No hubo enfrentamientos con policías, ni linchamientos políticos. No se asesinó a ningún periodista o se mató en el nombre de Dios o Alá. No se disparó una bala. Nada de eso. Todo fue con algo tan simple como la resistencia pacífica.
Visto desde los países de primer mundo el despertar de una nación como Guatemala que pertenece a una de las regiones más violentas del mundo, esta revolución causó muchos sentimientos, la mayoría de ellos de incredulidad. A pesar de todo, no dejaron de sentir alegría y envidia, de la buena, dicen.
La crisis política suscitada en Guatemala y que condujo a la renuncia del presidente Otto Pérez y la vicepresidente Roxana Baldetti fue resuelta sin ruptura de la institucionalidad. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro destacó “el ejemplo brindado por el pueblo e instituciones del Estado de Guatemala, al haber solucionado su reciente crisis por la vía institucional y en observancia del debido proceso”.
El jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA en Guatemala, Juan Pablo Corlazzoli, también expresó que Guatemala es un ejemplo para Latinoamérica en superar crisis pacíficamente. “Guatemala es un ejemplo para América Latina y sin la más mínima duda puede tener incidencia tanto en los contextos más próximos como aquellos más lejanos”, dijo el uruguayo.
Los medios latinoamericanos también hicieron eco a lo mencionado por la OEA. El periódico El tiempo de Colombia resaltó el papel importante que las instituciones y sus representantes tuvieron para hacer frente a la crisis. “Los funcionarios valientes, en instituciones que demostraron su pertinencia, estuvieron a la altura del compromiso que adquirieron con la sociedad al asumir sus cargos y desarrollaron una labor con resultados que sacudieron a la gente, cuya indignación impulsó un desenlace dentro de los cauces constitucionales; como debe ser”.
En el editorial de El Nacional de Venezuela el llamado va para formar una clase política con valores. “Es necesario adecentar la gestión pública. Pero no basta con encarcelar corruptos, si no se combate el populismo corruptor que llega al poder por Guatemala y lo deja por Guatepeor”.
Los vecinos que sufren
Sin duda, los países que más sufren y expresan envida “de la buena” dicen, son los vecinos: México, El Salvador y Honduras cuyos gobiernos son señalados de estar en lo “mejor” del saqueo a sus arcas nacionales por parte de sus políticos, mientras que sus ciudadanos piden ayuda para erradicar la corrupción de sus clases políticas y ponerlos tras las rejas.
En Honduras Juan Orlando Hernández reconoció que el equipo de campaña que lo llevó al poder recibió unos US$94 mil producto del saqueo de US$330 millones del Seguro Social, lo que habría propiciado la muerte de unas 3 mil personas por falta de atención en cinco años. Los movimientos hondureños se inspiraron en los grupos de Guatemala como #RenunciaYa y #Justiciaya para pedir la renuncia de Hernández.
En el Salvador la historia también mancha a sus políticos que llegan al gobierno y prácticamente salen como multimillonarios. El expresidente Francisco Flores será sometido a los tribunales por recibir donaciones del gobierno de Taiwán. Este esfuerzo no parece dejar satisfechos a los salvadoreños que además de la corrupción de sus autoridades, sufren de las olas de violencia. Los salvadoreños también piden a gritos una CICIES.
Para la comunidad internacional el experimento de una Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala podría convertirse en un modelo a replicar. Honduras y El Salvador podrían ser los próximos.
Más medios internacionales desmenuzaron en sus páginas la crisis que, hasta el momento, es bien llevada por la sociedad guatemalteca al efectuar un exitoso proceso electoral y llevar a la segunda vuelta a un candidato, Jimmy Morales, que solo gastó US$250 mil dólares en cuatro meses desde la convocatoria a elecciones. Mientras que Manuel Baldizón superó el techo de US$7.5 millones y se disputa el segundo lugar con Sandra Torres por menos de 6 mil votos, en espera de un resultado final.
El editorial de El Mundo de El Salvador también destaca el papel activo de la sociedad. “La renuncia es el resultado de la lucha épica de los guatemaltecos contra la corrupción. La valentía de un pueblo para hacer valer la ley y lograr que los corruptos vayan a la cárcel. En 1993 también lograron derrocar a Jorge Serrano Elías cuando intento volverse un dictador constitucional con un autogolpe”, acotó.
La enseñanza o revolución de lo ocurrido a Guatemala llegó después de mucho tiempo. Tiempo que pareció eterno para el guatemalteco que no le quedaba otra que añorar la revolución de 1944. De ver y contemplar el avance social del vecino donde hay atisbos de humanidad y condiciones más dignas, y la pobreza no es tan cruel. De buscar en los otros la esperanza para después tirar la mirada al suelo y aceptar la decepción. Ahora todo cambió o como dicen: Esto apenas empieza.
