La recuperación del mercado laboral en Latinoamérica y el Caribe está teniendo un impacto particularmente visible en el empleo femenino. Así lo muestra el Panorama Laboral 2025 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que documenta un comportamiento más dinámico de los indicadores de las mujeres durante la etapa pospandemia.
En el primer semestre de 2025, la tasa de participación laboral femenina se ubicó cerca del 53 %, mientras que la masculina alcanzó el 75. En términos de ocupación, las mujeres registraron una tasa de 49 %, frente a 71 en los hombres. Si bien los niveles siguen siendo distintos, la evolución reciente muestra que el ajuste favorable del mercado laboral ha beneficiado a la población femenina.
Entre el primer semestre de 2024 y el mismo periodo de 2025, la participación laboral se mantuvo estable para ambos sexos. La diferencia se observó en la ocupación: mientras la masculina no mostró variaciones relevantes, la femenina aumentó ligeramente, en menos de un punto porcentual. Este movimiento fue suficiente para que la tasa de desocupación femenina se redujera cerca de un punto, situándose en 7 %.
La OIT destaca que este mejor desempeño reciente se inscribe en una tendencia de mediano plazo. Desde 2022, las mujeres han mostrado una subida sostenida tanto en participación como en ocupación, acompañado de una reducción de la desocupación. En comparación con 2012, las tasas femeninas de participación y ocupación en 2025 son aproximadamente dos puntos porcentuales más altas, mientras que la desocupación es un punto inferior.
Este dinamismo también explica una parte relevante de la expansión del empleo regional. Del aumento de un punto porcentual en la tasa de ocupación promedio entre 2019 y 2025, 1.4 puntos corresponden al incremento del empleo femenino, frente a 0.7 puntos en el caso de los hombres. En términos agregados, la recuperación del empleo ha estado apoyada de manera creciente en la incorporación de mujeres al mercado laboral.
No obstante, el estudio subraya que los resultados laborales siguen fuertemente condicionados por el nivel educativo y estructura del empleo. En los grupos de menor escolaridad, la participación femenina es considerablemente más baja, mientras que incluso entre personas con estudios medios y altos persisten diferencias en las tasas de ocupación.
Esto sugiere que la mejora reciente responde más al ciclo económico y a la recomposición sectorial que a cambios profundos en la estructura del mercado de trabajo.
En materia de informalidad, la tasa femenina se ubicó en 46.3 % en el primer semestre de 2025. Sin embargo, entre las trabajadoras independientes, la informalidad alcanza niveles cercanos al 78 %, lo que confirma que una parte importante del empleo femenino sigue concentrándose en modalidades de menor estabilidad.
En conjunto, los datos muestran que la recuperación económica está impulsando el empleo femenino. El objetivo será sostener este dinamismo en un contexto de crecimiento moderado, con un mercado laboral que, aunque más activo, mantiene rasgos estructurales que condicionan calidad y tipo de inserción laboral.
La recuperación del mercado laboral en Latinoamérica y el Caribe está teniendo un impacto particularmente visible en el empleo femenino. Así lo muestra el Panorama Laboral 2025 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que documenta un comportamiento más dinámico de los indicadores de las mujeres durante la etapa pospandemia.
En el primer semestre de 2025, la tasa de participación laboral femenina se ubicó cerca del 53 %, mientras que la masculina alcanzó el 75. En términos de ocupación, las mujeres registraron una tasa de 49 %, frente a 71 en los hombres. Si bien los niveles siguen siendo distintos, la evolución reciente muestra que el ajuste favorable del mercado laboral ha beneficiado a la población femenina.
Entre el primer semestre de 2024 y el mismo periodo de 2025, la participación laboral se mantuvo estable para ambos sexos. La diferencia se observó en la ocupación: mientras la masculina no mostró variaciones relevantes, la femenina aumentó ligeramente, en menos de un punto porcentual. Este movimiento fue suficiente para que la tasa de desocupación femenina se redujera cerca de un punto, situándose en 7 %.
La OIT destaca que este mejor desempeño reciente se inscribe en una tendencia de mediano plazo. Desde 2022, las mujeres han mostrado una subida sostenida tanto en participación como en ocupación, acompañado de una reducción de la desocupación. En comparación con 2012, las tasas femeninas de participación y ocupación en 2025 son aproximadamente dos puntos porcentuales más altas, mientras que la desocupación es un punto inferior.
Este dinamismo también explica una parte relevante de la expansión del empleo regional. Del aumento de un punto porcentual en la tasa de ocupación promedio entre 2019 y 2025, 1.4 puntos corresponden al incremento del empleo femenino, frente a 0.7 puntos en el caso de los hombres. En términos agregados, la recuperación del empleo ha estado apoyada de manera creciente en la incorporación de mujeres al mercado laboral.
No obstante, el estudio subraya que los resultados laborales siguen fuertemente condicionados por el nivel educativo y estructura del empleo. En los grupos de menor escolaridad, la participación femenina es considerablemente más baja, mientras que incluso entre personas con estudios medios y altos persisten diferencias en las tasas de ocupación.
Esto sugiere que la mejora reciente responde más al ciclo económico y a la recomposición sectorial que a cambios profundos en la estructura del mercado de trabajo.
En materia de informalidad, la tasa femenina se ubicó en 46.3 % en el primer semestre de 2025. Sin embargo, entre las trabajadoras independientes, la informalidad alcanza niveles cercanos al 78 %, lo que confirma que una parte importante del empleo femenino sigue concentrándose en modalidades de menor estabilidad.
En conjunto, los datos muestran que la recuperación económica está impulsando el empleo femenino. El objetivo será sostener este dinamismo en un contexto de crecimiento moderado, con un mercado laboral que, aunque más activo, mantiene rasgos estructurales que condicionan calidad y tipo de inserción laboral.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: