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En España, las derechas se pelean entre sí

.
Sebastián Gennari
15 de julio, 2024

El jueves trajo guerras intestinas a la derecha española, que deben entenderse como dos derechas opuestas. Vox (derecha) y el Partido Popular (PP, centroderecha) ya no comparten sillones en los Gobiernos autonómicos de Castilla y León, Aragón, Valencia, Murcia y Extremadura. Vox también se desmarcó al PP en las Islas Baleares, donde el PP gobierna en minoría y depende su apoyo externo. 

  • Vox pasó a la oposición debido al acuerdo entre el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE, centroizquierda), de repartir migrantes llegados a las Islas Canarias a lo largo del territorio nacional.
  • En un principio, los barones regionales del PP se habían opuesto al reparto de migrantes —menores no acompañados, conocidos como “menas”—, pero se entiende que la dirección central del partido los obligó a asentir.
  • El PP ha intentado sacar provecho de lo que podría ser una catástrofe política. Presume de su distanciamiento de los “populistas” e insiste en que Vox ha caído en el ridículo, pues la primera fase del programa de solidaridad interregional sólo contempla la redistribución de unos 400 migrantes. 

Panorama general. Siempre ha existido una tensa relación entre el PP y Vox, a pesar de su teórica sintonía ideológica. El PP, otrora partido hegemónico de la derecha española, se ha ido desplazando hacia el centro, de ahí que los fundadores de Vox, entre ellos su líder, Santiago Abascal, abandonaran el PP.  

  • Es evidente el disgusto del PP al tratar a Vox como aliado. Los cinco Gobiernos compartidos se negociaron con mucha dificultad, luego de que el PP constatara que le era aritméticamente imposible gobernar en solitario.
  • Los roces han ido en aumento entre estos dos aliados que se detestan. Por ello, Abascal y su Comité Ejecutivo Nacional rompieron los pactos de Gobierno, “como consecuencia de la agresión del señor Feijóo”, quien “había creído oportuno pactar con el autócrata”, refiriéndose a Sánchez.
  • Para los dirigentes de Vox, esta fue la gota que colmó el vaso, luego de que a finales de junio el PP pactara con el PSOE la renovación Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuya designación estuvo bloqueada por cinco años. 

Entre líneas. La acción de Vox conlleva la pérdida del puesto y salario para sus consejeros regionales, así como el probable desempleo de sus asesores. El partido, sin embargo, lo estima un sacrificio necesario; afirma que su consciencia colectiva no le permite ser adalid de la migración.  

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  • Vox ha cruzado el Rubicón. Quizá lleve razón: en lo que va de siglo, España ha tenido dos terceros partidos —Ciudadanos (centro) y Podemos (izquierda)— cuya suerte política pareció acabarse luego de aliarse con los dos viejos partidos, el PP y el PSOE.
  • Desde una óptica estratégica —o, si se quiere, cínica—, Vox busca demostrar que tiene principios ideológicos, como el “no” rotundo a la migración, que lo distinguen del PP, al que Vox ya no reconoce como aliado.
  • Busca, además, presumir de una dignidad y pureza que a su juicio escasean en España. No quiere que se le vea como un partido que se aferra al poder incluso cuando es incapaz de llevar a cabo su programa político. 

El porvenir. Las guerras intestinas de la derecha española son, al menos de momento, una buena noticia para Sánchez, puesto que ha quedado dividido el frente en su contra. El PP también ha buscado interpretarlo como algo positivo, al haberse deshecho de un aliado a su juicio deshonroso y extremista. 

  • Sin embargo, esto podría suponer un revés a mediano plazo para el PP, que aspira a recuperar los votos perdidos a Vox. Estos en algún momento fueron suyos, pero parte del electorado derechista simplemente no ve al PP como una opción. Como reza el lema de campaña: “Sólo queda Vox”.
  • Para Vox, que obtuvo dos escaños adicionales en las elecciones europeas de junio, esta es quizá la única forma de asegurar su futuro político. Desde la oposición, no se verá lastrado por cualquier error del PP.
  • Sea como fuere, las próximas elecciones españolas están programadas para 2027. Por momentos surgen rumores de elecciones anticipadas, pero Sánchez luce relativamente cómodo en el Palacio de la Moncloa, a pesar de gobernar en minoría. Su desgaste, siendo francos, favorece a las derechas. 
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En España, las derechas se pelean entre sí

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Sebastián Gennari
15 de julio, 2024

El jueves trajo guerras intestinas a la derecha española, que deben entenderse como dos derechas opuestas. Vox (derecha) y el Partido Popular (PP, centroderecha) ya no comparten sillones en los Gobiernos autonómicos de Castilla y León, Aragón, Valencia, Murcia y Extremadura. Vox también se desmarcó al PP en las Islas Baleares, donde el PP gobierna en minoría y depende su apoyo externo. 

  • Vox pasó a la oposición debido al acuerdo entre el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE, centroizquierda), de repartir migrantes llegados a las Islas Canarias a lo largo del territorio nacional.
  • En un principio, los barones regionales del PP se habían opuesto al reparto de migrantes —menores no acompañados, conocidos como “menas”—, pero se entiende que la dirección central del partido los obligó a asentir.
  • El PP ha intentado sacar provecho de lo que podría ser una catástrofe política. Presume de su distanciamiento de los “populistas” e insiste en que Vox ha caído en el ridículo, pues la primera fase del programa de solidaridad interregional sólo contempla la redistribución de unos 400 migrantes. 

Panorama general. Siempre ha existido una tensa relación entre el PP y Vox, a pesar de su teórica sintonía ideológica. El PP, otrora partido hegemónico de la derecha española, se ha ido desplazando hacia el centro, de ahí que los fundadores de Vox, entre ellos su líder, Santiago Abascal, abandonaran el PP.  

  • Es evidente el disgusto del PP al tratar a Vox como aliado. Los cinco Gobiernos compartidos se negociaron con mucha dificultad, luego de que el PP constatara que le era aritméticamente imposible gobernar en solitario.
  • Los roces han ido en aumento entre estos dos aliados que se detestan. Por ello, Abascal y su Comité Ejecutivo Nacional rompieron los pactos de Gobierno, “como consecuencia de la agresión del señor Feijóo”, quien “había creído oportuno pactar con el autócrata”, refiriéndose a Sánchez.
  • Para los dirigentes de Vox, esta fue la gota que colmó el vaso, luego de que a finales de junio el PP pactara con el PSOE la renovación Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuya designación estuvo bloqueada por cinco años. 

Entre líneas. La acción de Vox conlleva la pérdida del puesto y salario para sus consejeros regionales, así como el probable desempleo de sus asesores. El partido, sin embargo, lo estima un sacrificio necesario; afirma que su consciencia colectiva no le permite ser adalid de la migración.  

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  • Vox ha cruzado el Rubicón. Quizá lleve razón: en lo que va de siglo, España ha tenido dos terceros partidos —Ciudadanos (centro) y Podemos (izquierda)— cuya suerte política pareció acabarse luego de aliarse con los dos viejos partidos, el PP y el PSOE.
  • Desde una óptica estratégica —o, si se quiere, cínica—, Vox busca demostrar que tiene principios ideológicos, como el “no” rotundo a la migración, que lo distinguen del PP, al que Vox ya no reconoce como aliado.
  • Busca, además, presumir de una dignidad y pureza que a su juicio escasean en España. No quiere que se le vea como un partido que se aferra al poder incluso cuando es incapaz de llevar a cabo su programa político. 

El porvenir. Las guerras intestinas de la derecha española son, al menos de momento, una buena noticia para Sánchez, puesto que ha quedado dividido el frente en su contra. El PP también ha buscado interpretarlo como algo positivo, al haberse deshecho de un aliado a su juicio deshonroso y extremista. 

  • Sin embargo, esto podría suponer un revés a mediano plazo para el PP, que aspira a recuperar los votos perdidos a Vox. Estos en algún momento fueron suyos, pero parte del electorado derechista simplemente no ve al PP como una opción. Como reza el lema de campaña: “Sólo queda Vox”.
  • Para Vox, que obtuvo dos escaños adicionales en las elecciones europeas de junio, esta es quizá la única forma de asegurar su futuro político. Desde la oposición, no se verá lastrado por cualquier error del PP.
  • Sea como fuere, las próximas elecciones españolas están programadas para 2027. Por momentos surgen rumores de elecciones anticipadas, pero Sánchez luce relativamente cómodo en el Palacio de la Moncloa, a pesar de gobernar en minoría. Su desgaste, siendo francos, favorece a las derechas. 

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