Si miramos la atracción de IED como una partida de póker, la reinversión de utilidades fue esa especie de carta guardada que salva el juego a última hora. El año pasado fue a contracorriente, no hubo muchos naipes ganadores en el mazo. En todas las zonas cayeron las inversiones.
En perspectiva. En 2023, ingresaron USD 184 304M. Una cifra 9.9 % menor en comparación interanual. La participación de la región en el total mundial de flujos (14) fue mayor al porcentaje promedio de la década de 2010 (11). La caída se analiza desde diversas dimensiones.
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“Pese a un panorama heterogéneo de crecimiento en el comportamiento, está influido por la caída de México (–23 %) y Brasil (–14)”, explica Marco Llinás, director de División Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL.
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Se suma un contexto de persistentes conflictos geopolíticos y elevadas tasas de interés. Se observó en la disminución de los ingresos procedentes de los principales inversionistas: EE. UU. (–6 %) y China (–14).
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Finalmente, el factor de los componentes. Los aportes de capital y préstamos entre empresas se redujeron: –22 y –36 %, cada uno. Únicamente aumentó la reinversión de utilidades (+16), con una cifra histórica de USD 26 639M.
Entre líneas. La reinversión de utilidades pasó a tener la mayor participación en las entradas, por encima del 59 %. “Su evolución ascendente tiene sentido, dado el creciente cúmulo de IED”, señala Llinás.
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En consecuencia, la tendencia se interpreta como una primera fase de nearshoring. Aunque sea buena señal, la región no debería depender en exceso de ello. Una segunda etapa tendría que verse en inversión nueva, que se redujo 7 % en el número de anuncios.
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Otra característica es la concentración en zonas geográficas e industrias (energías renovables, metales, telecomunicaciones, autos y autopartes). La formación de polos de desarrollo fuera de los núcleos tradicionales puede ayudar a evitar una excesiva centralización.
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El objetivo también es agregar más valor a los productos. Diversificar y escalar hacia sectores con mano de obra más calificada. Asimismo, incrementar los derrames tecnológicos y encadenamientos que se deriven de las inversiones.
Visto y no visto. Guatemala no es ajena a la situación. Si bien aumentó 8 % (USD 1 522M) y superó el promedio de la última década, fue producto de la reinversión. Significó más del 97 %.
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En cuanto a sectores, lideró la manufactura, con un incremento del 75 %. La industria de servicios (77) experimentó una ligera disminución. En cambio, con una caída del 55, los recursos naturales representaron solo un 3.
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Se anunciaron 11 proyectos (2023) por USD 480M. Las renovables destacaron (USD 180M) en un programa solar fotovoltaico. “El país debe aprovechar las oportunidades ofrecidas por la transición. Su ubicación favorece la inserción en la reestructuración de cadenas de valor”, explica José Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de CEPAL.
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Añade que se deben ejecutar políticas de desarrollo productivo. Esto incluye tecnología, agencias de innovación, sistemas de educación y capacitación, promoción de iniciativas clúster y redes institucionales para generar un ambiente propicio a la diversificación y sofisticación productiva.
Sí, pero. Si se considera la heterogeneidad dentro de cada país, la incógnita es ¿cómo lograr que la IED no llegue solo a lugares de mayor nivel de capacidades y nivel de complejidad económica? El objetivo es una mejor distribución a nivel subnacional.
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Llanés destaca que es importante un enfoque territorial a los esfuerzos en materia de desarrollo productivo. Las estrategias deben ir en esa línea: apoyo a gobiernos subnacionales (municipales) e identificar y desplegar instrumentos diferenciados según la fase de inversión.
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Las iniciativas de clúster son una forma de organizar los esfuerzos de atracción de inversión y desarrollo productivo.
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“La IED es más que un componente importante de la inversión total. Es un canal para la transferencia de tecnología, para que el país se integre y ascienda a cadenas globales de valor para la diversificación económica”, agrega Salazar-Xirinachs.
En conclusión. Para aumentar los efectos positivos de la IED es necesaria infraestructura, capital humano, capacidades en ciencia, tecnología, innovación, y elementos institucionales. Esas capacidades de absorción no son un destino inamovible. Se pueden construir a partir del trabajo en materia de políticas de desarrollo productivo y articulando esfuerzos para atraer más y mejores inversiones.
