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Gentrificación en Guatemala: la nueva ola de oportunidades inmobiliarias

.
Manuel Solórzano / Presidente CBR Guatemala |
24 de septiembre, 2025

La gentrificación es un proceso urbano en el que zonas desfavorecidas o populares son transformadas por la llegada de población de mayor poder adquisitivo, inversión inmobiliaria, nuevos comercios y mejoras en infraestructura. Esto suele generar un aumento en el costo de vida, provocando el alza de los precios de alquileres y la desaparición de negocios locales, desplazando a residentes originales de recursos más limitados.

La gentrificación es un fenómeno relativamente reciente en la historia urbana, aunque sus raíces se relacionan con procesos de transformación de barrios desde hace siglos. Este fenómeno se comenzó a detectar en Londres, a comienzos de la década de 1960. La socióloga británica Ruth Glass acuñó el término en 1964 al estudiar el barrio Islington, donde familias de clase media empezaban a mudarse a viviendas deterioradas tradicionalmente habitadas por trabajadores de bajos ingresos. La abundancia de vivienda antigua en mal estado, hizo que los profesionales jóvenes con más recursos comenzaran a adquirir estas propiedades y las remodelaran, encareciendo el costo de vida de la zona. Glass llamó al proceso “gentrification” porque los nuevos residentes pertenecían a la gentry (pequeña aristocracia o clase media acomodada). El fenómeno rápidamente se extendió a otras ciudades europeas como París, Berlín y en EE. UU. a Nueva York, San Francisco y Boston.

Este proceso de revalorización inmobiliaria de las zonas urbanas ha comenzado a observarse recientemente también en Latinoamérica en lugares como Ciudad de México, Buenos Aires y Santiago de Chile, donde plataformas de corta estancia como Airbnb han tenido mucho auge. Estas zonas que se han vuelto más buscadas tanto por turistas, como por trabajadores remotos o nómadas digitales que adquirieron más flexibilidad para viajar y trabajar después de la pandemia, se observa un número importante de viviendas que son retiradas del mercado tradicional de alquiler para ser ofrecidas a través de plataformas. De esta forma, estas viviendas son rentadas por personas que normalmente tienen mayor poder adquisitivo que la población local.

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La gentrificación no es solo un fenómeno urbano, es una de las mayores fuentes de plusvalía en el mercado inmobiliario global y Guatemala comienza a vivirlo. No sólo sucede a causa de extranjeros, sino también por connacionales. Aunque en menor escala que en grandes capitales de la región, ya se observan señales claras en distintos sectores de la ciudad y en polos turísticos clave.

En el centro de la Ciudad de Guatemala, se evidencian nuevos desarrollos habitacionales, remodelación de edificaciones existentes y cambio de uso de suelo. En la zona 4, especialmente en el área conocida como Cuatro Grados Norte —distrito cultural inaugurado en 2002— cuenta con zonas peatonales, arte público, bares, ciclovías y comercio y compite formalmente con zonas pujantes de tradición. Esta área de la ciudad es la que ha demostrado una de las plusvalías más grandes en los últimos cinco años, llegando incluso a doblar el valor de las propiedades en ese corto tiempo.

Con grandes centros comerciales, hoteles de lujo y edificios corporativos, la zona 10 es uno de los sectores con más inversión y poder adquisitivo en la ciudad. Se pueden ver ya varios edificios de apartamentos en donde buena parte de sus unidades, o bien todo el edificio, se utiliza exclusivamente para rentas a corto plazo. Varios sectores de zona 15, donde solía haber viviendas unifamiliares, se han dado paso a edificios modernos, restaurantes y cadenas de tiendas.

La zona 5 es una zona que está cambiando rápidamente. Debido al lanzamiento de proyectos de uso mixto de gran envergadura, se han proliferado los edificios de apartamentos. Todo indica que seguiremos viendo un boom de construcción en esa zona, seguida por planes de inversión y ordenamiento de la Municipalidad en esta y en otras zonas céntricas y de fácil acceso, como las zonas 7, 8 y 9, que resultarán albergando gran cantidad de unidades de apartamentos para jóvenes y, sobre todo, para personas que buscan acercarse a la ciudad para no perder horas en el desplazamiento diario a sus trabajos. Hay que tener en cuenta que existe una demanda grande de apartamentos por parte de habitantes del interior que vienen a la capital con planes de estudios, negocios, por motivos médicos o recreativos.

En lugares como Antigua Guatemala, el desarrollo de condominios y centros comerciales en las periferias, parece no detenerse, y ha ido talando zonas cafetaleras, transformando el paisaje y encareciendo el entorno. Lo mismo sucede en los alrededores del lago de Atitlán, especialmente en Panajachel y San Marcos la Laguna, donde existe una comunidad grande de extranjeros que han invertido en la compra de propiedades para residir permanentemente, venir por largos períodos de tiempo, así como también para establecer sus propios negocios.

Para los inversionistas que sepan leer estas señales a tiempo, los sectores en transformación representan no solo una atractiva oportunidad de inversión con plusvalía asegurada, sino también de participación en la redefinición del futuro urbano de Guatemala.

