La ponencia de Guatemala durante la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue para solicitar el pleno y explícito reconocimiento del istmo centroamericano como una región vulnerable que sufre una carga anormal y desproporcionada de los efectos del cambio climático.
La propuesta incluye solicitar respetuosamente “pero con firme convicción” que se reconozca el área como un lugar en donde hay una carga anormal y desproporcionada de los efectos del cambio climático, declaró el vicepresidente Juan Alfonso Fuentes, reportó la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN).
“Abogamos por que el pacto adopte un marco de transparencia y eficiencia que permita lograr la sostenibilidad en el flujo financiero para el clima”, añadió el vicepresidente, quien comentó que Guatemala tiene una meta para 2030 “no condicionada de reducción del 11,2 por ciento de emisiones y otra más ambiciosa del 22,6 condicionada a un mayor apoyo técnico y financiero”.
El nuevo acuerdo deberá tener una visión a largo plazo y “aumentar la resiliencia y la adaptabilidad”, así como incluir mecanismos de apoyo a los países más vulnerables en vías de desarrollo, indica el reporte de la AGN.
La ponencia de Guatemala durante la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue para solicitar el pleno y explícito reconocimiento del istmo centroamericano como una región vulnerable que sufre una carga anormal y desproporcionada de los efectos del cambio climático.
La propuesta incluye solicitar respetuosamente “pero con firme convicción” que se reconozca el área como un lugar en donde hay una carga anormal y desproporcionada de los efectos del cambio climático, declaró el vicepresidente Juan Alfonso Fuentes, reportó la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN).
“Abogamos por que el pacto adopte un marco de transparencia y eficiencia que permita lograr la sostenibilidad en el flujo financiero para el clima”, añadió el vicepresidente, quien comentó que Guatemala tiene una meta para 2030 “no condicionada de reducción del 11,2 por ciento de emisiones y otra más ambiciosa del 22,6 condicionada a un mayor apoyo técnico y financiero”.
El nuevo acuerdo deberá tener una visión a largo plazo y “aumentar la resiliencia y la adaptabilidad”, así como incluir mecanismos de apoyo a los países más vulnerables en vías de desarrollo, indica el reporte de la AGN.