El sector de la construcción en Guatemala muestra proyecciones favorables y señales claras de un dinamismo que ya se refleja en la economía y la ciudad. El crecimiento responde a factores estructurales: urbanización, déficit habitacional y diversificación del real estate, que configuran un nuevo ciclo urbano más que un repunte aislado.
Por qué importa. La construcción dejó de ser un indicador adelantado para convertirse en un motor visible de la actividad urbana. El desempeño del sector coincide con el crecimiento económico reciente y con transformaciones claras en la forma de habitar y desarrollar ciudad.
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El mercado podría pasar de USD 3400M en 2025 a USD 5300M en 2030, con una tasa anual cercana al 9.5 %, según estimaciones de Mordor Intelligence.
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Estas proyecciones se alinean con la macro: el BANGUAT identifica a la construcción como una de las actividades que más impulsó el crecimiento del PIB en 2025, con una expansión interanual superior al 8 %.
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En 2024, el banco central reportó que el sector creció un 0.5 %. Los números de este año confirman que el ciclo ya está en marcha.
Datos clave. La vivienda continúa siendo la principal ancla del ciclo constructivo. El déficit habitacional y la urbanización acelerada sostienen una demanda constante que explica la concentración de proyectos residenciales en áreas urbanas.
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Más del 60 % de la actividad del sector corresponde a vivienda, impulsada por proyectos verticales y desarrollos de segmento medio en el área metropolitana.
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En Ciudad de Guatemala y municipios aledaños crecen torres residenciales, complejos planificados y proyectos con amenidades que responden a nuevas preferencias habitacionales.
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El estudio muestra que la presión habitacional se está resolviendo principalmente con nuevos proyectos, no con renovación urbana. Esto plantea desafíos de localización, servicios e integración urbana en el mediano plazo.
En el radar. Con todo, el crecimiento no se distribuye de forma homogénea ni neutra para la ciudad. Mordor Intelligence detalla una concentración territorial y tipológica que está moldeando cómo y dónde se construye en el país.
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Casi la mitad del mercado se concentra en Ciudad de Guatemala, mientras Escuintla emerge como la región con mayor crecimiento proyectado, impulsada por logística, industria y energía, ampliando el eje urbano-productivo fuera de la capital.
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La obra nueva representa cerca de un 58 % de la actividad. Esto indica que el crecimiento urbano se da más por expansión y densificación que por reciclaje del tejido existente.
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Aunque el mercado crece, la forma de construir cambia lentamente: el 88 % de los proyectos aún utiliza métodos tradicionales. Se limita la velocidad, productividad y calidad urbana en el mediano plazo.
Balance. El entorno macroeconómico y urbano favorece la inversión inmobiliaria, aunque persisten retos estructurales que condicionan la calidad del crecimiento.
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Guatemala combina población joven, urbanización creciente y costos de suelo competitivos, una base sólida para el desarrollo urbano.
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Las proyecciones internacionales como cifras nacionales coinciden con datos institucionales que confirman el dinamismo del sector.
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Más que un “boom” coyuntural, el país parece ingresar en una etapa de crecimiento urbano sostenido, donde el desafío no es construir más, sino construir mejor ciudad.
El sector de la construcción en Guatemala muestra proyecciones favorables y señales claras de un dinamismo que ya se refleja en la economía y la ciudad. El crecimiento responde a factores estructurales: urbanización, déficit habitacional y diversificación del real estate, que configuran un nuevo ciclo urbano más que un repunte aislado.
Por qué importa. La construcción dejó de ser un indicador adelantado para convertirse en un motor visible de la actividad urbana. El desempeño del sector coincide con el crecimiento económico reciente y con transformaciones claras en la forma de habitar y desarrollar ciudad.
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El mercado podría pasar de USD 3400M en 2025 a USD 5300M en 2030, con una tasa anual cercana al 9.5 %, según estimaciones de Mordor Intelligence.
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Estas proyecciones se alinean con la macro: el BANGUAT identifica a la construcción como una de las actividades que más impulsó el crecimiento del PIB en 2025, con una expansión interanual superior al 8 %.
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En 2024, el banco central reportó que el sector creció un 0.5 %. Los números de este año confirman que el ciclo ya está en marcha.
Datos clave. La vivienda continúa siendo la principal ancla del ciclo constructivo. El déficit habitacional y la urbanización acelerada sostienen una demanda constante que explica la concentración de proyectos residenciales en áreas urbanas.
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Más del 60 % de la actividad del sector corresponde a vivienda, impulsada por proyectos verticales y desarrollos de segmento medio en el área metropolitana.
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En Ciudad de Guatemala y municipios aledaños crecen torres residenciales, complejos planificados y proyectos con amenidades que responden a nuevas preferencias habitacionales.
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El estudio muestra que la presión habitacional se está resolviendo principalmente con nuevos proyectos, no con renovación urbana. Esto plantea desafíos de localización, servicios e integración urbana en el mediano plazo.
En el radar. Con todo, el crecimiento no se distribuye de forma homogénea ni neutra para la ciudad. Mordor Intelligence detalla una concentración territorial y tipológica que está moldeando cómo y dónde se construye en el país.
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Casi la mitad del mercado se concentra en Ciudad de Guatemala, mientras Escuintla emerge como la región con mayor crecimiento proyectado, impulsada por logística, industria y energía, ampliando el eje urbano-productivo fuera de la capital.
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La obra nueva representa cerca de un 58 % de la actividad. Esto indica que el crecimiento urbano se da más por expansión y densificación que por reciclaje del tejido existente.
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Aunque el mercado crece, la forma de construir cambia lentamente: el 88 % de los proyectos aún utiliza métodos tradicionales. Se limita la velocidad, productividad y calidad urbana en el mediano plazo.
Balance. El entorno macroeconómico y urbano favorece la inversión inmobiliaria, aunque persisten retos estructurales que condicionan la calidad del crecimiento.
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Guatemala combina población joven, urbanización creciente y costos de suelo competitivos, una base sólida para el desarrollo urbano.
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Las proyecciones internacionales como cifras nacionales coinciden con datos institucionales que confirman el dinamismo del sector.
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Más que un “boom” coyuntural, el país parece ingresar en una etapa de crecimiento urbano sostenido, donde el desafío no es construir más, sino construir mejor ciudad.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: