El infante era parte de la patrulla del Ejército que fue emboscada en El Estor, donde fueron asesinados tres soldados por supuestos colaboradores del narco.
Esta es la historia contada por el infante de marina Edwin Coy Méndez, quien está internado en el Centro Médico Militar, y habló con la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN).
Coy Méndez relató que la retención fueron momentos llenos de angustia y terror, rodeados de personas armadas.
El infante se quitó el cinto de su cintura para evitar que una señora se desangrara y luego, en un descuido de los hombres armados que los emboscaron, corrió para salvar su vida.
La misión
“Fuimos a Semuy II a realizar un patrullaje de pistas clandestinas y cultivos de marihuana. Subimos al cerro para verificar desde arriba y como no había nada, decidimos retirarnos del área y cuando llegamos abajo ya estaba la gente reunida”, contó el militar.
Eran unas 200 personas con machetes y palos, acompañados por niños de la comunidad.
El marinero explicó que llegaron hombres armados y les apuntaron con armas si mediar palabra.
Le dispararon al sargento Isaías Anleu Caal con una escopeta en la cara.
“En ese momento se nos fueron encima. A mí me quitaron el fusil tres personas. Posteriormente había una señora que tenía un disparo en la pierna derecha y me ofrecí para hacerle un torniquete”, comentó el infante.
Coy evitó que la señora se desangrara y le salvó la vida, pero la suya estaba en peligro porque los hombres le seguían apuntando con las armas.
- Te puede interesar: Jimmy Morales y Álvaro Arzú reaccionan por muerte de militares
El soldado aprovechó un descuido y corrió para salvarse. Sólo escuchaba los disparos desde la distancia y no volteó hasta estar a salvo.
“Gracias al entrenamiento que recibimos, eso me ayudo a mi y no me hirieron. Me fui a refugiar a la montaña hasta el anochecer, de allí decidí caminar a la aldea Pataxte. Caminé siete horas y media”, narró.
Plegaria a Dios
El marinero solo pensaba en su familia y le pidió a Dios que le diera fuerzas para salir de la montaña.
Pensaba en su madre, hermana, esposas y sus dos pequeños hijos de 4 y 2 años.
“La verdad que yo me puse a pensar que ya no los iba a volver a ver y le pedí a Dios que los quería ver y eso me dio fuerzas para salir de allí”, confiesa Coy Méndez.
“Sentí un gran alivio cuando me fueron a traer porque una parte de mi familia ya me estaba esperando en El Estor”, dijo el soldado, quien pese al incidente no dejará las filas del Ejército.
“Es lo que me gusta”, afirmó, y cerrando sus ojos como para olvidar la emboscada de la que resultó ileso.
“La verdad, nosotros estamos para ayudar al pueblo”, aseguró.
Texto tomado de la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN)
El infante era parte de la patrulla del Ejército que fue emboscada en El Estor, donde fueron asesinados tres soldados por supuestos colaboradores del narco.
Esta es la historia contada por el infante de marina Edwin Coy Méndez, quien está internado en el Centro Médico Militar, y habló con la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN).
Coy Méndez relató que la retención fueron momentos llenos de angustia y terror, rodeados de personas armadas.
El infante se quitó el cinto de su cintura para evitar que una señora se desangrara y luego, en un descuido de los hombres armados que los emboscaron, corrió para salvar su vida.
La misión
“Fuimos a Semuy II a realizar un patrullaje de pistas clandestinas y cultivos de marihuana. Subimos al cerro para verificar desde arriba y como no había nada, decidimos retirarnos del área y cuando llegamos abajo ya estaba la gente reunida”, contó el militar.
Eran unas 200 personas con machetes y palos, acompañados por niños de la comunidad.
El marinero explicó que llegaron hombres armados y les apuntaron con armas si mediar palabra.
Le dispararon al sargento Isaías Anleu Caal con una escopeta en la cara.
“En ese momento se nos fueron encima. A mí me quitaron el fusil tres personas. Posteriormente había una señora que tenía un disparo en la pierna derecha y me ofrecí para hacerle un torniquete”, comentó el infante.
Coy evitó que la señora se desangrara y le salvó la vida, pero la suya estaba en peligro porque los hombres le seguían apuntando con las armas.
- Te puede interesar: Jimmy Morales y Álvaro Arzú reaccionan por muerte de militares
El soldado aprovechó un descuido y corrió para salvarse. Sólo escuchaba los disparos desde la distancia y no volteó hasta estar a salvo.
“Gracias al entrenamiento que recibimos, eso me ayudo a mi y no me hirieron. Me fui a refugiar a la montaña hasta el anochecer, de allí decidí caminar a la aldea Pataxte. Caminé siete horas y media”, narró.
Plegaria a Dios
El marinero solo pensaba en su familia y le pidió a Dios que le diera fuerzas para salir de la montaña.
Pensaba en su madre, hermana, esposas y sus dos pequeños hijos de 4 y 2 años.
“La verdad que yo me puse a pensar que ya no los iba a volver a ver y le pedí a Dios que los quería ver y eso me dio fuerzas para salir de allí”, confiesa Coy Méndez.
“Sentí un gran alivio cuando me fueron a traer porque una parte de mi familia ya me estaba esperando en El Estor”, dijo el soldado, quien pese al incidente no dejará las filas del Ejército.
“Es lo que me gusta”, afirmó, y cerrando sus ojos como para olvidar la emboscada de la que resultó ileso.
“La verdad, nosotros estamos para ayudar al pueblo”, aseguró.
Texto tomado de la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN)