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Agente de tránsito, secretaria, ama de casa y ahora, maestros

Glenda Sanchez
25 de junio, 2020

Carmen López es ama de casa, Lourdes Gómez labora como secretaria y Roberto Muñoz trabaja como policía de tránsito. Las tres personas con diferentes oficios y profesiones, pero con algo en común: padres de familia que han asumido el rol de maestros.

A partir del 16 de marzo de 2020, que se decretó el confinamiento para prevenir la pandemia del coronavirus, los tres han acoplado sus horarios y buscado herramientas para enseñar a sus hijos de una manera más dinámica y didáctica.

Reconocen que el trabajo de los maestros no es fácil y admiran la paciencia que muchos tienen para enseñar. No a un niño sino a grupos de hasta 35 alumnos.

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No sé cómo lo hacen, pero la verdad los admiro”, dice Roberto Muñoz, padre de Kristel Nahomy Muñoz.

Curiosidad e internet

Kristel tiene 6 años. Cursa preparatoria en el Colegio Valle de Jesús. Es tranquila, pero muy curiosa, según cuenta su papá Roberto Múñoz.

La curiosidad de Kristel hace que su padre un día antes se prepare para resolver todas las dudas que podrían surgir de los temas de las guías de estudio.

Él cuenta que revisa la guía que la profesora le manda por correo o WhatsApp, y aunque puede preguntar, prefiere los tutoriales en internet.

“Hay dudas que le surgen cuando estamos en la clase virtual, las anoto y al final preguntamos. Pero a veces las dudas vienen después. Un ejemplo. Un día me preguntó ‘por qué la Q no va sola. He visto que siempre lleva una vocal. Además por qué suena diferente con la vocal'”, señala Muñoz.

Horarios de clases

Explica que se turna con su esposa para enseñarle a su hija, pues cada seis días debe ir a trabajar. El rol de maestro empieza a las 9:00 horas y termina a las 18:00 horas, de lunes a viernes.

Ha establecido la jornada en dos periodos: de clase (9:00 a 13:00 horas) y de tareas (14:00 a 18:00 horas). En la jornada matutina reciben con su hija las clases virtuales o vía mensaje.

“He tratado de establecer la jornada como si estuviera en clase. Respetar los periodos y un pequeño recreo, a veces se desespera, pero le digo hagamos estrellitas o estiramientos”, cuenta Roberto.

Esfuerzo y docencia

Suena la alarma del celular. Lourdes apenas puede estirarse para ver la hora. Antes de la pandemia se levantaba a las 6:30, ahora debe hacerlo una hora antes para adelantar los temas que su hijo debe estudiar.

Trabaja como secretaria todo el día, en casa, por la pandemia. Durante ese tiempo también debe acompañar y enseñar a sus hijos y cuidar a su mamá. En ocasiones debe hacer almuerzo y lavar.

“La pandemia nos enseñó a buscar esos espacios para enseñar. Para que nos autoformemos y luego explicar los temas que nuestros niños no comprenden”, dice Lourdes.

Agrega que ellos deben de cumplir el rol de maestros porque guían y resuelven las dudas. Reconoce el esfuerzo de algunos docentes por instruir en clases virtuales, y sabe que a ella le corresponde controlar, reforzar el conocimiento y diciplinar a sus hijos.

De ama de casa al rol de maestra

Carmen, es ama de casa, su hijo Aron tiene 9 años. Lo califica como inteligente, extrovertido. Eso sí, dice, “es muy guapo” -sonríe-. “Se parce a su madre”, añade.

El confinamiento cambió toda su rutina. Por la mañana debe tratar de hacer el oficio de rutina: lavar y limpiar. Antes de las once de la mañana recibe la instrucción de las clases virtuales y dependiendo el tema solo supervisa a su hijo, para darle espacio e independencia.

Asegura que en las materias donde debe estar siempre es matemática e inglés. Incluso son los cursos en los que ella necesita recurrir a internet para resolver las dudas de su hijo.

“La verdad me cuesta porque hay temas que no conozco porque no soy maestra (…) la carga para mi como madre ha sido pesada, porque prácticamente hago el trabajo de un profesor y el de madre porque tengo otras obligaciones”, concluyó.

Entrevista completa:

Este Día del Maestro reconocen la misión de los docentes, pues consideran que no es fácil enseñar a un niño y mucho menos a grupos de más de 15 estudiantes y con diferentes temperamentos.

