El papa Francisco habló ante el plenario de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma. Su fin fue el de pedir más esfuerzos para combatir el hambre y la pobreza en el mundo, en el acto central por el Día Mundial de la Alimentación, que contó con la presencia de varios ministros del G7.
El regreso de Francisco
Francisco ya visitó en 2014 la FAO con motivo de una conferencia internacional sobre nutrición. Esta vez su intervención estuvo marcada por el contexto del hambre, que aumentó en 2016 afectando a 815 millones de personas tras más de una década de descensos, y por el drama de la migración forzada para otros tantos millones de personas que huyen de los conflictos.
El papa dona una escultura
El vicario de Cristo quien donó a la FAO una estatua que representa al niño sirio Aylan Kurdi, ahogado en el Mediterráneo y símbolo de los refugiados, destacó que la inseguridad alimentaria y las migraciones solo se pueden afrontar abordando sus causas profundas, como los conflictos y el cambio climático, que no son una “enfermedad incurable”. Reclamó una “mayor responsabilidad a todos los niveles” para garantizar la producción necesaria de comida, su distribución equitativa y el derecho de toda persona a alimentarse.
En busca del amor
El religioso llamó a introducir conceptos como el amor, la fraternidad y la misericordia en el lenguaje de la cooperación internacional, alejando la “tentación” de utilizar mal las ayudas y actuar en favor de unos pocos.
Sus palabras fueron escuchadas por algunos ministros de Agricultura del Grupo de los Siete países más industrializados del mundo (EE.UU., Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido, Japón y Canadá) que se desplazaron hasta Roma, tras haber mantenido este fin de semana una reunión con los demás titulares del ramo del G7 en la localidad de Bérgamo, en el norte de Italia.
Nota relacionada: “El hambre no es una enfermedad incurable”, advirtió el Papa
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El regreso de Francisco
Francisco ya visitó en 2014 la FAO con motivo de una conferencia internacional sobre nutrición. Esta vez su intervención estuvo marcada por el contexto del hambre, que aumentó en 2016 afectando a 815 millones de personas tras más de una década de descensos, y por el drama de la migración forzada para otros tantos millones de personas que huyen de los conflictos.
El papa dona una escultura
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En busca del amor
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