Durante años la conversación sobre sostenibilidad en el sector inmobiliario se centró en el diseño o la construcción. Hoy, el debate se desplazó hacia la operación: cómo se gestionan los edificios que ya existen y qué tan rentable puede ser hacerlo bien.
El estudio Más valor y mejor desempeño: el negocio de operar bien (2025), elaborado por el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible en alianza con el Guatemala Green Building Council (Guatemala GBC) y otros consejos de la región, pone cifras a ese giro.
En Latinoamérica el 72 % de los edificios certificados bajo el sistema LEED para Operación y Mantenimiento (LEED O+M) reportó ahorros significativos de energía y agua, mientras el 50 % mejoró su rentabilidad gracias a operaciones más eficientes y a la fidelidad de sus ocupantes.
El hallazgo más relevante es que operar de manera sostenible ya no se traduce solo en menos emisiones, sino en más valor. Los edificios que reducen consumos y aseguran confort se vuelven más líquidos, retienen mejor a sus arrendatarios y atraen inversión institucional.
“La certificación representa una inversión poderosa con beneficios económicos a largo plazo: menores costos operativos, mayor valor del activo y mejores resultados para los propietarios y las comunidades a las que sirven”, destaca Peter Templeton, presidente y director ejecutivo del U.S. Green Building Council (USGBC), al presentar el informe.
Rentabilidad verde
Guatemala empieza a reflejar esa tendencia. El país suma siete proyectos certificados LEED O+M, ubicándose entre los mercados más activos de la región. El más reciente es Plaza Telares (Antigua Guatemala), que alcanzó en 2025 el nivel Platino, la categoría más alta de la certificación.
A escala regional, el estudio revela también que el 83 % de los proyectos con certificación LEED O+M accedió a nuevos clientes o inversionistas corporativos con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). En paralelo, los fondos y aseguradoras empiezan a integrar estos estándares en modelos de riesgo y de la valoración de activos.
En un contexto donde el costo del capital y la presión regulatoria ganan peso, la sostenibilidad se convierte en una decisión de negocio, no en una declaración de principios. Operar bien es operar con visión: los edificios que ahorran energía, gestionan sus recursos y generan bienestar. La rentabilidad también se escribe en verde.
Durante años la conversación sobre sostenibilidad en el sector inmobiliario se centró en el diseño o la construcción. Hoy, el debate se desplazó hacia la operación: cómo se gestionan los edificios que ya existen y qué tan rentable puede ser hacerlo bien.
El estudio Más valor y mejor desempeño: el negocio de operar bien (2025), elaborado por el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible en alianza con el Guatemala Green Building Council (Guatemala GBC) y otros consejos de la región, pone cifras a ese giro.
En Latinoamérica el 72 % de los edificios certificados bajo el sistema LEED para Operación y Mantenimiento (LEED O+M) reportó ahorros significativos de energía y agua, mientras el 50 % mejoró su rentabilidad gracias a operaciones más eficientes y a la fidelidad de sus ocupantes.
El hallazgo más relevante es que operar de manera sostenible ya no se traduce solo en menos emisiones, sino en más valor. Los edificios que reducen consumos y aseguran confort se vuelven más líquidos, retienen mejor a sus arrendatarios y atraen inversión institucional.
“La certificación representa una inversión poderosa con beneficios económicos a largo plazo: menores costos operativos, mayor valor del activo y mejores resultados para los propietarios y las comunidades a las que sirven”, destaca Peter Templeton, presidente y director ejecutivo del U.S. Green Building Council (USGBC), al presentar el informe.
Rentabilidad verde
Guatemala empieza a reflejar esa tendencia. El país suma siete proyectos certificados LEED O+M, ubicándose entre los mercados más activos de la región. El más reciente es Plaza Telares (Antigua Guatemala), que alcanzó en 2025 el nivel Platino, la categoría más alta de la certificación.
A escala regional, el estudio revela también que el 83 % de los proyectos con certificación LEED O+M accedió a nuevos clientes o inversionistas corporativos con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). En paralelo, los fondos y aseguradoras empiezan a integrar estos estándares en modelos de riesgo y de la valoración de activos.
En un contexto donde el costo del capital y la presión regulatoria ganan peso, la sostenibilidad se convierte en una decisión de negocio, no en una declaración de principios. Operar bien es operar con visión: los edificios que ahorran energía, gestionan sus recursos y generan bienestar. La rentabilidad también se escribe en verde.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: