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América Latina, entre luces y sombras ante la ONU

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Redacción República
26 de septiembre, 2024

Todos los años, Nueva York recibe a varios jefes de Estado para el Debate General, el cual marca el inicio de la Asamblea General de la ONU. Este año, el tema fue "No dejar a nadie atrás: actuar juntos para promover la paz, el desarrollo sostenible y la dignidad humana para las generaciones presentes y futuras". 

América Latina, siempre tumultuosa, atraviesa una época distinguida por mandatarios, cuando menos, estrafalarios. Eso quedó claro el pasado martes, 24 de septiembre. Entre los discursos destacaron impactantes mensajes sobre el futuro de las relaciones multilaterales con algunos países de la región, así como una serie de amenazas, falsedades y lavados de imagen para otros.  

Gustavo Petro tomó el micrófono con un claro mensaje: denunciar las acciones de Israel en su guerra contra Hamás, al que tildó de genocidio. “Cuando muera Gaza, morirá toda la humanidad”, declaró, mientras denunciaba que el poder de un mandatario ante la ONU depende de su capital, así como de su “poder de destrucción de la vida”. Su discurso avanzó hacia un llamado por alzar “bandera roja” nuevamente “contra el capital”. Una apología ideológica, pues.  

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Del otro lado del espectro doctrinario, Nayib Bukele se presentó en un esfuerzo de lavado de imagen ante el mundo, tras una serie de denuncias escandalosas sobre su gobierno. Trató de posicionar a El Salvador como un estandarte de la libertad de expresión, 10 días después de la publicación de audios que incriminan a su gobierno con el espionaje de periodistas y opositores. Al igual que en su primera presentación, hace cinco años, su mensaje fue: El Salvador ha cambiado y la comunidad internacional no tiene derecho a entrometerse en nuestros asuntos. 

Pero no todo fue oscuridad. Tanto Javier Milei como Bernardo Arévalo intervinieron de manera correcta, reafirmando la postura y el compromiso de sus gobiernos con la comunidad internacional. Ambos alabaron la importancia de organismos como la ONU, pero fueron críticos a su propia manera.  

Arévalo, por su parte, afirmó su compromiso con la promoción de la democracia y la lucha contra la corrupción en el mundo. Mismo compromiso que declaró con el medio ambiente, pero mencionó que Guatemala es vulnerable a los efectos del cambio climático sin ser culpable de ellos. Hizo un llamado a que los países verdaderamente responsables se comprometan de la misma manera que los países vulnerables lo han hecho.  

Milei señaló la importancia del sistema internacional para la pacificación del mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Criticó, no obstante, la postura colectivista y liberticida de la agenda social de la ONU. Afirmó el compromiso de Argentina con la propagación de la libertad en el mundo y anunció que el país abandonaría su clásica neutralidad ante estos asuntos.  

La región se encuentra en momentos complicados. Sus líderes destacan no precisamente por su compromiso con la democracia y la libertad. Así quedó claro ante el mundo este martes. Aún, transitando entre las sombras existen puntos de luz; eso también quedó claro en Nueva York. Exigir liderazgos serios, que dejen a nuestros países en alto en este tipo de foros, es responsabilidad de todos; así como lo es condenar los bochornos internacionales devenidos de liderazgos afrentosos. 

 

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26 de septiembre, 2024

Todos los años, Nueva York recibe a varios jefes de Estado para el Debate General, el cual marca el inicio de la Asamblea General de la ONU. Este año, el tema fue "No dejar a nadie atrás: actuar juntos para promover la paz, el desarrollo sostenible y la dignidad humana para las generaciones presentes y futuras". 

América Latina, siempre tumultuosa, atraviesa una época distinguida por mandatarios, cuando menos, estrafalarios. Eso quedó claro el pasado martes, 24 de septiembre. Entre los discursos destacaron impactantes mensajes sobre el futuro de las relaciones multilaterales con algunos países de la región, así como una serie de amenazas, falsedades y lavados de imagen para otros.  

Gustavo Petro tomó el micrófono con un claro mensaje: denunciar las acciones de Israel en su guerra contra Hamás, al que tildó de genocidio. “Cuando muera Gaza, morirá toda la humanidad”, declaró, mientras denunciaba que el poder de un mandatario ante la ONU depende de su capital, así como de su “poder de destrucción de la vida”. Su discurso avanzó hacia un llamado por alzar “bandera roja” nuevamente “contra el capital”. Una apología ideológica, pues.  

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Del otro lado del espectro doctrinario, Nayib Bukele se presentó en un esfuerzo de lavado de imagen ante el mundo, tras una serie de denuncias escandalosas sobre su gobierno. Trató de posicionar a El Salvador como un estandarte de la libertad de expresión, 10 días después de la publicación de audios que incriminan a su gobierno con el espionaje de periodistas y opositores. Al igual que en su primera presentación, hace cinco años, su mensaje fue: El Salvador ha cambiado y la comunidad internacional no tiene derecho a entrometerse en nuestros asuntos. 

Pero no todo fue oscuridad. Tanto Javier Milei como Bernardo Arévalo intervinieron de manera correcta, reafirmando la postura y el compromiso de sus gobiernos con la comunidad internacional. Ambos alabaron la importancia de organismos como la ONU, pero fueron críticos a su propia manera.  

Arévalo, por su parte, afirmó su compromiso con la promoción de la democracia y la lucha contra la corrupción en el mundo. Mismo compromiso que declaró con el medio ambiente, pero mencionó que Guatemala es vulnerable a los efectos del cambio climático sin ser culpable de ellos. Hizo un llamado a que los países verdaderamente responsables se comprometan de la misma manera que los países vulnerables lo han hecho.  

Milei señaló la importancia del sistema internacional para la pacificación del mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Criticó, no obstante, la postura colectivista y liberticida de la agenda social de la ONU. Afirmó el compromiso de Argentina con la propagación de la libertad en el mundo y anunció que el país abandonaría su clásica neutralidad ante estos asuntos.  

La región se encuentra en momentos complicados. Sus líderes destacan no precisamente por su compromiso con la democracia y la libertad. Así quedó claro ante el mundo este martes. Aún, transitando entre las sombras existen puntos de luz; eso también quedó claro en Nueva York. Exigir liderazgos serios, que dejen a nuestros países en alto en este tipo de foros, es responsabilidad de todos; así como lo es condenar los bochornos internacionales devenidos de liderazgos afrentosos. 

 

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