Después casi dos décadas, el péndulo electoral le ha conferido la antorcha a la derecha bolivariana. En medio de un ambiente político altamente fragmentado con una alta polarización entre las élites, a dos candidatos se les confirió la posibilidad de proseguir su campaña en segunda vuelta: Paz, de centroderecha, y Quiroga, de derecha. El péndulo entre izquierda y derecha ha regresado a su lugar de origen.
En perspectiva. La izquierda gobernó a través de Evo Morales en un momento de bonanza económica para la región latinoamericana, cuando muchos gobiernos se unieron a la “marea rosa”.
- El proyecto redistributivista de la izquierda se dio a través de una financiación constante por el alza en los precios de los hidrocarburos y las materias primas en los 2000.
- La larga victoria de la izquierda se dio por las amplias reservas de gas natural altamente explotadas y la alta demanda de materias primas por el crecimiento de potencias como India y China.
- Sin embargo, detrás del constante crecimiento y mantenimiento de programas sociales de Evo Morales se escondía su único as bajo la manga: el gasto sin cobertura del riesgo al cambio en precios de materias primas.
Lo indispensable. Cuando el único truco para mantener la estabilidad económica del país se desplomó, la izquierda, encabezada por Morales, se dio cuenta que tener el poder fue más costoso que nunca haberlo tenido.
- El electorado bolivariano ha sufrido de una dura crisis inflacionaria debido a la escasez de combustible y la falta de liquidez. Ya que el volumen y el precio del gas se han reducido considerablemente, Bolivia no recibe suficientes divisas extranjeras para mantener el gasto público como en gobiernos pasados.
- Aunado a esto, hay una profunda fragmentación del frente político de la izquierda. El personalismo de Morales no permitió legar el poder y, por tanto, dividió al electorado entre candidatos débiles y el voto nulo que pidió el expresidente.
- En última instancia, la deslegitimación institucional y los casos de corrupción del expresidente Morales en conjunto con la desorganización de la izquierda llevaron a la derrota a la izquierda bolivariana.
Ahora qué. Los candidatos de derecha se enfrentan a una serie de retos para la segunda vuelta y, posteriormente, la siguiente administración.
- Quiroga, candidato de la vieja política “neoliberal”, se enfrenta al dilema de poder unificar el país bajo un discurso económico polarizador. No obstante, parece tener el apoyo de las élites económicas del país.
- Paz Pereira, hijo del expresidente Paz Zamora, parece haber ganado la confianza del electorado por su discurso anticorrupción y unificador. El delfín político puede establecer alianzas con más facilidad por su moderación, pero eso implicaría ceder en partes de sus proyectos para una victoria contundente.
- Ambos se encuentran en un severo problema fiscal del cual probablemente tendrán que salir a través de una política de shock, reduciendo su popularidad en el corto plazo.
En conclusión. La derecha ha tomado las riendas del futuro del país en una aplastante victoria en Bolivia. El precio de los bonos soberanos con vencimiento próximo ha subido, indicando que se está especulando a favor de una administración fiscal más ortodoxa. El viento parece correr a favor de la derecha. Sin embargo, esta todavía tiene que consolidar una victoria que requiere unión en un país altamente fragmentado.
Después casi dos décadas, el péndulo electoral le ha conferido la antorcha a la derecha bolivariana. En medio de un ambiente político altamente fragmentado con una alta polarización entre las élites, a dos candidatos se les confirió la posibilidad de proseguir su campaña en segunda vuelta: Paz, de centroderecha, y Quiroga, de derecha. El péndulo entre izquierda y derecha ha regresado a su lugar de origen.
En perspectiva. La izquierda gobernó a través de Evo Morales en un momento de bonanza económica para la región latinoamericana, cuando muchos gobiernos se unieron a la “marea rosa”.
- El proyecto redistributivista de la izquierda se dio a través de una financiación constante por el alza en los precios de los hidrocarburos y las materias primas en los 2000.
- La larga victoria de la izquierda se dio por las amplias reservas de gas natural altamente explotadas y la alta demanda de materias primas por el crecimiento de potencias como India y China.
- Sin embargo, detrás del constante crecimiento y mantenimiento de programas sociales de Evo Morales se escondía su único as bajo la manga: el gasto sin cobertura del riesgo al cambio en precios de materias primas.
Lo indispensable. Cuando el único truco para mantener la estabilidad económica del país se desplomó, la izquierda, encabezada por Morales, se dio cuenta que tener el poder fue más costoso que nunca haberlo tenido.
- El electorado bolivariano ha sufrido de una dura crisis inflacionaria debido a la escasez de combustible y la falta de liquidez. Ya que el volumen y el precio del gas se han reducido considerablemente, Bolivia no recibe suficientes divisas extranjeras para mantener el gasto público como en gobiernos pasados.
- Aunado a esto, hay una profunda fragmentación del frente político de la izquierda. El personalismo de Morales no permitió legar el poder y, por tanto, dividió al electorado entre candidatos débiles y el voto nulo que pidió el expresidente.
- En última instancia, la deslegitimación institucional y los casos de corrupción del expresidente Morales en conjunto con la desorganización de la izquierda llevaron a la derrota a la izquierda bolivariana.
Ahora qué. Los candidatos de derecha se enfrentan a una serie de retos para la segunda vuelta y, posteriormente, la siguiente administración.
- Quiroga, candidato de la vieja política “neoliberal”, se enfrenta al dilema de poder unificar el país bajo un discurso económico polarizador. No obstante, parece tener el apoyo de las élites económicas del país.
- Paz Pereira, hijo del expresidente Paz Zamora, parece haber ganado la confianza del electorado por su discurso anticorrupción y unificador. El delfín político puede establecer alianzas con más facilidad por su moderación, pero eso implicaría ceder en partes de sus proyectos para una victoria contundente.
- Ambos se encuentran en un severo problema fiscal del cual probablemente tendrán que salir a través de una política de shock, reduciendo su popularidad en el corto plazo.
En conclusión. La derecha ha tomado las riendas del futuro del país en una aplastante victoria en Bolivia. El precio de los bonos soberanos con vencimiento próximo ha subido, indicando que se está especulando a favor de una administración fiscal más ortodoxa. El viento parece correr a favor de la derecha. Sin embargo, esta todavía tiene que consolidar una victoria que requiere unión en un país altamente fragmentado.