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Volver al futuro… con plástico

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Alicia Utrera
27 de marzo, 2025

Convertir residuos en valor ya no es un ideal futurista. Hoy, la pirólisis — tecnología de descomposición térmica sin oxígeno— convierte desechos plásticos no reciclables en combustibles, gas y carbón. Su retorno financiero ha captado el interés empresarial. La apuesta es ecológica y rentable.

Por qué importa. Su atractivo radica en la capacidad de generar productos de valor con una tasa de retorno alta. Estudios indican que plantas de 40 000 toneladas anuales pueden alcanzar hasta el 20 %.

  • En sistemas móviles, la cifra asciende a 39 %, con un valor actual neto superior a USD 2M.
  • En Guatemala, una planta con capacidad de 12 toneladas diarias ya registra un retorno de inversión del 12 % y un payback de siete años.
  • “Invertimos en infraestructura, sí, pero tenemos resultados positivos. Transformamos residuos en petróleo pirolítico que se reintegra en la cadena de valor”, afirma María Fernanda Calvo, gerente bioambiental de Biotrash.

Cómo funciona. Más que un proceso técnico, es una estrategia de economía circular empresarial. El valor no está solo en el producto, sino en cerrar el ciclo de recursos.

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  • La circularidad se vuelve tangible cuando el desecho, que antes significaba costo, ahora representa utilidad. Redefine la relación entre residuos y rentabilidad ya que integra subproductos directamente en procesos eficientes.
  • “Convierte los sobrantes sin salida en activos industriales. Disminuye la dependencia de materias primas vírgenes y reduce costos a largo plazo”, explica José Rivas, ingeniero químico.
  • En paralelo, las compañías ahorran en disposición de excedentes y reducen su huella de carbono hasta en 70 %.

Ecos regionales.  La implementación no ha sido exclusiva de grandes mercados. En Latinoamérica, empresas como Esenttia (Colombia) procesan cientos de toneladas al año y se proyectan a más de 8000 para 2025.

  • En México, Petgas produce 1350L de combustible por 1.5 toneladas semanales de plástico.
  • Estas soluciones ya no se ven como apuestas experimentales, sino como modelos de negocio replicables. Han atraído inversiones privadas, asociaciones con recicladores y respaldo institucional.
  • Se ha instalado en estas regiones como una herramienta para dinamizar economías locales desde los residuos.

En conclusión.  Detrás de cada reactor de pirólisis hay inversión, pruebas y fallos corregidos. Pero también visión.

  • “En la sostenibilidad, el éxito no se mide solo en utilidades. Lo medimos en impactos reducidos y recursos recuperados”, sostiene Calvo.
  • La clave está en escalar con control. La temperatura, la presión y la velocidad del proceso definen el rendimiento.
  • “Al controlar las variables, el mecanismo se vuelve eficiente y económico, ideal para reproducirse en la industria”, concluye. 
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Alicia Utrera
27 de marzo, 2025

Convertir residuos en valor ya no es un ideal futurista. Hoy, la pirólisis — tecnología de descomposición térmica sin oxígeno— convierte desechos plásticos no reciclables en combustibles, gas y carbón. Su retorno financiero ha captado el interés empresarial. La apuesta es ecológica y rentable.

Por qué importa. Su atractivo radica en la capacidad de generar productos de valor con una tasa de retorno alta. Estudios indican que plantas de 40 000 toneladas anuales pueden alcanzar hasta el 20 %.

  • En sistemas móviles, la cifra asciende a 39 %, con un valor actual neto superior a USD 2M.
  • En Guatemala, una planta con capacidad de 12 toneladas diarias ya registra un retorno de inversión del 12 % y un payback de siete años.
  • “Invertimos en infraestructura, sí, pero tenemos resultados positivos. Transformamos residuos en petróleo pirolítico que se reintegra en la cadena de valor”, afirma María Fernanda Calvo, gerente bioambiental de Biotrash.

Cómo funciona. Más que un proceso técnico, es una estrategia de economía circular empresarial. El valor no está solo en el producto, sino en cerrar el ciclo de recursos.

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  • La circularidad se vuelve tangible cuando el desecho, que antes significaba costo, ahora representa utilidad. Redefine la relación entre residuos y rentabilidad ya que integra subproductos directamente en procesos eficientes.
  • “Convierte los sobrantes sin salida en activos industriales. Disminuye la dependencia de materias primas vírgenes y reduce costos a largo plazo”, explica José Rivas, ingeniero químico.
  • En paralelo, las compañías ahorran en disposición de excedentes y reducen su huella de carbono hasta en 70 %.

Ecos regionales.  La implementación no ha sido exclusiva de grandes mercados. En Latinoamérica, empresas como Esenttia (Colombia) procesan cientos de toneladas al año y se proyectan a más de 8000 para 2025.

  • En México, Petgas produce 1350L de combustible por 1.5 toneladas semanales de plástico.
  • Estas soluciones ya no se ven como apuestas experimentales, sino como modelos de negocio replicables. Han atraído inversiones privadas, asociaciones con recicladores y respaldo institucional.
  • Se ha instalado en estas regiones como una herramienta para dinamizar economías locales desde los residuos.

En conclusión.  Detrás de cada reactor de pirólisis hay inversión, pruebas y fallos corregidos. Pero también visión.

  • “En la sostenibilidad, el éxito no se mide solo en utilidades. Lo medimos en impactos reducidos y recursos recuperados”, sostiene Calvo.
  • La clave está en escalar con control. La temperatura, la presión y la velocidad del proceso definen el rendimiento.
  • “Al controlar las variables, el mecanismo se vuelve eficiente y económico, ideal para reproducirse en la industria”, concluye. 

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