Uruguay tendrá una segunda vuelta presidencial, donde elegirá entre el continuismo de Álvaro Delgado y el regreso al “mujiquismo” de Yamandú Orsi.
Panorama general. En el ocaso del quinquenio del presidente Lacalle Pou, la estabilidad del Uruguay se ve reflejada en el tono tranquilo y conciliador de la campaña electoral 2024. Ni Delgado (Partido Nacional/Coalición republicana, centroderecha) ni Orsi (Frente Amplio, centroizquierda), alcanzaron el umbral del 50 %, por lo que se enfrentarán en el balotaje el domingo 24 de noviembre.
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Delgado, ex secretario de la Presidencia de Lacalle Pou, alcanzó un 27 % de votos, mientras que Orsi, ungido por el expresidente José Mujica, fue el más votado con un 44 % a la hora de cierre.
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La sorpresa vino del lado del partido Colorado, cuyo candidato, Andrés Ojeda, obtuvo un 16 % de votos con una campaña más agresiva y poco usual para la tradición política charrúa.
Qué destacar. Los sondeos indican que Orsi es el favorito para la segunda vuelta. Aunque Uruguay mantiene una economía estable, con bajos niveles de desigualdad en comparación con sus vecinos —un indicador que permite estabilidad social—, ha sufrido un incremento en homicidios y robos. Entre 2012 y 2022, el país experimentó una subida de un 37.9 % en este tipo de delitos.
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En 2022, la cifra llegó a 10.7 víctimas por cada 100 000 habitantes, un porcentaje superior a la media (9.1 %) durante ese periodo de 10 años.
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A pesar de ello, Uruguay sigue siendo uno de los países más seguros de América Latina, pero la seguridad es el factor que más les preocupa a los uruguayos.
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Sin haber una emergencia por la violencia, la expectativa por una mejora en el asunto de seguridad es el factor que más favorece a Orsi para el balotaje.
Entre líneas. La paridad entre Delgado y Orsi era esperada; sin embargo, la emergencia de Ojeda ha sido el punto más destacable de la campaña presidencial de 2024. El abogado de 40 años es una de las figuras divergentes de la Coalición republicana (oficialista) que, a diferencia de 2019, fue incapaz de apoyar a un solo candidato para la presidencia. En aquella ocasión, la necesidad de terminar con los 15 años de gobierno del Frente Amplio permitió esa unidad.
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La coalición ha sido efectiva en el legislativo, pero la división entre el Partido Nacional y el Colorado ha fortalecido la candidatura de Orsi y el posible regreso del Frente Amplio a Suárez y Reyes.
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Ojeda es un tipo de político común en América Latina, pero no en Uruguay. Carismático, disruptivo e irreverente, más preocupado por la imagen que por el mensaje.
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Para muchos, Ojeda es un político que recuerda a Milei por su agresividad, pero con tintes peligrosos de populismo.
El balance. Si bien, el Colorado no alcanzó la segunda vuelta, es un indicio de un cambio sociopolítico en uno de los países más cohesivos, moderados y estables de la región. Uruguay es un ejemplo de un país que mezcla un ambiente atractivo para el empresariado —impuestos bajos para las empresas privadas— y un Estado benefactor en temas de salud y educación.
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Este híbrido ha sido la clave para su solidez democrática, pero Ojeda podría indicar el inicio de un leve desgaste democrático e inconformidad con el sistema.
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El Frente Amplio y el Partido Nacional disputarán el poder nuevamente, manteniendo la tradición política del país, no obstante con la mira en futuros problemas para la, todavía, ejemplar democracia sudamericana.
Uruguay tendrá una segunda vuelta presidencial, donde elegirá entre el continuismo de Álvaro Delgado y el regreso al “mujiquismo” de Yamandú Orsi.
Panorama general. En el ocaso del quinquenio del presidente Lacalle Pou, la estabilidad del Uruguay se ve reflejada en el tono tranquilo y conciliador de la campaña electoral 2024. Ni Delgado (Partido Nacional/Coalición republicana, centroderecha) ni Orsi (Frente Amplio, centroizquierda), alcanzaron el umbral del 50 %, por lo que se enfrentarán en el balotaje el domingo 24 de noviembre.
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Delgado, ex secretario de la Presidencia de Lacalle Pou, alcanzó un 27 % de votos, mientras que Orsi, ungido por el expresidente José Mujica, fue el más votado con un 44 % a la hora de cierre.
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Qué destacar. Los sondeos indican que Orsi es el favorito para la segunda vuelta. Aunque Uruguay mantiene una economía estable, con bajos niveles de desigualdad en comparación con sus vecinos —un indicador que permite estabilidad social—, ha sufrido un incremento en homicidios y robos. Entre 2012 y 2022, el país experimentó una subida de un 37.9 % en este tipo de delitos.
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En 2022, la cifra llegó a 10.7 víctimas por cada 100 000 habitantes, un porcentaje superior a la media (9.1 %) durante ese periodo de 10 años.
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A pesar de ello, Uruguay sigue siendo uno de los países más seguros de América Latina, pero la seguridad es el factor que más les preocupa a los uruguayos.
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Sin haber una emergencia por la violencia, la expectativa por una mejora en el asunto de seguridad es el factor que más favorece a Orsi para el balotaje.
Entre líneas. La paridad entre Delgado y Orsi era esperada; sin embargo, la emergencia de Ojeda ha sido el punto más destacable de la campaña presidencial de 2024. El abogado de 40 años es una de las figuras divergentes de la Coalición republicana (oficialista) que, a diferencia de 2019, fue incapaz de apoyar a un solo candidato para la presidencia. En aquella ocasión, la necesidad de terminar con los 15 años de gobierno del Frente Amplio permitió esa unidad.
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La coalición ha sido efectiva en el legislativo, pero la división entre el Partido Nacional y el Colorado ha fortalecido la candidatura de Orsi y el posible regreso del Frente Amplio a Suárez y Reyes.
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Ojeda es un tipo de político común en América Latina, pero no en Uruguay. Carismático, disruptivo e irreverente, más preocupado por la imagen que por el mensaje.
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Para muchos, Ojeda es un político que recuerda a Milei por su agresividad, pero con tintes peligrosos de populismo.
El balance. Si bien, el Colorado no alcanzó la segunda vuelta, es un indicio de un cambio sociopolítico en uno de los países más cohesivos, moderados y estables de la región. Uruguay es un ejemplo de un país que mezcla un ambiente atractivo para el empresariado —impuestos bajos para las empresas privadas— y un Estado benefactor en temas de salud y educación.
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Este híbrido ha sido la clave para su solidez democrática, pero Ojeda podría indicar el inicio de un leve desgaste democrático e inconformidad con el sistema.
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El Frente Amplio y el Partido Nacional disputarán el poder nuevamente, manteniendo la tradición política del país, no obstante con la mira en futuros problemas para la, todavía, ejemplar democracia sudamericana.