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Gentrificación en Guatemala: la nueva ola de oportunidades inmobiliarias

Manuel Solórzano / Presidente CBR Guatemala |
24 de septiembre, 2025
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La gentrificación es un proceso urbano en el que zonas desfavorecidas o populares son transformadas por la llegada de población de mayor poder adquisitivo, inversión inmobiliaria, nuevos comercios y mejoras en infraestructura. Esto suele generar un aumento en el costo de vida, provocando el alza de los precios de alquileres y la desaparición de negocios locales, desplazando a residentes originales de recursos más limitados.

La gentrificación es un fenómeno relativamente reciente en la historia urbana, aunque sus raíces se relacionan con procesos de transformación de barrios desde hace siglos. Este fenómeno se comenzó a detectar en Londres, a comienzos de la década de 1960. La socióloga británica Ruth Glass acuñó el término en 1964 al estudiar el barrio Islington, donde familias de clase media empezaban a mudarse a viviendas deterioradas tradicionalmente habitadas por trabajadores de bajos ingresos. La abundancia de vivienda antigua en mal estado, hizo que los profesionales jóvenes con más recursos comenzaran a adquirir estas propiedades y las remodelaran, encareciendo el costo de vida de la zona. Glass llamó al proceso “gentrification” porque los nuevos residentes pertenecían a la gentry (pequeña aristocracia o clase media acomodada). El fenómeno rápidamente se extendió a otras ciudades europeas como París, Berlín y en EE. UU. a Nueva York, San Francisco y Boston.

Este proceso de revalorización inmobiliaria de las zonas urbanas ha comenzado a observarse recientemente también en Latinoamérica en lugares como Ciudad de México, Buenos Aires y Santiago de Chile, donde plataformas de corta estancia como Airbnb han tenido mucho auge. Estas zonas que se han vuelto más buscadas tanto por turistas, como por trabajadores remotos o nómadas digitales que adquirieron más flexibilidad para viajar y trabajar después de la pandemia, se observa un número importante de viviendas que son retiradas del mercado tradicional de alquiler para ser ofrecidas a través de plataformas. De esta forma, estas viviendas son rentadas por personas que normalmente tienen mayor poder adquisitivo que la población local.

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La gentrificación no es solo un fenómeno urbano, es una de las mayores fuentes de plusvalía en el mercado inmobiliario global y Guatemala comienza a vivirlo. No sólo sucede a causa de extranjeros, sino también por connacionales. Aunque en menor escala que en grandes capitales de la región, ya se observan señales claras en distintos sectores de la ciudad y en polos turísticos clave.

En el centro de la Ciudad de Guatemala, se evidencian nuevos desarrollos habitacionales, remodelación de edificaciones existentes y cambio de uso de suelo. En la zona 4, especialmente en el área conocida como Cuatro Grados Norte —distrito cultural inaugurado en 2002— cuenta con zonas peatonales, arte público, bares, ciclovías y comercio y compite formalmente con zonas pujantes de tradición. Esta área de la ciudad es la que ha demostrado una de las plusvalías más grandes en los últimos cinco años, llegando incluso a doblar el valor de las propiedades en ese corto tiempo.

Con grandes centros comerciales, hoteles de lujo y edificios corporativos, la zona 10 es uno de los sectores con más inversión y poder adquisitivo en la ciudad. Se pueden ver ya varios edificios de apartamentos en donde buena parte de sus unidades, o bien todo el edificio, se utiliza exclusivamente para rentas a corto plazo. Varios sectores de zona 15, donde solía haber viviendas unifamiliares, se han dado paso a edificios modernos, restaurantes y cadenas de tiendas.

La zona 5 es una zona que está cambiando rápidamente. Debido al lanzamiento de proyectos de uso mixto de gran envergadura, se han proliferado los edificios de apartamentos. Todo indica que seguiremos viendo un boom de construcción en esa zona, seguida por planes de inversión y ordenamiento de la Municipalidad en esta y en otras zonas céntricas y de fácil acceso, como las zonas 7, 8 y 9, que resultarán albergando gran cantidad de unidades de apartamentos para jóvenes y, sobre todo, para personas que buscan acercarse a la ciudad para no perder horas en el desplazamiento diario a sus trabajos. Hay que tener en cuenta que existe una demanda grande de apartamentos por parte de habitantes del interior que vienen a la capital con planes de estudios, negocios, por motivos médicos o recreativos.

En lugares como Antigua Guatemala, el desarrollo de condominios y centros comerciales en las periferias, parece no detenerse, y ha ido talando zonas cafetaleras, transformando el paisaje y encareciendo el entorno. Lo mismo sucede en los alrededores del lago de Atitlán, especialmente en Panajachel y San Marcos la Laguna, donde existe una comunidad grande de extranjeros que han invertido en la compra de propiedades para residir permanentemente, venir por largos períodos de tiempo, así como también para establecer sus propios negocios.

Para los inversionistas que sepan leer estas señales a tiempo, los sectores en transformación representan no solo una atractiva oportunidad de inversión con plusvalía asegurada, sino también de participación en la redefinición del futuro urbano de Guatemala.

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