Con la llegada de diciembre, la actividad en el Congreso comienza a disminuir. Las “fiscalizaciones” quedan en segundo plano y muchos diputados se concentran en las actividades propias de fin de año; otros, enfocan sus esfuerzos en definir estrategias de cara al 2026 —preelectoral—, y en la proyección de su futuro político.
Sin embargo, la baja en el ritmo legislativo no se traduce en una reducción de ingresos. Por el contrario, los congresistas se preparan para recibir el aguinaldo, cuyo monto será considerable si se toma en cuenta que, desde febrero, perciben un salario de hasta GTQ 66 300, cifra que es aún mayor para quienes integran la Junta Directiva del Congreso.
Hasta 2024, el Legislativo desembolsaba alrededor de GTQ 4.8M para el pago del aguinaldo. Con el aumento salarial, ese monto se elevará ahora hasta los GTQ 10M, destinados a cubrir este beneficio para los 160 diputados.
Aunque los diputados lograron avanzar en la agenda legislativa con la aprobación de algunos temas —como la reforma a la Ley de Alianzas Público-Privadas—, aún quedan proyectos clave pendientes de discusión. Uno de ellos es la ley contra el lavado de dinero, que fue remitida a las comisiones de Finanzas y de Economía para su análisis, pero que hasta ahora no cuenta con dictamen.
La relevancia de esta iniciativa radica en que Guatemala corre el riesgo de ser incluida en la lista gris, lo que podría acarrear serias consecuencias económicas si el país continúa con un marco legal considerado obsoleto en esta materia. Otra iniciativa que permanece en pausa es la de la ley de ciberseguridad; avanzó hasta su segunda lectura el 23 de septiembre de este año; sin embargo, las dudas planteadas por algunos diputados frenaron su discusión.
El proyecto sigue a la espera de su última aprobación para convertirse en decreto.
¿Reconfiguración de fuerzas?
En los últimos meses se ha hecho evidente el reacomodo de fuerzas dentro del Congreso, marcado por el cambio de agrupación de varios diputados que ya comienzan a perfilar su futuro político con miras al proceso electoral de 2027. Un ejemplo de ello es Ronald Portillo, quien se incorporó al partido Unionista, aunque oficialmente aún figura como integrante de Vamos, agrupación de la que se han distanciado varios legisladores que ahora buscan un nuevo vehículo electoral ante el desgaste de la organización oficialista.
Otro caso es el de Nery Rodas, quien dejó el partido Cabal, aunque hasta ahora no ha formalizado su adhesión a una nueva agrupación política. Su salida se suma a una serie de movimientos que evidencian la fragmentación de algunas bancadas y el inicio anticipado de negociaciones políticas.
Por su parte, Nery Ramos y Evelyn Morataya han comenzado a trabajar de manera coordinada en labores de fiscalización y en distintas actividades públicas, lo que ha alimentado los rumores de una posible alianza electoral. Ya no es un secreto que Ramos aspira a la Presidencia de la República, aunque aún está por definirse si lo hará mediante una nueva agrupación o si buscará cobijo en uno de los partidos políticos ya existentes.
Estos movimientos reflejan que, aunque el calendario electoral aún parece lejano, la dinámica política ya se encuentra en plena reconfiguración. Las alianzas, rupturas y nuevos acercamientos anticipan un escenario fragmentado, por lo que resta por ver cómo esta nueva correlación de fuerzas se trasladará al pleno del Congreso en 2026.
Con la llegada de diciembre, la actividad en el Congreso comienza a disminuir. Las “fiscalizaciones” quedan en segundo plano y muchos diputados se concentran en las actividades propias de fin de año; otros, enfocan sus esfuerzos en definir estrategias de cara al 2026 —preelectoral—, y en la proyección de su futuro político.
Sin embargo, la baja en el ritmo legislativo no se traduce en una reducción de ingresos. Por el contrario, los congresistas se preparan para recibir el aguinaldo, cuyo monto será considerable si se toma en cuenta que, desde febrero, perciben un salario de hasta GTQ 66 300, cifra que es aún mayor para quienes integran la Junta Directiva del Congreso.
Hasta 2024, el Legislativo desembolsaba alrededor de GTQ 4.8M para el pago del aguinaldo. Con el aumento salarial, ese monto se elevará ahora hasta los GTQ 10M, destinados a cubrir este beneficio para los 160 diputados.
Aunque los diputados lograron avanzar en la agenda legislativa con la aprobación de algunos temas —como la reforma a la Ley de Alianzas Público-Privadas—, aún quedan proyectos clave pendientes de discusión. Uno de ellos es la ley contra el lavado de dinero, que fue remitida a las comisiones de Finanzas y de Economía para su análisis, pero que hasta ahora no cuenta con dictamen.
La relevancia de esta iniciativa radica en que Guatemala corre el riesgo de ser incluida en la lista gris, lo que podría acarrear serias consecuencias económicas si el país continúa con un marco legal considerado obsoleto en esta materia. Otra iniciativa que permanece en pausa es la de la ley de ciberseguridad; avanzó hasta su segunda lectura el 23 de septiembre de este año; sin embargo, las dudas planteadas por algunos diputados frenaron su discusión.
El proyecto sigue a la espera de su última aprobación para convertirse en decreto.
¿Reconfiguración de fuerzas?
En los últimos meses se ha hecho evidente el reacomodo de fuerzas dentro del Congreso, marcado por el cambio de agrupación de varios diputados que ya comienzan a perfilar su futuro político con miras al proceso electoral de 2027. Un ejemplo de ello es Ronald Portillo, quien se incorporó al partido Unionista, aunque oficialmente aún figura como integrante de Vamos, agrupación de la que se han distanciado varios legisladores que ahora buscan un nuevo vehículo electoral ante el desgaste de la organización oficialista.
Otro caso es el de Nery Rodas, quien dejó el partido Cabal, aunque hasta ahora no ha formalizado su adhesión a una nueva agrupación política. Su salida se suma a una serie de movimientos que evidencian la fragmentación de algunas bancadas y el inicio anticipado de negociaciones políticas.
Por su parte, Nery Ramos y Evelyn Morataya han comenzado a trabajar de manera coordinada en labores de fiscalización y en distintas actividades públicas, lo que ha alimentado los rumores de una posible alianza electoral. Ya no es un secreto que Ramos aspira a la Presidencia de la República, aunque aún está por definirse si lo hará mediante una nueva agrupación o si buscará cobijo en uno de los partidos políticos ya existentes.
Estos movimientos reflejan que, aunque el calendario electoral aún parece lejano, la dinámica política ya se encuentra en plena reconfiguración. Las alianzas, rupturas y nuevos acercamientos anticipan un escenario fragmentado, por lo que resta por ver cómo esta nueva correlación de fuerzas se trasladará al pleno del Congreso en 2026.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: