponibles.
  • También reportaron 300 000 contratos, es decir, un 50 % de efectividad. Mientras, datos de España y Colombia revelaron que la mayoría de las empresas buscaban expertos en informática, telecomunicaciones, ventas, finanzas, publicidad e industria.
  • Los tres países consiguen datos estadísticos directos y útiles para conocer la efectividad de los programas de empleabilidad que impulsan los gobiernos.

En conclusión. El desafío del Mintrab no es solo organizar más ferias, sino medir su eficacia y justificar el costo público. Sin datos de empleabilidad, el programa queda en la superficie del problema.

  • Expertos en desarrollo laboral piden indicadores claros y verificables para evaluar el impacto real.
  • Sin mecanismos de control, las ferias seguirán como escaparates de gestión pública sin beneficio comprobado para los ciudadanos.
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¿Funcionan las ferias de empleo? Ni el Mintrab lo sabe

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Glenda Sanchez
08 de octubre, 2025

El Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) promueve ferias de empleo en todo el país como espacios de vinculación laboral. El programa funciona con recursos públicos y se presenta como política activa de empleo. No obstante, carece de datos verificables. Sin registros ni seguimiento, el impacto social y laboral es una incógnita.

Por qué importa. El Mintrab organiza las actividades a nivel nacional y departamental para combatir el desempleo. Este año las implementó por determinada profesión u oficio. El único inconveniente es que la institución no dispone de indicadores que revelen si realmente las personas que asisten logran un trabajo.

  • Los únicos datos que manejan las autoridades son la cantidad de ferias que realizan, los asistentes y las empresas participantes. A partir de ellos, definen su “éxito”.
  • Entre enero y septiembre de se realizaron 97 ferias nacionales y municipales. En las actividades participaron 11 028 personas de diferentes edades. Además, se instalaron 199 quioscos de empleo en varios lugares. Hubo 4421 asistentes.
  • La ausencia de registros convierte un esfuerzo público en una actividad sin evidencia ni resultados medibles, afirmaron expertos.

Entre líneas. Cada feria implica meses de planificación, coordinación interinstitucional y uso de presupuesto público. Sin embargo, la gestión se concentra en la organización del evento, no en la medición de la empleabilidad.  

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  • La Dirección de Empleo del Mintrab coordina las ferias con empresas, instituciones gubernamentales, municipalidades y el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap).
  • También buscan la conexión con instituciones para fortalecer las capacidades de los participantes. Por ejemplo, las capacitaciones de “Cómo fortalecer una hoja de vida”.
  • Juana Sotz, directora general de Empleo, indicó que su función es propiciar las condiciones para que el empleado y el empleador se encuentren. “No queda bajo nuestra competencia que los participantes sean contratados […] el reto no es organizar, sino saber si funciona”, admitió.

Punto de fricción. El principal obstáculo es la falta de retroalimentación de las entidades participantes.  El ministerio no tiene herramientas para exigir la cantidad de personas que fueron contratadas.

  • El Mintrab argumenta que las compañías indican que recopilar datos consume tiempo y genera costos operativos. Se complica porque ellos tienen otros mecanismos para reclutar al personal.
  • Un exfuncionario de la cartera indicó que el proceso para obtener los datos no es complicado. Durante su gestión se implementó un plan piloto junto al programa Mi Primer Empleo.
  • Sin esa información es complicado distinguir entre ferias exitosas y eventos simbólicos, pero de alta visibilidad política. 

Ecos regionales. México, Colombia y España realizan ferias de empleo similares a Guatemala. Cada país mide el éxito de las actividades con aspectos como: difusión, calidad, diversidad y empleabilidad en algunos casos.

  • El Servicio Nacional de Empleo de México reportó que hicieron 1200 ferias en 2024. Participaron 23 000 empresas y hubo más de 600 000 puestos de trabajo disponibles.
  • También reportaron 300 000 contratos, es decir, un 50 % de efectividad. Mientras, datos de España y Colombia revelaron que la mayoría de las empresas buscaban expertos en informática, telecomunicaciones, ventas, finanzas, publicidad e industria.
  • Los tres países consiguen datos estadísticos directos y útiles para conocer la efectividad de los programas de empleabilidad que impulsan los gobiernos.

En conclusión. El desafío del Mintrab no es solo organizar más ferias, sino medir su eficacia y justificar el costo público. Sin datos de empleabilidad, el programa queda en la superficie del problema.

  • Expertos en desarrollo laboral piden indicadores claros y verificables para evaluar el impacto real.
  • Sin mecanismos de control, las ferias seguirán como escaparates de gestión pública sin beneficio comprobado para los ciudadanos.

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