Agente de tránsito, secretaria, ama de casa y ahora, maestros

Glenda Sanchez
25 de junio, 2020

Carmen López es ama de casa, Lourdes Gómez labora como secretaria y Roberto Muñoz trabaja como policía de tránsito. Las tres personas con diferentes oficios y profesiones, pero con algo en común: padres de familia que han asumido el rol de maestros.

A partir del 16 de marzo de 2020, que se decretó el confinamiento para prevenir la pandemia del coronavirus, los tres han acoplado sus horarios y buscado herramientas para enseñar a sus hijos de una manera más dinámica y didáctica.

Reconocen que el trabajo de los maestros no es fácil y admiran la paciencia que muchos tienen para enseñar. No a un niño sino a grupos de hasta 35 alumnos.

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No sé cómo lo hacen, pero la verdad los admiro”, dice Roberto Muñoz, padre de Kristel Nahomy Muñoz.

Curiosidad e internet

Kristel tiene 6 años. Cursa preparatoria en el Colegio Valle de Jesús. Es tranquila, pero muy curiosa, según cuenta su papá Roberto Múñoz.

La curiosidad de Kristel hace que su padre un día antes se prepare para resolver todas las dudas que podrían surgir de los temas de las guías de estudio.

Él cuenta que revisa la guía que la profesora le manda por correo o WhatsApp, y aunque puede preguntar, prefiere los tutoriales en internet.

“Hay dudas que le surgen cuando estamos en la clase virtual, las anoto y al final preguntamos. Pero a veces las dudas vienen después. Un ejemplo. Un día me preguntó ‘por qué la Q no va sola. He visto que siempre lleva una vocal. Además por qué suena diferente con la vocal'”, señala Muñoz.

Horarios de clases

Explica que se turna con su esposa para enseñarle a su hija, pues cada seis días debe ir a trabajar. El rol de maestro empieza a las 9:00 horas y termina a las 18:00 horas, de lunes a viernes.

Ha establecido la jornada en dos periodos: de clase (9:00 a 13:00 horas) y de tareas (14:00 a 18:00 horas). En la jornada matutina reciben con su hija las clases virtuales o vía mensaje.

“He tratado de establecer la jornada como si estuviera en clase. Respetar los periodos y un pequeño recreo, a veces se desespera, pero le digo hagamos estrellitas o estiramientos”, cuenta Roberto.

Esfuerzo y docencia

Suena la alarma del celular. Lourdes apenas puede estirarse para ver la hora. Antes de la pandemia se levantaba a las 6:30, ahora debe hacerlo una hora antes para adelantar los temas que su hijo debe estudiar.

Trabaja como secretaria todo el día, en casa, por la pandemia. Durante ese tiempo también debe acompañar y enseñar a sus hijos y cuidar a su mamá. En ocasiones debe hacer almuerzo y lavar.

“La pandemia nos enseñó a buscar esos espacios para enseñar. Para que nos autoformemos y luego explicar los temas que nuestros niños no comprenden”, dice Lourdes.

Agrega que ellos deben de cumplir el rol de maestros porque guían y resuelven las dudas. Reconoce el esfuerzo de algunos docentes por instruir en clases virtuales, y sabe que a ella le corresponde controlar, reforzar el conocimiento y diciplinar a sus hijos.

De ama de casa al rol de maestra

Carmen, es ama de casa, su hijo Aron tiene 9 años. Lo califica como inteligente, extrovertido. Eso sí, dice, “es muy guapo” -sonríe-. “Se parce a su madre”, añade.

El confinamiento cambió toda su rutina. Por la mañana debe tratar de hacer el oficio de rutina: lavar y limpiar. Antes de las once de la mañana recibe la instrucción de las clases virtuales y dependiendo el tema solo supervisa a su hijo, para darle espacio e independencia.

Asegura que en las materias donde debe estar siempre es matemática e inglés. Incluso son los cursos en los que ella necesita recurrir a internet para resolver las dudas de su hijo.

“La verdad me cuesta porque hay temas que no conozco porque no soy maestra (…) la carga para mi como madre ha sido pesada, porque prácticamente hago el trabajo de un profesor y el de madre porque tengo otras obligaciones”, concluyó.

Entrevista completa:

Este Día del Maestro reconocen la misión de los docentes, pues consideran que no es fácil enseñar a un niño y mucho menos a grupos de más de 15 estudiantes y con diferentes temperamentos.

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