Si el testimonio de Salvador González, alias Eco, es cierto, la exvicepresidenta Roxana Baldetti padecía o padece de un trastorno emocional que se manifestó en su deseo desenfrenado por acumular dinero sustraído de las arcas públicas u obtenido mediante negocios turbios, mentir sin ningún remordimiento y despreciar a quienes se oponían a sus planes malévolos.
Según Eco, él fue contratado para dar apariencia de legalidad a los actos al margen de la ley realizados por Baldetti y todos sus secuaces, incluido Salvador González, quien dio vida a empresas de cartón para lavar o intentar blaquear recursos millonarios.
Los planes de la otrora mujer más poderosa del país incluían abrir empresas para lavar el dinero y no importaba en qué tipo de negocios: inmuebles, gasolineras, centros comerciales, costosas mansiones y hasta medios de comunicación, como el caso de la empresa Corporación de Noticias (casa editora de los diarios Siglo.21 y al día), de acuerdo con el colaborador eficaz.
No, no y no
González presenta en su testimonio a una mujer poderosa con ambición sin límites y capaz de negar cualquier acusación por su conducta criminal. A los ojos de la opinión pública, por declaraciones como las de Eco y por las acusaciones del Ministerio Público (MP) y de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Baldetti es una delincuente que se aprovechó del poder para saquear al Estado.
Pero según ella, su honradez es a toda prueba. Es célebre su frase “no he robado un solo centavo… lo juro por la vida de mi madre que está muerta”.
Además, en los tribunales sigue asegurando que todas las acusaciones son falsas y que durante el juicio lo demostrará.
Ella mandaba
Y para terminar el simple análisis de la personalidad de la exgobernante, según Eco, además de robar y mentir, Baldetti no aceptaba las críticas de nadie.
Un ejemplo es el siguiente: en octubre de 2014, ordenó a González, en ese entonces presidente del Consejo Editorial de Corporación de Noticias, despedir a los directores de Siglo.21 y al día por una publicación humorística que se mofó de ella.
Eco continuará hablando de su exjefa y los negocios que hizo o pretendió realizar de la mano de personas como González y de Juan Carlos Monzón, el otro colaborador eficaz que espera impaciente sentarse en la silla que ahora ocupa Eco, para seguir sumando evidencia testimonial contra la que un día confió en ellos.
Baldetti no aceptaba que nadie la criticara, menos las burlas por sus famosos dichos. (Caricatura por Pablo Piloña)
Si el testimonio de Salvador González, alias Eco, es cierto, la exvicepresidenta Roxana Baldetti padecía o padece de un trastorno emocional que se manifestó en su deseo desenfrenado por acumular dinero sustraído de las arcas públicas u obtenido mediante negocios turbios, mentir sin ningún remordimiento y despreciar a quienes se oponían a sus planes malévolos.
Según Eco, él fue contratado para dar apariencia de legalidad a los actos al margen de la ley realizados por Baldetti y todos sus secuaces, incluido Salvador González, quien dio vida a empresas de cartón para lavar o intentar blaquear recursos millonarios.
Los planes de la otrora mujer más poderosa del país incluían abrir empresas para lavar el dinero y no importaba en qué tipo de negocios: inmuebles, gasolineras, centros comerciales, costosas mansiones y hasta medios de comunicación, como el caso de la empresa Corporación de Noticias (casa editora de los diarios Siglo.21 y al día), de acuerdo con el colaborador eficaz.
No, no y no
González presenta en su testimonio a una mujer poderosa con ambición sin límites y capaz de negar cualquier acusación por su conducta criminal. A los ojos de la opinión pública, por declaraciones como las de Eco y por las acusaciones del Ministerio Público (MP) y de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Baldetti es una delincuente que se aprovechó del poder para saquear al Estado.
Pero según ella, su honradez es a toda prueba. Es célebre su frase “no he robado un solo centavo… lo juro por la vida de mi madre que está muerta”.
Además, en los tribunales sigue asegurando que todas las acusaciones son falsas y que durante el juicio lo demostrará.
Ella mandaba
Y para terminar el simple análisis de la personalidad de la exgobernante, según Eco, además de robar y mentir, Baldetti no aceptaba las críticas de nadie.
Un ejemplo es el siguiente: en octubre de 2014, ordenó a González, en ese entonces presidente del Consejo Editorial de Corporación de Noticias, despedir a los directores de Siglo.21 y al día por una publicación humorística que se mofó de ella.
Eco continuará hablando de su exjefa y los negocios que hizo o pretendió realizar de la mano de personas como González y de Juan Carlos Monzón, el otro colaborador eficaz que espera impaciente sentarse en la silla que ahora ocupa Eco, para seguir sumando evidencia testimonial contra la que un día confió en ellos.
Baldetti no aceptaba que nadie la criticara, menos las burlas por sus famosos dichos. (Caricatura por Pablo Piloña)