Si miramos la atracción de IED como una partida de póker, la reinversión de utilidades fue esa especie de carta guardada que salva el juego a última hora. El año pasado fue a contracorriente, no hubo muchos naipes ganadores en el mazo. En todas las zonas cayeron las inversiones.
En perspectiva. En 2023, ingresaron USD 184 304M. Una cifra 9.9 % menor en comparación interanual. La participación de la región en el total mundial de flujos (14) fue mayor al porcentaje promedio de la década de 2010 (11). La caída se analiza desde diversas dimensiones.
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“Pese a un panorama heterogéneo de crecimiento en el comportamiento, está influido por la caída de México (–23 %) y Brasil (–14)”, explica Marco Llinás, director de División Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL.
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Se suma un contexto de persistentes conflictos geopolíticos y elevadas tasas de interés. Se observó en la disminución de los ingresos procedentes de los principales inversionistas: EE. UU. (–6 %) y China (–14).
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Finalmente, el factor de los componentes. Los aportes de capital y préstamos entre empresas se redujeron: –22 y –36 %, cada uno. Únicamente aumentó la reinversión de utilidades (+16), con una cifra histórica de USD 26 639M.
Entre líneas. La reinversión de utilidades pasó a tener la mayor participación en las entradas, por encima del 59 %. “Su evolución ascendente tiene sentido, dado el creciente cúmulo de IED”, señala Llinás.
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En consecuencia, la tendencia se interpreta como una primera fase de nearshoring. Aunque sea buena señal, la región no debería depender en exceso de ello. Una segunda etapa tendría que verse en inversión nueva, que se redujo 7 % en el número de anuncios.
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Otra característica es la concentración en zonas geográficas e industrias (energías renovables, metales, telecomunicaciones, autos y autopartes). La formación de polos de desarrollo fuera de los núcleos tradicionales puede ayudar a evitar una excesiva centralización.
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El objetivo también es agregar más valor a los productos. Diversificar y escalar hacia sectores con mano de obra más calificada. Asimismo, incrementar los derrames tecnológicos y encadenamientos que se deriven de las inversiones.
Visto y no visto. Guatemala no es ajena a la situación. Si bien aumentó 8 % (USD 1 522M) y superó el promedio de la última década, fue producto de la reinversión. Significó más del 97 %.
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En cuanto a sectores, lideró la manufactura, con un incremento del 75 %. La industria de servicios (77) experimentó una ligera disminución. En cambio, con una caída del 55, los recursos naturales representaron solo un 3.
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Se anunciaron 11 proyectos (2023) por USD 480M. Las renovables destacaron (USD 180M) en un programa solar fotovoltaico. “El país debe aprovechar las oportunidades ofrecidas por la transición. Su ubicación favorece la inserción en la reestructuración de cadenas de valor”, explica José Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de CEPAL.
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Añade que se deben ejecutar políticas de desarrollo productivo. Esto incluye tecnología, agencias de innovación, sistemas de educación y capacitación, promoción de iniciativas clúster y redes institucionales para generar un ambiente propicio a la diversificación y sofisticación productiva.
Sí, pero. Si se considera la heterogeneidad dentro de cada país, la incógnita es ¿cómo lograr que la IED no llegue solo a lugares de mayor nivel de capacidades y nivel de complejidad económica? El objetivo es una mejor distribución a nivel subnacional.
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Llanés destaca que es importante un enfoque territorial a los esfuerzos en materia de desarrollo productivo. Las estrategias deben ir en esa línea: apoyo a gobiernos subnacionales (municipales) e identificar y desplegar instrumentos diferenciados según la fase de inversión.
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Las iniciativas de clúster son una forma de organizar los esfuerzos de atracción de inversión y desarrollo productivo.
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“La IED es más que un componente importante de la inversión total. Es un canal para la transferencia de tecnología, para que el país se integre y ascienda a cadenas globales de valor para la diversificación económica”, agrega Salazar-Xirinachs.
En conclusión. Para aumentar los efectos positivos de la IED es necesaria infraestructura, capital humano, capacidades en ciencia, tecnología, innovación, y elementos institucionales. Esas capacidades de absorción no son un destino inamovible. Se pueden construir a partir del trabajo en materia de políticas de desarrollo productivo y articulando esfuerzos para atraer más y mejores inversiones.