El reloj electoral en Latinoamérica está en marcha. La región atraviesa una ventana de oportunidad inédita para las derechas, impulsada por un ciclo de reacción al agotamiento de los gobiernos progresistas y un deseo social de estabilidad macroeconómica tras años de expansión estatal y crisis inflacionaria. Las elecciones más próximas —en Bolivia, Argentina y Honduras— están a la vuelta de la esquina y buscan capitalizar el descontento con estas condiciones.
Qué destacar. Bolivia llega al balotaje el 19 de octubre como parte de un péndulo reactivo que ha castigado a gobiernos de izquierda por fatiga, crisis fiscales y una inflación persistente.
- El país andino vive una crisis con una alta inflación, escasez de dólares, el deterioro de exportaciones de gas y largas colas para repostar combustible. El país se enfrenta a una profunda inestabilidad económica que ha desgastado la legitimidad del Movimiento al Socialismo (MAS).
- Rodrigo Paz, ganador en la primera vuelta, ha propuesto una estrategia de estabilización económica gradual; “Tuto” Quiroga, segundo en los resultados, ha propuesto un ajuste brusco y una política de corrección con resultados más inmediatos.
- La elección dependerá en gran parte de las preferencias del electorado frente al gradualismo de Paz —y la creencia de su efectividad— y el ajuste de Quiroga, y las garantías de su efectividad. No obstante, la difusión negativa de Milei ha desgastado la narrativa del ajuste de Quiroga, especialmente después de los problemas macroeconómicos que ha sufrido Argentina.
Lo indispensable. Las elecciones legislativas de mitad del mandato de Argentina se celebrarán el 26 de octubre después de una dura derrota del oficialismo en Buenos Aires.
- El establecimiento de las Boletas Únicas de Papel (BUP) han modificado los mecanismos electorales, reduciendo incentivos a la fragmentación electoral y, a la vez, promoviendo la concentración por bloques y la cooperación partidaria.
- El oficialismo debe consolidar un bloque entre La Libertad Avanza y Propuesta Republicana para tener una mínima —pero insuficiente— movilidad parlamentaria. Además, será clave pactar con partidos provinciales, que probablemente exigirán concesiones en federalismo fiscal —giros y obras—, poniendo en peligro el proyecto de ajuste de Milei.
- Si el peronismo no ha minado lo suficiente la narrativa del oficialismo, el apoyo del Tesoro estadounidense —de hasta USD 20 000M— conseguiría incrementar los votos indecisos para el oficialismo en distritos competitivos.
En el radar. Las elecciones generales del 30 de noviembre de Honduras se encuentran en una escalada de tensión desde el inicio del calendario electoral, aunque la derecha se mantiene en auge.
- Libre ha presionado a la oposición, a través de la figura del fiscal general, para controlar los riesgos preelectorales. A través del Ministerio Público, se intimidó al Consejo Nacional Electoral y al actual alcalde opositor de San Pedro Sula, centro industrial de Honduras.
- El Partido Liberal (PLH) y el Partido Nacional (PNH) se disputan una elección donde el apoyo del sector empresarial está fuertemente dividido entre la capital, Tegucigalpa, controlado por el PNH, y San Pedro Sula, la capital industrial, controlado por el PLH.
- “Tito” Asfura asumió la gerencia de campaña del PNH en Cortés (San Pedro Sula), con el probable intento de penetrar en territorio usualmente controlado por Nasralla en una elección bastante cerrada.
En conclusión. La coyuntura electoral latinoamericana exhibe un viraje hacia la derecha en países como Bolivia y Honduras, donde el agotamiento de los ciclos progresistas, la inflación y la crisis fiscal han erosionado la legitimidad de los proyectos de izquierda.
En contraste, Argentina enfrenta un desafío de gobernabilidad inminente. Si Milei no logra articular una coalición efectiva con el PRO y los partidos provinciales, con un Banco Central exhausto, la persistente fragilidad financiera podría devenir en la pérdida de las elecciones legislativas y la pérdida de la continuidad del ajuste.
El reloj electoral en Latinoamérica está en marcha. La región atraviesa una ventana de oportunidad inédita para las derechas, impulsada por un ciclo de reacción al agotamiento de los gobiernos progresistas y un deseo social de estabilidad macroeconómica tras años de expansión estatal y crisis inflacionaria. Las elecciones más próximas —en Bolivia, Argentina y Honduras— están a la vuelta de la esquina y buscan capitalizar el descontento con estas condiciones.
Qué destacar. Bolivia llega al balotaje el 19 de octubre como parte de un péndulo reactivo que ha castigado a gobiernos de izquierda por fatiga, crisis fiscales y una inflación persistente.
- El país andino vive una crisis con una alta inflación, escasez de dólares, el deterioro de exportaciones de gas y largas colas para repostar combustible. El país se enfrenta a una profunda inestabilidad económica que ha desgastado la legitimidad del Movimiento al Socialismo (MAS).
- Rodrigo Paz, ganador en la primera vuelta, ha propuesto una estrategia de estabilización económica gradual; “Tuto” Quiroga, segundo en los resultados, ha propuesto un ajuste brusco y una política de corrección con resultados más inmediatos.
- La elección dependerá en gran parte de las preferencias del electorado frente al gradualismo de Paz —y la creencia de su efectividad— y el ajuste de Quiroga, y las garantías de su efectividad. No obstante, la difusión negativa de Milei ha desgastado la narrativa del ajuste de Quiroga, especialmente después de los problemas macroeconómicos que ha sufrido Argentina.
Lo indispensable. Las elecciones legislativas de mitad del mandato de Argentina se celebrarán el 26 de octubre después de una dura derrota del oficialismo en Buenos Aires.
- El establecimiento de las Boletas Únicas de Papel (BUP) han modificado los mecanismos electorales, reduciendo incentivos a la fragmentación electoral y, a la vez, promoviendo la concentración por bloques y la cooperación partidaria.
- El oficialismo debe consolidar un bloque entre La Libertad Avanza y Propuesta Republicana para tener una mínima —pero insuficiente— movilidad parlamentaria. Además, será clave pactar con partidos provinciales, que probablemente exigirán concesiones en federalismo fiscal —giros y obras—, poniendo en peligro el proyecto de ajuste de Milei.
- Si el peronismo no ha minado lo suficiente la narrativa del oficialismo, el apoyo del Tesoro estadounidense —de hasta USD 20 000M— conseguiría incrementar los votos indecisos para el oficialismo en distritos competitivos.
En el radar. Las elecciones generales del 30 de noviembre de Honduras se encuentran en una escalada de tensión desde el inicio del calendario electoral, aunque la derecha se mantiene en auge.
- Libre ha presionado a la oposición, a través de la figura del fiscal general, para controlar los riesgos preelectorales. A través del Ministerio Público, se intimidó al Consejo Nacional Electoral y al actual alcalde opositor de San Pedro Sula, centro industrial de Honduras.
- El Partido Liberal (PLH) y el Partido Nacional (PNH) se disputan una elección donde el apoyo del sector empresarial está fuertemente dividido entre la capital, Tegucigalpa, controlado por el PNH, y San Pedro Sula, la capital industrial, controlado por el PLH.
- “Tito” Asfura asumió la gerencia de campaña del PNH en Cortés (San Pedro Sula), con el probable intento de penetrar en territorio usualmente controlado por Nasralla en una elección bastante cerrada.
En conclusión. La coyuntura electoral latinoamericana exhibe un viraje hacia la derecha en países como Bolivia y Honduras, donde el agotamiento de los ciclos progresistas, la inflación y la crisis fiscal han erosionado la legitimidad de los proyectos de izquierda.
En contraste, Argentina enfrenta un desafío de gobernabilidad inminente. Si Milei no logra articular una coalición efectiva con el PRO y los partidos provinciales, con un Banco Central exhausto, la persistente fragilidad financiera podría devenir en la pérdida de las elecciones legislativas y la pérdida de la continuidad del ajuste.