No hubo enfrentamientos con policías, ni linchamientos políticos. No se asesinó a ningún periodista o se mató en el nombre de Dios o Alá. No se disparó una bala. Nada de eso. Todo fue con algo tan simple como la resistencia pacífica.
Visto desde los países de primer mundo el despertar de una nación como Guatemala que pertenece a una de las regiones más violentas del mundo, esta revolución causó muchos sentimientos, la mayoría de ellos de incredulidad. A pesar de todo, no dejaron de sentir alegría y envidia, de la buena, dicen.
La crisis política suscitada en Guatemala y que condujo a la renuncia del presidente Otto Pérez y la vicepresidente Roxana Baldetti fue resuelta sin ruptura de la institucionalidad. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro destacó “el ejemplo brindado por el pueblo e instituciones del Estado de Guatemala, al haber solucionado su reciente crisis por la vía institucional y en observancia del debido proceso”.
El jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA en Guatemala, Juan Pablo Corlazzoli, también expresó que Guatemala es un ejemplo para Latinoamérica en superar crisis pacíficamente. “Guatemala es un ejemplo para América Latina y sin la más mínima duda puede tener incidencia tanto en los contextos más próximos como aquellos más lejanos”, dijo el uruguayo.
Los medios latinoamericanos también hicieron eco a lo mencionado por la OEA. El periódico El tiempo de Colombia resaltó el papel importante que las instituciones y sus representantes tuvieron para hacer frente a la crisis. “Los funcionarios valientes, en instituciones que demostraron su pertinencia, estuvieron a la altura del compromiso que adquirieron con la sociedad al asumir sus cargos y desarrollaron una labor con resultados que sacudieron a la gente, cuya indignación impulsó un desenlace dentro de los cauces constitucionales; como debe ser”.
En el editorial de El Nacional de Venezuela el llamado va para formar una clase política con valores. “Es necesario adecentar la gestión pública. Pero no basta con encarcelar corruptos, si no se combate el populismo corruptor que llega al poder por Guatemala y lo deja por Guatepeor”.
Los vecinos que sufren
Sin duda, los países que más sufren y expresan envida “de la buena” dicen, son los vecinos: México, El Salvador y Honduras cuyos gobiernos son señalados de estar en lo “mejor” del saqueo a sus arcas nacionales por parte de sus políticos, mientras que sus ciudadanos piden ayuda para erradicar la corrupción de sus clases políticas y ponerlos tras las rejas.
En Honduras Juan Orlando Hernández reconoció que el equipo de campaña que lo llevó al poder recibió unos US$94 mil producto del saqueo de US$330 millones del Seguro Social, lo que habría propiciado la muerte de unas 3 mil personas por falta de atención en cinco años. Los movimientos hondureños se inspiraron en los grupos de Guatemala como #RenunciaYa y #Justiciaya para pedir la renuncia de Hernández.
En el Salvador la historia también mancha a sus políticos que llegan al gobierno y prácticamente salen como multimillonarios. El expresidente Francisco Flores será sometido a los tribunales por recibir donaciones del gobierno de Taiwán. Este esfuerzo no parece dejar satisfechos a los salvadoreños que además de la corrupción de sus autoridades, sufren de las olas de violencia. Los salvadoreños también piden a gritos una CICIES.
Para la comunidad internacional el experimento de una Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala podría convertirse en un modelo a replicar. Honduras y El Salvador podrían ser los próximos.
Más medios internacionales desmenuzaron en sus páginas la crisis que, hasta el momento, es bien llevada por la sociedad guatemalteca al efectuar un exitoso proceso electoral y llevar a la segunda vuelta a un candidato, Jimmy Morales, que solo gastó US$250 mil dólares en cuatro meses desde la convocatoria a elecciones. Mientras que Manuel Baldizón superó el techo de US$7.5 millones y se disputa el segundo lugar con Sandra Torres por menos de 6 mil votos, en espera de un resultado final.
El editorial de El Mundo de El Salvador también destaca el papel activo de la sociedad. “La renuncia es el resultado de la lucha épica de los guatemaltecos contra la corrupción. La valentía de un pueblo para hacer valer la ley y lograr que los corruptos vayan a la cárcel. En 1993 también lograron derrocar a Jorge Serrano Elías cuando intento volverse un dictador constitucional con un autogolpe”, acotó.
La enseñanza o revolución de lo ocurrido a Guatemala llegó después de mucho tiempo. Tiempo que pareció eterno para el guatemalteco que no le quedaba otra que añorar la revolución de 1944. De ver y contemplar el avance social del vecino donde hay atisbos de humanidad y condiciones más dignas, y la pobreza no es tan cruel. De buscar en los otros la esperanza para después tirar la mirada al suelo y aceptar la decepción. Ahora todo cambió o como dicen: Esto apenas empieza.